Hacia una escuela emocionalmente inteligente
La neurociencia ha demostrado que el elemento esencial en el aprendizaje es la emoción, que hay emociones que dificultan el aprendizaje y otras ayudan a formarse como personas.
El espacio de Innovación en materia de Educación de Telefónica nos descubre una nueva iniciativa. La sociedad actual está en constante y rápido cambio por lo que el mundo educativo ha de evolucionar de forma que dé respuestas apropiadas a los retos que se plantean en el siglo XXI. La misma creación deHirukide ikastetxea(Colegio Hirukide) a partir de la unión de los tres centros religiosos de Tolosa el curso 2003-04pasando de ser competencia a iniciar un proyecto de cooperación, es una clara declaración de intenciones que apuesta por un nuevo modelo educativo.
En esa apuesta tanto novedosa y arriesgada como ilusionante, se perfilaron tres líneas de actuación:la educación de sentimientos y emociones, el fomento de la convivencia positiva y el cambio metodológico. Siendo conscientes de que no podían abordar los tres objetivos a la vez, se centraron en el desarrollo de la inteligencia emocional y social. Un trabajo clave para explicar y comprender todo su proyecto pedagógico actual. Un objetivo esencial que se ve avalado por las recientes investigaciones en neurociencia y, concretamente, en neuroeducación. José Antonio González, Begoña Ibarrola y Rafael Bisquerra fueron las personas que les guiaron y ayudaron en este campo, gracias a una iniciativa de la Diputación Foral de Guipúzcoa.
La neurociencia ha demostrado que el elemento esencial en el aprendizaje es la emoción, que hay emociones que dificultan el aprendizaje y otras ayudan a formarse como personas. El deseo del centro es educar a la persona en su globalidad, no solo el aspecto cognitivo. Si no hay emoción, no hay atención y, consecuentemente, no hay aprendizaje. (“Solo se aprende aquello que se ama” -Francisco Mora-, “No somos máquinas pensantes que sentimos, somos máquinas sentimentales que pensamos” -Antonio Damasio-)
Hoy día la escuela no es el único lugar donde aprender una serie de contenidos o adquirir formación sino que la propia sociedad es formadora: los medios de comunicación, las redes sociales, Internet,… se han convertido en maestros excelentes de los alumnos y alumnas. Ante ese reto, el centro Hirukide Ikastetxea se comprometió desde el inicio a formar a personas que han de vivir en la sociedad del siglo XXI. ¿Cómo? Ayudando a que sean personas autónomas, comprometidas y creativas porque consideran que va a ser lo que les ayude a adaptarse al modo de vida presente y futuro, porque así estarán en disposición de responder adecuadamente a los retos que se les irán planteando, y ser generadores de una convivencia positiva.
En septiembre de 2004, la DFG, a través de su Departamento de Innovación, ofreció un itinerario formativo para desarrollar la inteligencia emocional para todos los centros educativos de Gipuzkoa. La formación diseñada presentaba una novedad muy interesante: estaba centrada en la persona que realizaba la formación. Tras esa intensa y valiosa formación de los educadores de Hirukide Ikastetxea, tan útil a nivel personal, familiar, profesional…. ¿por qué no trabajarlo con el alumnado, incluyéndolo en el curriculum?
Es un programa donde curso tras curso se trabajancinco competencias emocionales (conciencia emocional, regulación emocional, autonomía emocional, habilidades sociales y habilidades de vida y bienestar). Cada una de estas competencias se divide en 5 habilidades. Por lo tanto, hay 25 dinámicas para cada curso escolar. Finalizaron este trabajo en junio de 2007. En junio de 2008 la Diputación Foral de Gipuzkoa lo editó y distribuyó de forma gratuita en todos los centros educativos de la provincia.
Los propios alumnos y alumnas son los embajadores ante sus familias, pues las destrezas que van adquiriendo las ponen en práctica con total naturalidad allí donde van. Tal es así que las familias son las principales beneficiarias de estas nuevas relaciones que se generan.