Debemos reflexionar siempre sobre cómo queremos vivir y qué estela dejaremos en nuestro devenir. Y no, no se trata de ponernos excesivamente profundos, ni arcaicamente inestables. Se trata de tener siempre en la mira un amplio abanico de experiencias enriquecedoras, para hoy y para mañana. Y sí, la arquitectura también trata de eso: de la estrecha relación que existe entre vivir el día a día y dejar un espacio habitable al mañana.
Así que no nos puede extrañar que las ideas salten océanos, crucen continentes y reproduzcan hazañas en distintos lugares del Orbe. Siempre proveyéndonos a distintas formas de entender la vida, de espacios similares en tiempos acordes. Viajamos esta semana a la ciudad de Brisbane, la tercera más populosa de Australia, continente en el que hemos estado, pero sobre todo en Melbourne y Sidney, sus primeras dos poderosas urbes.
Toca admirar algo de la moderna arquitectura de Brisbane, la ciudad hermana, con una población de más de dos millones de personas y que luce desde finales del pasado año una torre llamada Upper House. Esta bebe de la inspiración de sus arquitectos, la empresa australiana Koichi Takada Architects, quienes le han dado un toque muy especial. El rascacielos se vincula con una planta autóctona: la higuera australiana.
Pues sí, ni cortos ni perezosos los diseñadores unieron el futuro de este rascacielos con la Moreton Bay, planta originaria de la zona. El inmueble se ubica cerca de la selva tropical Daintree y aún más cerca del distrito cultural de Southbank. Por eso ha fusionado también a este binomio el arte, un arte enraizado con el pasado cultural del continente, y, obviamente, con su futuro.
Upper House se ubica frente al río Brisbane, y ha sido financiado por la empresa Aria Property Group para ofrecer un estilo de vida acorde a las necesidades actuales, por ello la torre posee 188 apartamentos de alto standing, que se elevan hasta en treinta y tres plantas, además, comprometido con el medio ambiente, dado que posee más de 3.500 especies vegetales y un espacio comunitario de 1.074 metros cuadrados en la cubierta.
La fachada se divide en tres balconadas independientes que van configurando su frente al capricho de tres serpenteantes raíces de madera, que se elevan sujetándose a los balcones. Esta caprichosa forma proporciona un aspecto único a la torre, que genera una nueva dimensión al espectador, pero, sobre todo, al usuario, que “vive” de cerca la sincronía con la madera.
Los arquitectos han llamado a estas varas de madera “raíces arquitectónicas”, y no seré yo quien les lleve la contraria. El señor Koichi está convencido que Brisbane es una fantástica ciudad en la que vivir, gracias, entre otras cosas a su clima subtropical, que hace que se mantenga una temperatura estable la mayoría del año, generando estabilidad atmosférica.
En la base de la torre nos aguarda una sorpresa: una obra de arte cubre la fachada a lo alto de cinco plantas, diseñada por la artista australiana Judy Watson, quién tuvo a bien llamar al enorme grabado metálico: Bloodlines weaving string and water, una singular apuesta artística que adquiere mayor valor por la noche gracias a la iluminación y que cuenta la historia indígena y la narrativa tradicional (ea).
Detrás de esta obra de arte hay aparcamientos, así que nadie quedará descontento. Y detrás de la fachada, al interior del edificio, tampoco habrá nadie descontento, gracias a unos techos muy altos (cerca de tres metros), pavimentos de madera en todos los apartamentos, electrodomésticos Miele y (prometen) un diseño muy actual, con vistas y comodidades de primera.
El edificio posee gimnasio, spa, piscina, sala de yoga, y, por supuesto, bar, comedor, zonas de co-working, cine y hasta una bodega, aunque lo mejor del rascacielos (como siempre lo dejamos para el final) se ubica en su azotea, un exclusivo club de dos plantas, con jardines y todo lo que la salud necesita, todo un Wellness Club de lujo que ofrece la posibilidad a los residentes de disfrutar de sus ratos de ocio de forma saludable.
Este club, posee los frutos del árbol, del Moreton Bay, la higuera famosa, en la parte más alta del edificio de 33 plantas colocaron una espectacular pérgola de doble altura, de madera, obviamente, unos “nidos” de madera elevados y sujetos a la pérgola, conformando espacios para reuniones vinculados al agua en distintas formas. En la cubierta, hasta 3.544 plantas nativas y tropicales, garantizan un confortable mini ecosistema.
La empresa Theca Australia, proveedores de la madera, trabajaron codo a codo con el contratista principal, la empresa Minicon. Ellos nos cuentan que la madera utilizada es madera laminada de alerce siberiano, ejecutada con una tecnología especial 3D. Madera que se usó también para fabricar The Nests (los nidos) de unos nueve metros de altura. El diseño del edificio invita a disfrutar de una ciudad subtropical, pero, también, invitan a reflexionar en cómo mejorar nuestras vidas.
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