Antonio Banderas lleva ‘Company’ a Barcelona
La compañía del Teatro Soho CaixaBank de Málaga que dirige Antonio Banderas lleva a la ciudad condal el espectáculo ‘Company‘ por una breve temporada. Y con ésta son ya dos las producciones musicales de la empresa malagueña que se instalan en Barcelona. En concreto ‘A Chorus Line‘ que sigue en el Tívoli y ahora este montaje en el Teatro Apolo del que es autor Stephen Sondheim.
Una historia con luces y sombras
Podría decirse que ‘Company’ es la partitura más asequible del famoso compositor, célebre por sus peculiares registros, que hace imposible recordar cualquiera de sus temas a la primera visión; una vez asimilados se convierten en inolvidables.
Es la historia de un solterón en Nueva York, dos temas que son tratados aquí con cierta “oscuridad”. Aun cuando la condición del primero, un hombre de éxito con historias de amor alrededor, suene a picaresco; mientras que la ciudad de los sueños posibles es un agujero negro que no trata por igual a todo el mundo.
Company y cinco maneras de entender el amor
La obra es un panorama sombrío que se desarrolla en una no-fiesta de cumpleaños de nuestro protagonista, Robert, que empieza y termina soplando las velas de un pastel, real al principio, hipotético al final. El ágape lo organiza un matrimonio amigo del protagonista empeñado en que éste pase por la vicaría; y las tres hipotéticas pretendientas del mismo.
Una atildada jovencita de su casa; una hippie de la época en que se sitúa la acción; y una bobalicona azafata aérea que es quien consigue llevárselo a la cama a los sones de ‘Barcelona’, el emblemático tema de Sondheim.
Las cinco maneras de contemplar el amor (y el matrimonio) de las parejas y las ideas de las “novias” perturban más que aclaran las ideas de nuestro hombre al respecto. Por eso, ese viaje entre pasteles de cumpleaños es un vaivén de sensaciones de todo tipo por la idiosincrasia de las parejas… y las chicas.
El montaje malagueño de Company
Hay muchos montajes de ‘Company’. Desde el icónico del Lincoln Center con la New York Philarmonic Orchestra con sus 50 profesores en escena y protagonizado por Neil Patrick Harris; hasta el último londinense donde Robert es una mujer.
El de Banderas es fiel a uno de los más clásicos representado en el mundo. De él vimos un muy notable acercamiento en el excelente trabajo ofrecido por el Teatro Lliure en 1997, dirigido por Calixto Bieito y con el recordado Carles Sabater (Sau) como protagonista, con un gran reparto. Pero el astro malagueño lo tiñe todo aún más oscuro de lo que en realidad es y la penumbra distrae cualquier atisbo de alegría o felicidad.
La música, un protagonista más
Gran reparto también tiene el que ahora nos ocupa. Trece actores y actrices de primera magnitud sin los que la obra no sería el regalo de cumpleaños de tres horas de duración que es. Un elenco en el que no faltan los complejos temas Sondheim como ‘Casarse hoy’, vehículo trabalenguas para demostrar de nuevo los valores de Anna Moliner, Caperucita roja de ‘Into the Woods’, otro delicioso ejercicio del compositor; o el clásico ‘Las damas que almuerzan’ donde otra dama, Marta Ribera, da una lección de lo que es ser una estrella.
Y brillan los números corales como ‘Las pequeñas cosas que hacen juntos’ que abre el show; y ‘Uno junto a otro’ al inicio de la segunda mitad. El melancólico ‘Sentirse vivo’ de Roger Berruezo, el héroe de la sesión, cierra el show antes de soplar las velas de un pastel para este ensueño de amor que no sabemos si ha existido.
Un elenco de altura
En la compañía están también María Adamuz, Albert Bolea, Lorena Calero, Lydia Feirén, Robert González, Dulcinea Juárez, Silvia Luchetti, Julia Möller, Paco Morales, Carlos Seguí y Rubén Yuste. Un reparto de la más alta categoría acompañado por una soberbia orquesta, vibrante, que regala los temas de Sondheim con la mayor aportación de acordes y aciertos.
Durante el estreno, un caos organizativo a la hora de acomodar al personal al teatro obligó a retrasar el estreno cincuenta y cinco minutos, lo que motivó varias deserciones al final de la primera mitad. No obstante, quien llegó al final pudo comprobar cómo la simbiosis Berruezo/Banderas (que hizo el papel Málaga) llegó al extremo de vestir igual a la hora del saludo final: el primero con ropa de escena, el astro, de calle.