El inversor inmobiliario Harry Macklowe ha visto esta semana cómo su extensa colección de arte pasaba finalmente a otras manos. Sotheby’s ha sido la encargada de subastarla en dos partes. La primera se colocó en el mercado el pasado mes de noviembre alcanzando un valor final de 676 millones de dólares. Este pasado lunes, la segunda parte de la colección acabó cerrando la velada con 246,1 millones de dólares recaudados. En total, los 922 millones de dólares obtenidos por todos los lotes la convierten en la colección privada de arte más cara jamás vendida en una subasta.
Lo que pocos saben es que Macklowe, que este año cumple 85 años, ha tenido que deshacerse de su amada colección de arte muy a su pesar y por decisión judicial. Conocido en Nueva York como uno de los más importantes inversores inmobiliarios de la ciudad, Harry Macklowe amasó el siglo pasado una enorme fortuna.
De familia judía, inició los estudios universitarios sin tener muy claro su futuro profesional. Después de no acabar de dar con la carrera adecuada, decidió en 1960 adentrarse en el mercado inmobiliario. Fue justo un año después de haberse casado con Linda Burg, la hija de un médico.
Profundamente interesado en la arquitectura y el arte moderno, pronto se hizo conocido en la ciudad por desarrollar elegantes edificios modernistas como la Metropolitan Tower. Una carrera llena de éxito pero también de polémica, al transformar o demoler algunos edificios históricos o crear otros de dudoso gusto estético. Todo ello no le impidió amasar una enorme fortuna que invirtió en gran medida en un extenso número de obras de arte.
Hasta que en 2016 y después de 57 años de matrimonio su esposa solicitó el divorcio. Lo hizo después de enterarse de que su marido tenía una relación con Patricia Lazar-Landeau, que actualmente tiene 68 años. Relación que mantenía en secreto a pesar de alojarla en uno de sus apartamentos en Park Avenue. Linda Burg, que tuvo relación por su gusto con el arte con la Fundación Guggenheim, le llevó a los tribunales al no aceptar el reparto equitativo de la fortuna conyugal.
Después de tres años de litigio, Harry Macklowe consiguió el divorcio valorado en unos 2.000 millones de dólares y pudo casarse con su amante. Macklowe colocó para celebrarlo una foto enorme de él y de su nueva esposa en la esquina del 432 de Park Avenue, en lo que fue ampliamente reconocido como un insulto a su ex-mujer. Y por culpa de todo aquello, su colección de arte ya es historia.
Cuentan desde Sotheby’s que lo más impresionante de la Colección Macklowe que acaban de vender no es el precio final alcanzado sino el hecho de que se haya conseguido «con solo varias docenas de obras de arte». Del total de obras puestas a la venta, 65 piezas excepcionalmente seleccionadas en las dos subastas, dos de ellas se vendieron por más de 70 millones de dólares.
Cuatro se vendieron por más de 50 millones, catorce se vendieron por más de 20 millones y veinte por más de 10 millones. El valor promedio del lote para la subasta de noviembre fue de 19,3 millones de dólares. El promedio de las treinta obras vendidas el pasado lunes por la noche fue de 14,2 millones de dólares. En total, la Colección Macklowe se ha vendido por 922 millones de dólares. Obras de Warhol, Jeff Koons, Sigmar Polke o Gerhard Richter que desataron el ánimo comprador de clientes principalmente británicos y asiáticos.
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