EDUCACIÓN

7 tips para lograr una cultura ‘Residuos cero’ en casa

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En España ya hemos adquirido la costumbre de separar los tipos de residuos al menos en cuatro categorías: papel, vidrio, envases y basura orgánica. Sin embargo, queda mucho por hacer y el mejor comienzo está en el ámbito familiar. Los niños pueden ir asumiendo desde casa su parte de responsabilidad medioambiental e incluso ir más allá del reciclaje aplicando los principios básicos de una cultura ‘Zero Waste’ o ‘Residuos cero’.

Todos sabemos lo importante que es reciclar y cada país va incorporando el proceso de reciclaje como una forma de sostenibilidad. Aunque a largo plazo nos conviene a todos, y nos saldrá muy rentable en términos de medio ambiente, su aplicación es cara tanto en términos económicos como culturales. Siendo un tema global, la dificultad es mayor cuanto menos desarrollado está el país, porque al margen de que no existan políticas de reciclaje y sostenibilidad que no se pueden permitir en algunas geografías, ni siquiera existe una conciencia o preocupación por el tema entre sus ciudadanos.

Algunos materiales, como el plástico, permanecen en el ambiente durante años y acaban en el mar

El plástico: el nuevo enemigo público
En España no somos Alemania, claro está -allí te denunciarán los vecinos si no reciclas-. Tampoco somos otros países de centro Europa, donde te verás obligado a tener los restos del pescado durante toda la semana hasta que pasen a recoger la basura. Pero ya tenemos cierta conciencia del “deber” y estamos dispuestos a molestarnos con tal de reciclar y sentirnos así “ecológicos”.

Digamos que a las nuevas generaciones ya les gusta la sensación de reciclar y dar el tratamiento que merecen los residuos, algo especialmente necesario sobre todo en aquellos que resulten más contaminantes. Además de pilas y baterías, actualmente el plástico es considerado como un auténtico enemigo público a la hora de deshacerse de él, al ser uno de los elementos más contaminantes de nuestro planeta. Plásticos y microplásticos de pequeño tamaño actualmente inundan mares y océanos, poniendo en peligro la supervivencia de los animales. De acuerdo a los informes de Greenpeace, en España sólo se recicla el 30 por ciento de los plásticos, suponiendo éstos entre el 60 y el 80 por ciento de la basura marina. Por otro lado, tal y como explican, “una botella de plástico tardará unos 500 años en descomponerse”.

Antes de tirar algo debemos reflexionar sobre si podríamos darle otro uso

Zero Waste, una cultura más allá del reciclaje
Siendo el reciclaje el primer paso, el segundo estará en generar menos residuos. ¿Cómo? Básicamente contemplando la posibilidad de generar nuevos ciclos de vida en los objetos. En resumen: tratando de no tirar tanto a la basura o desechar, sino de darles una nueva vida o utilidad. Conseguirlo pasará por hacer un buen examen de nuestros hábitos y generar una conciencia y un auténtico “propósito de enmienda” sobre el procesar residuos, que afectará a todo nuestro estilo de vida. Con la filosofía Zero Waste (Cero residuos) conseguiremos:

  • Plantearnos si debemos tirar algo o si se puede reutilizar de otra manera.
  • Cuestionarnos dónde terminará el objeto desechado y la forma en que podría resultar contaminante.
  • Reflexionar sobre nuestras necesidades a la hora de hacer la compra, reduciendo el consumo compulsivo.
  • Reducir la compra de productos contaminantes en la medida de lo posible.
  • Comprar en establecimientos que apliquen la cultura Zero Waste.
La cultura Zero Waste pretende sensibilizar sobre la residuos que generamos, y reducirla

Cómo aplicar el Zero Waste con niños
Los niños de la casa son pequeñas esponjas. La mejor forma de enseñarles será predicando con el ejemplo y explicándoles los porqués: hablar mucho con ellos del modo en que podemos ayudar a proteger nuestro planeta. Si nos ven hacer las cosas de una manera eco-responsable, las aprenderán ellos también y aplicarán después. Podemos seguir estos consejos para instaurar una política Ceros residuos también en casa y en la vida cotidiana de toda la familia:

  • En el súper: Menos plástico. Cuando nos acompañen al súper, nuestros hijos verán que llevaremos nuestra propia bolsa o carrito. De este modo reutilizaremos el plástico y no consumiremos más. Además, optaremos por los productos a granel, en lugar de los envasados en plásticos o bandejas de poliespan. Esto se aplica especialmente a frutas y verduras: Se trata, en suma, de aplicar la filosofía de #DesnudaLaFruta.

