La mansión favorita de Justin Bieber y Adele
A los cantantes les une que triunfan en la música, hablan en inglés... y tienen el mismo buen gusto para elegir alojamiento en Sídney.
Justin Bieber y Adele triunfan en la música y hablan en inglés… pero aparentemente no tienen nada más en común. Eso pensaba yo hasta que llegaron a Sídney. Y es que además de deleitar con sus voces a 70.000 y 100.000 seguidores respectivamente en sendos conciertos celebrados en el que fuera estadio olímpico en el año 2000, los dos cantantes se alojaron en la misma y carísima mansión durante su estancia en la capital australiana.
Supongo que, al igual que yo, pensarás que las estrellas de Hollywood y de la música no son backpackers que se alojan en hostales. Siempre hemos pensado que se alojan en hoteles de super lujo y reservan plantas enteras para ellos y para todo su séquito, como hizo Angelina Jolie cuando rodó Unbroken. Pero claro, cuando he sabido dónde se han alojado Justin Bieber y Adele durante su tour australiano en Sídney, es directamente… ¡otro nivel!
La mansión cuenta con tres plantas y tiene una decoración minimalista, muy exquisita, con cocina de mármol, 5 amplias habitaciones con sus respectivos baños completos y vestidores, puertas altas de madera maciza hechas a medida, balcones con vistas al mar, garaje para 8 coches y jardines de piedra arenisca, está en venta por alrededor de 20 millones de dólares australianos. Si tienes ese dinero y no te hace falta para nada más, la casa probablemente sea tuya. Está situada en una zona bien acomodada, en la playa de Balmoral, zona de Mosman.
Para los que tengan niños y hayan visto la película ‘Buscando a Nemo’, son las vistas que se ven desde la consulta del dentista casi al final de la película. Vistas de la city, Sydney Harboury al océano que son simplemente impresionantes. Ambos cantantes, aunque no coincidieron, ya que Adele tuvo que salir rumbo a Melbourne cuando el canadiense aterrizó en la ciudad de la Ópera House, decidieron alquilar esta casa durante su tour por Australia, pensarían que pasarían más desapercibidos y su anonimato quedaría preservado, pero nada más lejos de la realidad.
Sin embargo, para el vecindario no fue muy agradable tener al canadiense alojado allí por unos días. El joven cantante se aseguró de extremar la seguridad. Construyeron unos muros en los alrededores para favorecer la privacidad y había muchísimos coches de su seguridad aparcados en las calles adyacentes, causando muchos inconvenientes a los residentes de la zona. Sin olvidar que una constante multitud de fans adolescentes se agolpaban día y noche en la puerta esperando con ilusión ver, en algún momento, a su cantante favorito. *Fotos de la mansión: Raine & Horne.