Los administradores de la World Design Organization tuvieron a bien elegir Valencia como sede mundial del diseño 2022. La ciudad se ha puesto manos a la obra y tiene un repertorio de actividades que, como diría el clásico, “quita el sentío”. Ahora bien, ninguno es igualable a la ejecución de otro Ágora, muy distinto al que conocemos.
El pasado mes de junio abrió sus puertas el Àgora València, centro neurálgico y principal punto de referencia del evento internacional que sitúa a Valencia como Capital Mundial del Diseño 2022. Se ubica en la Plaza del Ayuntamiento y estará abierto hasta el mes de diciembre. Si aún no has viajado hasta allí, ya tienes una excusa perfecta.
Evidentemente, por muy deseosos que estemos de romper con lo establecido, el respeto debe ser una de las principales herramientas en la arquitectura, de ahí que esta actuación tenga un primer carácter singular: la temporalidad. El Ágora es una construcción con fecha de desmantelamiento, lo que ha hecho que sus elementos hayan sido diseñados para montar y desmontar fácilmente.
Otra de las características que llama poderosamente la atención es su espectacular falta de envolvente. Es decir, el aire y la luz se cuelan por los múltiples orificios que se mantienen abiertos en cubierta y paredes, permitiendo una gran plaza cubierta, pero sin cubrir. Un espacio ideal para el clima mediterráneo y que facilita la entrada y salida del edificio por múltiples lugares.
El proyecto fue ideado por el arquitecto Miguel Arraiz y se apoyó en el estudio Arqueha Arquitectura y Urbanismo para la implantación y ejecución del ágora. Según los profesionales, el espacio se basa en una fusión de tradición y vanguardia, empleando a partes iguales la artesanía y la industria. Todo para crear un inmueble vacío, lleno de aire, y que permite un variado uso.
El pabellón ocupa un espacio de 350 metros cuadrados y se compone de una estructura con dimensiones de 24 metros de largo por 10 de ancho y una altura de 9 metros, repartida en tres plantas. Pero, si te has dado cuenta, 24 por 10 son 240 metros cuadrados, así que… ¿dónde están los otros 110?
En este momento os presentamos a las empresas estrella de esta construcción: Inalco y Wandegar, quienes han hecho posible con sus materiales y mano de obra la ejecución del pabellón. Las empresas desarrollaron el diseño de Arranz mediante la colocación de piezas MDI, un material de última generación desarrollado por Inalco, con unas características que lo hacen medioambientalmente deseable.
Por ejemplo, el MDI reduce el 70% de consumo de agua durante su fabricación. Según cuenta la empresa, también reduce las emisiones a la atmósfera de CO2 en un 90% y, además, utiliza materiales reciclados hasta en un 50%. Sin embargo, la principal aplicación que ofrece en el ágora es la protección del exterior. El diseño coloca plaquetas de este material perpendiculares a la fachada de forma que va tamizando la luz según la ubicación del sol. Estas plaquetas se sostienen gracias al entramado ideado por Wandegar.
Pero… ¿y la cubierta? ¿cómo está ejecutada? Pues la cubierta posee un entramado reticular cuya misión es la de arriostrar el resto del edificio y sostener un techo muy singular, formado por piezas de vareta que simulan ser olas, en clara referencia al Mediterráneo. Este techo fue ejecutado por Manolo García, un artista fallero y experto carpintero.
Ahora bien, si pensáis que la envolvente no protege de las inclemencias del tiempo, erráis, dado que en el diseño se han tenido en cuenta configuraciones climatológicas como le movimiento del aire o las temperaturas solares. De esta forma, la sensación de confort dentro del receptáculo es bastante notable, algo a lo que contribuyen los materiales descritos y la ubicación de los mismos, bajando la temperatura hasta en 10 grados centígrados.
Por si esto te parecía poco, el pabellón se convierte en todo un espectáculo lumínico por las noches gracias a la instalación creada por el estudio Radiante Creative Studio, quienes pretenden poner de relieve la arquitectura del espacio, además de invitar a los ciudadanos a abstraerse de sus rutinas. Por cierto, sus luces se gradúan según la intensidad lumínica de la noche, evitando un gasto desaforado de energía.
Si con estas imágenes y esta descripción no tienes ganas de visitar la Plaza del Ayuntamiento del municipio de Valencia, ya te digo yo que, seguramente, es que ya has estado o estás allí. Por cierto, no he conseguido saber cómo de 240 metros cuadrados se crece a 350, así que lanzo una súplica. ¡¡A ver quién me puede responder!!
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