La dinámica más importante en la conversión de una ciudad no es su movilidad, como piensan muchas personas, incluso empresas y entes administrativos. La dinámica más importante en una ciudad es su arquitectura y cómo esta se vincula al entorno más cercano. Es por ello que el diseño de rascacielos residenciales se convierte en un elemento recurrente en todas las ciudades.
¿Por qué? Pues porque el aprovechamiento del espacio en vertical nos permite un mejor aprovechamiento urbano en horizontal. Permite además una mejor distribución de los recursos humanos y energéticos, al poder aprovechar mejor los transportes zonales. Sin embargo, esto no implica renunciar al diseño, y no siempre las figuras de estos edificios responden al mejor aprovechamiento volumétrico.
El estudio de arquitectura BIG, conocido en estas páginas digitales por los amantes de la arquitectura, es famoso por romper las reglas impuestas. También por implantar imágenes icónicas capaces de hacernos disfrutar de la arquitectura más atrevida. Un claro ejemplo de su trabajo posee ADN español, dado que el arquitecto Agustín Pérez Torres, que estudió en Madrid su carrera, intervino directamente en su diseño y ejecución.
El edificio se llama Vancouver House. Se encuentra en la ciudad de Canadá con el mismo nombre, y, a primera vista, ya podemos apreciar porqué se ha convertido en todo un ícono. El rascacielos empezó su construcción en 2016 y finalizó en el año 2020. Alcanza los 155 metros de altura y alberga 52 plantas habitables. Su estructura se ejecutó en hormigón armado, con una envolvente que permite el disfrute del exterior gracias a sus terrazas abiertas.
Como principal hito tenemos que indicar que el solar del que emerge el complejo posee en su trazado una autopista elevada, que interrumpe parte del edificio, segmentándolo sin piedad. Sin embargo, este hecho fue aprovechado por los arquitectos para repercutir en una idea geométrica concreta: el triángulo. Y es que separaron la construcción en distintos bloques adaptándolos a distintas ubicaciones entre los viales.
Así, un primer entramado de edificios, alcanzan las ocho plantas sobre rasante. Se coronan con cubiertas ajardinadas, para disfrute de sus usuarios y de la ciudad, que adquiere una nueva zona ecológica. No obstante, el mismo triángulo se transforma en la base del rascacielos. A medida que aumenta en altura, va ganando sección, albergando más metros cuadrados de superficie y transformando su planta en rectangular… ¿no es hermoso?
Su forma de cuña posee una inquietante virtud. Depende del lugar donde te ubiques, te puede dar la sensación de inestabilidad estructural, o de desafío de la ley de gravedad, al parecer que todo su peso superior no puede (o debe) ser soportado por su menguada base, obviamente, se trata de un truco óptico, que genera tranquilidad cuando el visitante se acerca, o rodea el edificio.
Esta forma también responde a una necesidad: la de retirarse del puente Granville en su base, y, además, evitar crear un exceso de sombra sobre un parque del barrio, lo que se llama un tres en uno de toda la vida. El complejo posee 60.000 metros cuadrados de superficie con plantas de aparcamientos, gimnasio, guardería, conserjería 24 horas, biblioteca, sala multimedia. Y lo más importante: una piscina al aire libre.
Pero la piscina merece un punto y aparte, se ubica en la última planta del podio, debajo de la cubierta. Allí, un gran orificio permite la vista de la piscina en su interior, resguardando a ésta de parte de las inclemencias atmosféricas (como el viento), y permitiendo disfrutar de sus ventajas. Las distintas configuraciones de los balcones, según su fachada, permiten que este rascacielos de Vancouver mantenga intereses estéticos distintos.
La torre recibió el premio al mejor edificio alto en 2021. Se ha convertido en modelo de proyectos urbanos de gran eficacia energética, al ser el primer edificio de Vancouver en obtener el certificado LEED Platinum. Gracias a la implantación de medidas arquitectónicas y de ingeniería que ahorran consumo energético y protegen al medio ambiente.
Además, el complejo posee una gran zona comercial en el podio que ejerce de atracción no sólo a los usuarios de sus 502 residencias, también a un barrio que ha encontrado un nuevo espacio para espectáculos y eventos culturales. La implantación del rascacielos ha remodelado la zona y generado nuevos espacios urbanos… ¡Nada más que añadir, señoría!
Bueno… algo más, por si tienes curiosidad. Puedes encontrar viviendas dentro del rascacielos por la generosa cuantía de 675.000 euros para un espacio de dos dormitorios con dos baños, haciendo esquina con terraza y en la planta 37. O subir un poco a la planta 47 y encontrar una residencia de 3 dormitorios y 4 baños por la cómoda cantidad de 5,4 millones de euros. Para elegir colores y para pasarlo bien, Vancouver House.
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