¡Ay, el verano! Esa maravillosa época que nos permite desconectar del bullicioso ruido rutinario en que transita nuestra vida, y sí, es verdad que durante el año tenemos muchísimas fechas y oportunidades para ‘distraer’ a la rutina, pero ninguna como la estación estrella, la que coincide con la mayor presencia del astro Sol, de eso sabemos mucho aquí, en España, donde ondean las mejores banderas azules de Europa.
Pero esta sección calurosa del año no sólo nos permite viajar a lugares desconocidos, emprender aventuras en tierras lejanas o, por supuesto, reconciliarnos con la paz de nuestras maravillosas y tradicionales aldeas rurales, hay algo más que abunda durante el ecuador del año. Esta época es la más utilizada para ejecutar las reformas y/o rehabilitaciones que necesitamos y/o queremos en nuestra vivienda.
Las razones son bien sencillas, tenemos más horas de luz, estamos de mejor humor, tenemos menos frío (que siempre aletarga), más tiempo libre y, ante todo, tenemos la motivación máxima: saber que cambiar nuestra casa hará que el resto del año sea diferente/distinto del anterior. Así que, tanto si piensas demoler ese incómodo tabique, cambiar la anticuada cocina o mejorar la calefacción para que sea más eficiente, te vamos a aconsejar sobre algo que es imprescindible en toda obra: Pintar.
Seguro que ya lo sabías, pero no está de más repetirlo: los colores te cambian la vida. Afectan a tus emociones, a tu comportamiento, a la intensidad con la que realizas tu día a día, así que una elección adecuada va a mejorar tu lifestyle (cómo me gusta esta palabra), tu bienestar personal, además, con los productos adecuados, graduaremos la contaminación interior y mejoraremos la higiene (sí, has leído bien), los colores son maravillosos, así que le dedicamos un poco de tiempo.
La empresa Sto Ibérica, expertos en acabados interiores y exteriores, con bastante experiencia en territorio patrio (han realizado más de 1.500 obras en España) y filiales de Sto SE & Co. KGaA, empresa con ADN alemán, nos explican lo que debemos considerar cuando se trata de elegir el color adecuado enfocado a las emociones que puede evocar cada uno de ellos:
El blanco: Transmite frescura y tranquilidad y está demostrado que aumenta la capacidad de concentración. Además, a nivel de diseño, aporta luminosidad y amplitud. Sabemos que es el preferido de muchos diseñadores, pero no es el único, ¡seguimos!
El negro: Es sinónimo de misterio, fuerza y seriedad. Pese a que favorece la introversión, aporta elegancia. No obstante, roba mucha luz, por lo que debe aplicarse en pequeñas dosis, todo en la vida requiere medir la cantidad necesaria, y sí, todos necesitamos algo de misterio y elegancia en nuestras vidas…
El amarillo: Genera positividad y un ambiente agradable. Gracias a su energía y vitalidad, ayuda a combatir la depresión y desarrolla el intelecto. Cuando utilizamos este color solemos obviar sus grandes posibilidades.
Los tonos rojizos: Debido a su capacidad de transmitir sentimientos de pasión y agresividad, pueden llegar a resultar demasiado estresantes. No obstante, si se utilizan con moderación o para contrastar colores claros, pueden dar un toque diferencial a determinadas partes o elementos de la vivienda: la zona de la televisión en el salón, marcos y ventanas de las puertas…
El crema: Es el color más utilizado. Tiene un carácter neutral y suave y, lo más importante, combina con cualquier tono y provoca sensación de pulcritud. Es un color que no debe faltar en nuestras viviendas, en aseos o pasillos, en lugares de reunión o cocinas, lo mejor, su amplia gama hace que sus virtudes pasen desapercibidas con un buen diseño.
La gama de verdes: Simbolizan naturaleza y frescura en sus tonalidades más vivas (verde lima) o tranquilidad y estabilidad en tonos más suaves. Lo identificamos con la naturaleza, facilita la biofilia, una teoría por lo cual los seres humanos guardamos en nuestro interior vínculos con la naturaleza de la que partimos, un verde no debe faltar, tampoco, en nuestras viviendas.
Los azules: Aportan serenidad, introspección y relajan los sentidos si se utilizan en expresiones claras. Sin embargo, pueden resultar fríos y poco acogedores. En sus tonalidades más fuertes, el azul suprime el apetito y estimula el pensamiento. En pastel o celeste ayuda a conciliar el sueño.
Los morados: Es la gama de colores más artística. Presenta cualidades opuestas. Por un lado está ligada a la meditación, sobre todo en su gama más suave por su efecto sedante, y por otro lado cuenta con un extremo más oscuro y potente que se relaciona con la pasión y la fantasía. No conviene abusar de él porque tiende a causar un efecto depresivo, pero está claro que pasión y fantasía no deben faltar en nuestro día a día.
Los rosas: Cada vez más generalizado, su uso en estancias interiores es una de las opciones más acertadas para transmitir un ambiente acogedor y reconfortante, sobre todo en tonos palo, ya que influyen en los sentimientos invitándolos a ser amables, suaves y profundos. Todo un descubrimiento.
Además de estas características debemos tener en cuenta que el color varía con la intensidad lumínica, así, una misma estancia necesitará un grado distinto del mismo color según la ubicación de la vivienda o el tipo de luz artificial utilizada. Siempre es recomendable analizar las distintas tonalidades según las condiciones de iluminación: natural o artificial, mañana y tarde, soleado o nublado, etc.
Otro factor que debemos tener en cuenta es el estilo arquitectónico. Sobre todo cuando la pintura está al exterior, pudiendo ésta ‘mancillar’ o ‘distorsionar’ la idea o el concepto que impulsó al diseñador. En el interior, cuando la vivienda tenga techos altos, molduras destacadas, cornisas y rosetones es conveniente no abusar de los colores fuertes, en estos casos acudiremos a gamas que destaquen menos. La morfología de las estancias se apunta a esto de la influencia, de esta forma, las habitaciones irregulares necesitan colores neutros con una misma tonalidad, según la empresa.
Lo mejor: la pintura nos cambia la vida, nos protege frente a la contaminación y a los desperfectos. Las buenas pinturas no sólo ayudan a la estética de nuestro hogar, también nos animan, generan intimidad, ganas de estudiar, de socializar y ayudan a recomponer nuestros pensamientos. Las nuevas pinturas, además, son capaces de proporcionar una protección fiable contra humedades, la suciedad o las sustancias nocivas, aportando un efecto barrera, evitando la formación de grietas, la suciedad y la proliferación de microorganismos. ¿Quieres pintar este verano? Di que sí 😉
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