Si pensamos que el ocio tiene mucho que ver con el turismo de masas, erramos. El ocio tiene que ver con el divertimento constante que necesitamos los seres humanos. Es nuestra forma de vincularnos a la parte más alegre, de echar fuera de nuestro cuerpo las amargas vicisitudes de la existencia, o de celebrar con algarabía nuestros mayores éxitos. El ocio es a la humanidad, como el astro Sol a la Tierra, sin él, no hay futuro.
En 2020 se inauguró en Murcia un espectacular centro de ocio que ha dado, y dará, mucho que hablar en los próximos años, por diversos motivos. El primero, su vinculación al rejuvenecimiento de la capital murciana, el segundo, por su apuesta de altura hacia un turismo de nivel y, por último, por su arquitectura de vanguardia, que ha creado uno de los íconos más potentes del Mediterráneo.
Los promotores Grupo Orenes señalan que el nombre del complejo rinde tributo a La Odisea, el libro que narra el singular viaje de Odiseo, o Ulises, después de luchar en la Guerra de Troya, hasta retornar a su hogar. Durante este viaje Odiseo se encuentra con varios enemigos a los que debe batir. Una maravilla literaria del siglo VIII a. C. que ahora ha fomentado la versión más moderna de un viaje lleno de aventuras.
La portada del inmueble nos presenta una elevada estructura que sostiene el enorme cartel con el nombre del centro, a 30 metros de altura. Lo más increíble de este monolito es que se peralta a base de elementos tubulares que “disfrazan” su estructura, estimulando la sensación de flotabilidad. Sus tubos de metal, de distintos colores y dimensiones, suben y bajan cual estalactitas y estalagmitas.
Bajo el monolito de 360 grados, encontramos 15.500 metros cuadrados construidos bajo las directrices de Clavel Arquitectos, quienes han introducido en él dos restaurantes, una discoteca, una sala de espectáculos, un casino y un sports bar. A ellas hay que sumar dos plantas de aparcamientos bajo rasante y una piscina, imprescindible en cualquier centro de ocio.
El estudio de arquitectura nos cuenta que uno de sus principales objetivos fue provocar al usuario con los sonidos del agua, los reflejos, o las texturas de cada parte del inmueble. Además han dotado de significado psicológico la visita, provocando curiosidad, asombro, expectación, sorpresa, etc. Todo ello a través de la variedad de formas y dimensiones de los materiales que diseminan los espacios.
Las obras de construcción comenzaron en 2017, y finalizaron el año pasado. El equipo encargado de la obra fue la contrata Tecopsa S.A., quienes indican en su web que la estructura del edificio se ejecutó con hormigón armado, forjados reticulares, y forjados postesados con un núcleo central de muros de hormigón visto entablillado. Además, cuentan que los perfiles de acero tubulares alcanzaron los 50 metros de altura, desde la base hasta la cima del inmueble.
Otra empresa importantísima para la ejecución del complejo nos cuenta un secreto: la piscina que se ubica en la parte alta del edificio no estaba proyectada en un principio. La empresa responsable de la estructura, Qube Ingeniería, explican que para su construcción tuvo que ejecutarse un gran «ovni o platillo volante», apoyado en los núcleos centrales, que no sólo sirve de transmisor de esfuerzos, sino también aloja las instalaciones de la piscina y la zona de ocio.
La piscina se ha convertido en el astro rey del complejo, no sólo por su ubicación, sino también por sus dimensiones: 42 metros de longitud, apoyada únicamente en su centro. Esto da como resultado dos enormes voladizos de 21 metros. Ni Odiseo se atrevió a tanto. Además, el vaso de la piscina es de hormigón armado, con lo que esto añade de peso. Te preguntarás: «¿Cómo lo consiguieron?» Pues utilizando hormigón pretensado, que provoca un aumento considerable de resistencia en estos elementos estructurales.
También posee elementos acristalados que permiten disfrutar de las vistas laterales e inferiores. Todo esto convierte el agradable baño en toda una experiencia. La terraza, que es seccionada en dos por la piscina, parece un espacio digno de descubrir y pasar unas agradables horas.
En la planta dos encontramos otra gran terraza con un restaurante dirigido por el chef Nazario Cano, con una estrella Michelín, y cuya cocina gira en torno a tres menús: Ares, Ulises y La Odisea. Eso sí, todos elaborados a partir de productos de la huerta murciana.
El interior del edificio ha sido diseñado con parámetros únicos, pero realzando el contexto en el que está inmerso. Los elementos de Odiseo reflejan los valores del Mediterráneo y la mitología griega, utilizando la madera, los tonos dorados, terciopelos y cerámicas artesanales. Además, la iluminación, cálida, está orientada en la misma dirección. Por cierto, la iluminación y las fachadas fueron responsabilidad de la empresa Sistemas TM.
Para finalizar dos apuntes. El primero: la arquitectura se funde también con elementos naturales, como fuentes de distintos tipos, abundante vegetación, una generosa ventilación natural, elementos que ayudan a paliar los efectos de las horas más calurosas, así como a generar un clima óptimo. Y, el segundo, la mascota del centro, Lucky, es un enorme conejo blanquinegro que representa el nombre con el que se bautizó la península ibérica: Hispania, tierra de conejos.
*Fotografías cortesía de David Frutos.
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