La Gripe no es la Difteria. Es peor

Asustados padres y madres, revisando las cartillas de vacunación, llamando a los centros de Salud para pedir el historial de vacunación de nuestros hijos… y todo por un caso, un caso, de Difteria. De una enfermedad que puede ser grave y que en este caso, lo es. Peleas sobre si las vacunas son necesarias, inocuas, peligrosas, deben ser imprescindibles u obligatorias, si se debe permitir ir al colegio a niños vacunados. Pues no olvidemos la gripe. 

«¿La gripe? ¿Pero si nunca la he pasado? Sólo conozco una persona que la tuvo, estuvo en cama unos días ¡y ya está! Encima mi médico de familia no es muy partidario de ponerla. No me ha dicho nada, pero creo que no se la ha puesto. Me da miedo preguntarle no vaya a enfardarse. A mis hijos no se la voy a poner. Total, son fuertes. Y el abuelo ha fumado toda su vida y toma muchas pastillas. Total, por una gripe…».

La gripe mata todos los años a miles de personas. Hasta la aparición de la gripe A, pandemia mundial que afortunadamente mató poco pero se diseminó por todo el mundo (por eso fue “pandemia”), a quien afectaba era a ancianos, con enfermedades del corazón o los pulmones, con infartos, EPOC, necesitando oxígeno, etc.

La Gripe A mató poco, pero afectó a personas básicamente sanas y a un colectivo especial: embarazadas. Y los ginecólogos aprendieron, a las duras, que había que vacunarlas y que no había peligro en hacerlo. En Estados Unidos hay empresas, especialmente hospitales, residencias de ancianos, colegios, centros recreativos o parques de atracciones, en los que es obligatoria la vacunación para ser contratado.

La gripe mata. Poco, pero lo hace. Y los profesionales que vemos a pacientes con gripe podemos contagiarnos y pasar días contagiando a otros sin saberlo. Y por lo tanto podemos ser responsables de enfermedad y de muerte. Claro que es difícil demostrar quién te ha contagiado, pero eso es cuestión de tiempo y de abogados. En EEUU ya han empezado.

Por responsabilidad, por ética, por pura salud, hay que vacunarse. De la Gripe también. Todos, pero especialmente los que atendemos pacientes enfermos, los que podemos contagiar a decenas de personas al día. Los que presumimos de que lo que nos importa, por encima de todo, son las personas. Porque “primum non nocere”, contagiar la gripe, tampoco.