Desde que Frances McDormand recogió el Oscar a la mejor actriz, e hizo levantar a las mujeres de la platea comenzando por Meryl Streep, y recomendando a los productores que existiera una cláusula de inclusión en los contratos para un casting diverso, son much@s los que han decidido darle a la tecla y buscar si sus películas favoritas pasarían el Test Bechdel, un conocido método para evaluar si un guion de cine, serie o cómic cumple con los estándares mínimos de la brecha de género.
Dicho de otro modo, para pasar el test tiene que haber al menos dos mujeres identificadas con nombre propio que hablan entre ellas de otra cosa que no sea un hombre. Si piensas que la mayoría podrían superar esta prueba que fue creada de forma informal en un cómic en 1985, no estás en lo cierto.
Según comprobó la BBC, menos de la mitad de las cintas que obtuvieron el Oscar a la mejor película, en los 90 años de historia, lo aprobarían. Reconozco que se me cayeron dos mitos cuando supe que Gladiator y Slumdog Millionaire suspenden el test. La prueba que ahora se ha convertido en otro medidor para la crítica, ha ido más allá. La sueca Ellen Tejle ha creado un sistema de calificación llamado A- list basado en el test, e invita a los cines de su país a ponerla del mismo modo que se coloca la de franjas de edad. “Las personas que trabajan en la industria – dice Tejle- necesitan darse cuenta de que tienen poder y responsabilidad en el proceso de hacer una película”.
La trilogías al completo de El señor de los anillos, La guerra de las Galaxias, Harry Potter o Pulp Fiction no obtendrían la A de ‘Aprobado’. Hemos disfrutado de ellas en el cine, nos hemos emocionado, pero la realidad reflejada no superaba la brecha de género en la que dos mujeres de nombre identificado hablaran de algo que no fuera de un hombre. McDormand quiso sacar a colación el tema y sobre todo demandar a los productores una cláusula de inclusión, para tener instrumentos que eviten realidades sexistas en la ficción sin posibilidad de hacer nada.
El modelo sueco A-List ha sido recibido por la crítica como un buen sistema de calificación para promover la igualdad de género y evitar la distorsión de la mujer en la pantalla. Los llamados @equalisters promovidos por una página de Facebook ‘Equalisters Project’ se expanden con la intención de equilibrar la balanza también en los medios y sus contenidos. Suecia, Finlandia, Noruega e Italia se han unido a él.
Estoy convencida de que pronto la ‘A’ la veremos en nuestros cines. Si los escenarios no cumplen con los mínimos, la brecha de género será mucho más difícil de lograr. Las películas son nuestros referentes y calan en el inconsciente colectivo destruyendo todo lo construido desde la calle y en manifestaciones tan multitudinarias como las del pasado 8 de marzo. Querer se inclusiva es no dejar nadie al margen, es querer mayor diversidad.
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