El mejor sistema educativo del mundo

Los estudiantes más pobres de Shanghái obtienen los mismos resultados escolares que los más ricos de Inglaterra. ¿Cómo es esto posible?

Ana Villarrubia. 07/07/2016

Es difícil no estar de acuerdo con que una buena educación es la base de una sociedad próspera. Sin embargo, hablar de la fórmula para alcanzar ese sistema educativo ideal es ya un asunto mucho más controvertido. En España, sin ir más lejos, la falta de acuerdo en el diseño de un plan de educación óptimo y duradero es uno de nuestros principales lastres. El esfuerzo de maestros y buenos profesionales choca contra un muro infranqueable: la falta de acuerdo entre unos gobiernos y otros para implantar un sistema de educación con bases sólidas y sostenibles.

Los gobiernos no se ponen de acuerdo para un gran pacto educativo
Los gobiernos no se ponen de acuerdo para un gran pacto educativo

El resultado es obvio: nuestros estudiantes puntúan bajo, incluso muy bajo, en cada ránking internacional que se consulte. Y a nuestra querida España la encontramos en la cola de los países desarrollados, por debajo de casi todos los países europeos y sólo aspirando a rivalizar (sí, en este terreno también) con Italia, Portugal o Grecia. ¿Existe solución? ¿De verdad no podemos hacerlo mejor?

En el polo opuesto se encuentran países como Finlandia, China, Corea del Sur, Japón o Singapur, cuyos méritos educativos son reconocidos año tras año por organizaciones internacionales de la talla de la UNESCO. El caso de Shanghái, capital económica y una de las cuatro municipalidades de la República Popular China, es especialmente sorprendente. En los últimos años, el éxito educativo de Shanghái ha sido reconocido por el Banco Mundial y sus estudiantes han desbancado a Finlandia en los más prestigiosos exámenes académicos internacionales.

Algunos centros apuestan por las capacidades científicas y las nuevas tecnologías
Algunos centros apuestan por las capacidades científicas y las nuevas tecnologías

Con un sistema educativo propio y descentralizado, Shanghái participa independiente de China en los estudios más recientes de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (la OCDE que en cada informe Pisa nos regaña). Unos análisis que sitúan a los estudiantes de esta urbe de 24 millones de habitantes entre los mejores del mundo en matemáticas, ciencias y lectura. Es decir, en todas las áreas académicas escolares.

La responsabilidad es la máxima en los centros de Shanghai
La responsabilidad es la máxima en los centros de Shanghai

Un dato interesante es que la población de Shanghái recibe una educación con resultados estadísticamente muy superiores a los del resto de su país, China. Con una población mucho más pobre que la del conjunto de los países europeos, sus niveles de excelencia igualan al de las más privilegiadas instituciones privadas de países como Reino Unido que reciben una educación de un elevadísimo nivel, pero también a un elevadísimo coste. En definitiva, los más pobres en Shanghái obtienen los mismos resultados en matemáticas que los más ricos en Inglaterra. ¿Cómo puede ser esto? ¿Cuál es el secreto de Shanghái para liderar la educación mundial?

Igualdad y un profesorado muy valorado para mejorar la educación
Igualdad y un profesorado muy valorado para mejorar la educación

Estas son las caves del sistema educativo de Shanghái:

  • Es el sistema educativo más igualitario del mundo. Reconocimiento hecho oficial por parte del Banco Mundial. La educación en Shanghái es siepre mixta y el valor de la igualdad se pregona y se ejerce desde el primer minuto. El de Shanghái es un sistema democrático ejemplar y contempla interesantes medidas para luchar contra la desigualdad y la marginalidad: los profesores rotan a menudo entre escuelas de entornos más o menos favorecidos para que todos los estudiantes reciban el mismo tipo de trato y además los maestros reciben también incentivos (normalmente vinculados a facilidades para continuar su formación o su promoción) por el ejercicio de su profesión en entornos rurales o con población con menos recursos.
Los niños están sometidos a evaluación continua
Los niños están sometidos a evaluación continua
  • Sus alumnos están en constante evaluación. Lo que significa que pasan constantemente tanto pruebas internas en sus centros como exámenes públicos. El sistema es tan competitivo en sí mismo que no exige además ningún tipo de rendición de resultados ante los padres. Allí los papás no firman las notas de sus hijos. Se promueve que sea el propio estudiante quien se involucre en su educación e interiorice su motivación personal. La responsabilidad se trabaja desde muy temprano. En Shanghái no se lleva nada eso de castigar a un niño por sus notas, se entiende que el colegio hace su trabajo. Sin embargo, lo que sí existen son castigos por no visitar a los padres después de la emancipación o por no cuidar de ellos cuando son ancianos. La filosofía de la cultura china más tradicional se mantiene viva en los valores sociales y también a base de leyes.
¿Sería buena una educación como la de Shanghai en Europa?
¿Sería buena una educación como la de Shanghai en Europa?
  • La figura del maestro se realza por encima de todo. El reflejo más nítido de ello es que el profesor conserva un reconocimiento social privilegiado, ese que en España hace mucho que se le ha dejado de conceder. Y esto se consigue también a través de una regulación exhaustiva: los requisitos para ser profesor se cuidan con rigor, conllevan elevados niveles de exigencia y se endurece progresivamente. Los profesores dedican obligatoriamente un 70% de su tiempo de trabajo a formarse (la docencia solo ocupa el 30% de su jornada), su salario se vincula a sus méritos y se revisa cada año en base al nivel de rendimiento de su alumnos.
  • Y, ¿qué hay de los colegios privados? Pues bien, existen (aunque la inmensa mayoría no lo son) y para garantizar la homogeneidad de la calidad en la educación los centros privados se rigen por rigurosas normas que se vigilan de forma escrupulosa y sus mínimos de calidad son supervisados varias veces al año desde las administraciones públicas.
Los resultados educativos en España dejan mucho que desear
Los resultados educativos en España dejan mucho que desear

Ante una evidencia tan arrolladora, ¿nos merece la pena imitar el sistema educativo de Shanghái? Sin duda es un modelo del que podemos aprender mucho y no nos vendría mal importar una buena dosis de esta filosofía aplicada a la educación. Sin embargo, desde el punto de vista psicológico, me pregunto: ¿Cuál es el coste emocional de un sistema que obliga a ser tan competitivo desde tan pronto? El sometimiento a una evaluación constante con la eterna meta de un listón tan ambicioso que alcanzar ha de pasar, con toda seguridad, una factura emocional importante tanto para maestros como para alumnos.

Subir arriba

Este sitio utiliza cookies para prestar sus servicios y analizar su tráfico. Las cookies utilizadas para el funcionamiento esencial de este sitio ya se han establecido.

MÁS INFORMACIÓN.

ACEPTAR
Aviso de cookies
Versión Escritorio