Esta campaña, promovida con gran éxito en las redes sociales, ha generado gran conciencia social sobre el abuso innecesario y no justificado de plástico que acompaña la venta de productos como la fruta y la verdura.  Desde su plataforma nos invitan a denunciar públicamente los supermercados y grandes superficies con un uso desmedido de plásticos.

  • Acudir a tiendas específicas: Cada vez existen más tiendas que rechazan el plástico. A modo de tienda de ultramarinos de toda la vida, podremos comprar al peso cualquier cosa: desde las legumbres, hasta el pan, el azúcar o la harina. Tendrás que llevar tus propios tarros y bolsas de tela para cargar la compra. Puedes consultar el directorio de tiendas a granel aquí.
Podemos sustituir las pajitas de plástico por otras reutilizables
  • Se acabaron las pajitas y los juguetes con miniplásticos: A los niños les encantan las pajitas, pero están ideadas para un único uso y van a la basura a continuación. ¿Por qué no prescindir de ellas explicándoles a los niños que existe una buena razón? En último caso podemos sustituirlas por otras lavables.  Esto mismo aplica a los cubiertos de plástico. Actualmente comienzan a comercializarse pajitas y cubiertos comestibles, de modo que no generaremos residuo alguno. En lo que no debemos transigir es en el uso de juguetes con bolitas y materiales con tamaño mini hechas en plástico: contaminan y terminan en el mar, siendo aún más peligrosas que los plásticos más grandes, según reportan de Greenpeace.
  • Fuera el papel plata y las bolsas del almuerzo. Reducir el consumo de papel es otra de las obsesiones del Zero Waste. Comencemos a hacerlo a la hora de preparles el snack diario. Vayan o no vayan al comedor escolar, casi siempre nos toca prepararles un pequeño aperitivo, en la mayoría de los casos envuelto en papel de aluminio. Podemos sustituirlo por un papel ecológico y reutilizable que se puede limpiar con facilidad. Se trata de una tela encerada o wrap, generalmente con atractivos diseños, que podremos comprar online. Asimismo sustituiremos la bolsa de plástico, que normalmente tiran, por una de tela o de silicona. Eso sí, ¡habrá que advertirles para que lo traigan de vuelta a casa! Quizá nos lleve dos o tres intentonas, pero merecerá la pena.
  • Adiós a los refrescos y sus envases:Consumimos una gran cantidad de refrescos y, al hacerlo, no sólo comprometemos nuestra salud al contener estos gran cantidad de azúcar o edulcorantes de dudoso beneficio, sino que empleamos muchos envases de difícil eliminación, generalmente plásticos. En vez de darles a los niños la típica botella de agua o refresco para llevar, ¿por qué o hacernos con uno de vidrio reutilizable? Si deseamos ir un paso más allá, podremos incluso hacer nosotros mismos los refrescos en casa utilizando una máquina tipo SodaStream. Ellos mismos podrán elegir el sabor, e ir cambiando. Y todo con una sola botella.

  • Haz tu propio huerto urbano, aunque sea a base de macetas: Sobre todo si tenemos jardín, no hay razón para dejar de iniciarse en la pequeña jardinería. Podemos involucrar a los niños haciendo nuestros pequeños cultivos, que ellos mismos pueden cuidar. De este modo verán crecer, por ejemplo, tomates y zanahorias, o aquello que plantemos, y podremos fomentar así el consumo de verduras.
  • Haz compost casero: Para fertilizar nuestros pequeños cultivos podremos realizar también nuestro propio ‘compost’, un abono que se hace a partir de los residuos orgánicos que generamos con la basura. Conlleva un proceso biológico controlado de fermentación que nos llevará cierto tiempo conseguir, pero ya existen máquinas comerciales de uso doméstico para favorecer la descomposición. Será más sencillo hacer el propio compostaje si tenemos un jardín, puesto que en el proceso necesitaremos usar algunas lombrices.

Patricia Peyró

Psicóloga de carrera especializada en divulgación. Escribo en distintos medios sobre psicología, gastronomía y life&stlyle. Dirijo el blog de tendencias www.madridmuychic.com.

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