Para casi todos, las bibliotecas son esos lugares silenciosos a los que uno va a leer o a estudiar. Su tranquilidad suele evocar cierto respeto y reverencia sobre lo que se va a hacer allí: al fin y al cabo, aprender de los libros. De una u otra manera, y por uno u otro fin.
Pero, ¿y si esas letras, esas palabras e ideas condensadas en un libro, se transformaran en una persona real, como pudiera ser la persona que las escribe o incluso la protagonista de la trama? De eso precisamente tratan las bibliotecas humanas. Allí se cambia lectura por el diálogo para luchar contra prejuicios y estereotipos.
Su origen se encuentra en The Human Library Organization, una organización sin ánimo de lucro que acoge conversaciones entre personas para desafiar al estigma de los estereotipos. Originarias de Dinamarca, han ido exportando este modelo de aprendizaje y lucha contra los estigmas sociales en los distintos continentes, y ya cuenta con actividad en 80 países del mundo.
Las bibliotecas humanas son, literalmente, bibliotecas de personas. Así lo explican ellos mismos: “Organizamos eventos en los que los lectores pueden tomar prestados seres humanos que sirven como libros abiertos y tener conversaciones a las que normalmente no tendrían acceso”.
Esto permite un espacio para un diálogo sincero que busca luchar contra los distintos estigmas que pueden afectar a las personas. “Cada libro humano de nuestra estantería representa un grupo en nuestra sociedad que a menudo está sujeto a prejuicios, estigmatización o discriminación debido a su estilo de vida, diagnóstico, creencias, discapacidad, estatus social, y origen étnico”, afirman.
Las bibliotecas humanas permiten un aprendizaje y un diálogo entre personas, una que sabe y quiere explicar, y otra que quiere aprender. ¿Y lo mejor? Los temas que se abordan siempre están relacionados con la amenaza de exclusión social y cómo tratar de evitarlo.
Al igual que las convencionales, las bibliotecas humanas están muy vinculadas al estudio y al aprendizaje. Sin embargo, difieren en la fórmula de administración. Son cosas que no aprenderemos vía libro, sino vía diálogo, con una persona real, aquejada por algún tipo de discriminación o incomprensión social.
Los temas que se dialogan con los “libros humanos” son siempre tan espinosos como desconocidos para los que no lo padecen. Algunas veces son afecciones como el TDAH, el autismo, el trastorno bipolar o enfermedades como el SIDA.
Otras, representarán a personas que ha hecho elecciones vitales difíciles respecto al cambio de género o religión. E incluso víctimas de algún tipo de discriminación, como pueda ser el abuso sexual, el bullying o el racismo. Lo que tienen en común todos los temas es que están sujetos a la incomprensión, al estereotipo y, a menudo, al rechazo social.
En España, las bibliotecas humanas se gestionan actualmente con la colaboración de BestBuddies, un ONG que promueve la inclusión social de personas con discapacidad intelectual. Como parte del Programa Embajadores, el proyecto de BestBuddies permite a personas con diversidad funcional ser portavoces de sí mismas y explicar su historia personal.
Su objetivo es que los jóvenes con discapacidad intelectual o trastornos del desarrollo adquieran habilidades de liderazgo que fomenten la inclusión social y laboral. Y el vehículo para conseguirlo es a través de charlas, foros y exposiciones.
Sólo luchando contra los prejuicios a través del conocimiento de la realidad de las personas estereotipadas conseguiremos minimizar el riesgo de exclusión social de diferentes colectivos y problemas de discriminación y estigma tan graves como el racismo, la LGTBI fobia o el rechazo ante la discapacidad o, como se viene diciendo últimamente, la “diversidad”.
En las bibliotecas humanas siempre están a la búsqueda de partners que implementen el concepto en su comunidad. El proceso, que se puede demorar hasta seis meses, se inicia con una solicitud de “socio editor” a través de un formulario de solicitud que se consigue en su página web.
Además, y por supuesto, están deseando encontrar a personas reales de aquellos colectivos necesitados de cierta protección contra los estereotipos, cualesquiera que sean. Como explican ellos mismos, la idea es “dar voz a los muchos grupos que están estigmatizados y ayudar a habilitar plataformas que apoyen la construcción de relaciones y la cohesión social en la comunidad”.
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