NY ❤️ Top schools

Nueva York es una de las pocas ciudades en el mundo que atrae a muchos de los mejores doctores, investigadores, inversores, artistas y académicos. La Gran Manzana, a pesar de sus inconvenientes para vivir el día a día, ofrece un atractivo ecosistema que reúne mucho talento. Una de las áreas más valoradas por los profesionales que deciden residir en la ciudad es la oferta de colegios de primerísimo nivel para sus hijos: desde las guarderías hasta las universidades.

Nueva York cuenta con una red de colegios, la mayoría de ellos privados, que ofrecen una calidad de enseñanza muy alta, donde el ratio alumno/profesor es de diez a uno. Sus excelentes docentes procedentes de todo el mundo cuentan con una formación y dedicación que pueden pasarse por alto, al igual que el hecho de que algunos centros cuentan con más de un siglo de existencia. Todos estos ingredientes hacen que acceder a ellos no sea tarea fácil.

Todos los años, en el último trimestre se llevan a cabo los rigurosos procesos de admisión para seleccionar a los mejor cualificados para cada uno de los colegios. El estricto proceso no deja de ser una aventura para más de un padre con niños en edad escolar. El proceso, que dura cuatro meses ,es una de las pruebas más rigurosas a las que se somenten muchas familias para poder acceder a los mejores colegios que pueden dar acceso a las mejores universidades del país.

El sistema es transparente y basado en la meritocracia, y dedica mucho tiempo a sus famosos tours y entrevistas individualizadas tanto para padres como futuros alumnos. La idea de encontrar el colegio perfecto para el perfil del menor debe ser estudiado por los colegios  pero también por los mismos padres, que durante ese proceso de admisión podrán profundizar más en la filosofía del colegio y en sus intalaciones, pudiendo así desde edades muy tempranas, monitorizar la escolarizacion del niño muy cuidadosamente.

Las limitaciones de espacio en la isla de Manhattan condicionan a muchos centros a no tener más de 800 alumnos repartidos en clases de doce a dieciseis alumnos por asignatura, lo que facilita una atención muy especializada. Asimismo, los precios tan altos del mercado inmobilario limitan la apertura de nuevos colegios, por lo que la demanda para acceder a los mejores centros es cada vez mayor. La principal dificultad para los profesionales que se instalan con sus familias cada año en Nueva York es encontrar colegios por lo que hay incluso varias agencias espcializadas que se asesoran en la búsqueda.

Los colegios compiten entre ellos no sólo para seleccionar a los mejores alumnos y profesores, sino para ofrecer los planes de estudios que mejor se adaptan a las necesidades del mercado laboral. Son muy vanguardistas a la hora de utilizar nuevas tecnologías y programas innovadores como el STEAM, Science, Technology, Engineering, Art and Math que fomenta la convergencia entre la creatividad y las ciencias, siguiendo el modelo de creatividad de Apple con Steve Jobs. Con este innovador modelo de aprendizaje, desde muy pequeños aprenden a resolver problemas y circunstancias en equipo. El sistema de aprendizaje es continuamente revisado para preparar a los alumnos de la mejor manera posible y así poder acceder a las mejores universidades.

Estos colegios invierten mucho dinero en captar y formar a sus profesores para que se vayan adaptando a lo que el mercado laboral exige. Cada verano se incorporan nuevos profesionales especializados en aspectos educativos como la tecnología, la oratoria en público, humanidades, diversidad o desarrollo sostenible, que complementan los planes de estudios del futuro.

Además, Manhattan cuenta con una oferta cultural muy amplia que permite a los colegios tener incluso aulas propias en algunos museos para inspirar a sus alumnos. La oferta también incluye una apuesta muy importante por los deportes así como por los idiomas, en una ciudad muy diversa donde se hablan más de cien lenguas diferentes. Todo siempre siguiendo un riguroso proceso desde cursos muy tempranos donde el alumno tiene la oportunidad de ir probando diferentes asignaturas y deportes antes de su decisión final.

Los padres son pieza clave de este ecosistema que le permite a Nueva York contar con colegios de primer nivel, no sólo por lo inversion familiar que supone para que sus hijos tengan acceso a la mejor educación y al constante esfuerzo de fund raising para contar con los mejores medios sino porque se involucran de forma muy activa dedicando mucho tiempo a actividades relacionadas con el colegio. La educación es una de las prioridades para muchas familias y están dispuestas a dedicar una parte significativa de su renta familiar y tiempo para conseguir lo mejor para los suyos. Esto hace que el sistema educativo sea muy competitivo.

La mayoría de los colegios no tienen ánimo de lucro y están administrados por un consejo que reúne a los padres más involucrados y que constantemente buscan cómo mejorar la calidad de la educación. Quieren “ser los mejores y contar con los mejores”. A pesar de las grandes ventajas de este modelo de colegios de élite que ofrecen ciudades como Nueva York, hay que tener en cuenta que no es para todos y desgraciadamente ocasiona discriminaciones entre los más pequeños.

Aunque la mayoría de los colegios ofrecen becas para aquellos estudiantes cualificados que no pueden pagarlos, son muy pocos los que consiguen beneficiarse de esta educación privilegiada, lo que amplía, aún más si cabe, la preocupante brecha entre los que más tienen y el resto. Sin olvidar los aspectos discriminatorios que este tipo de educación genera cuando los alumnos son tan jóvenes.

Este modelo de educación es un ejemplo de cómo adaptarse y mejorar la educación básica en muchos países donde, desde hace mucho tiempo, se ha dejado de invertir en uno de los pilares básicos de la sociedad: la educación.