El árbol de Navidad de los Chapple

La diseñadora floral Holly Chapple abre por primera vez su finca para Navidad. Y lo celebra con lo mejor que sabe hacer: exquisitos arreglos que serán la delicia de muchas familias a la hora de celebrar.

Siempre es un agrado volver al campo. Ahora, cuando uno visita Hope Flower Farm en el estado de Virginia (a menos de una hora de Washington), es un auténtico placer. 25 hectáreas de praderas verdes, un camino rodeado de grandes pinos, tres graneros, una casa de finales del 1800 y otra casita moderna, que inauguré. Por supuesto que Evan me dijo que si tenía miedo a un animalito que deduje sería un zorrillo o un familiar cercano. ¡Nada!, le respondí sin tener idea de lo que hablaba. En todo caso, esta vez no mencionó los fantasmas que rondaban el Bed & Breakfast donde me llevó la vez anterior que estuve por el valle.

Entrada principal de la casa de fines del 1900
Entrada principal de la casa de finales de 1800 y centro de mesa de Holly Chapple

Evan Chapple y su mujer Holly son los flamantes dueños de esta finca que parece sacada de una película. El sueño de una vida hecha realidad para una florista consagrada, como es Holly: un espacio donde cultivar sus propias flores y realizar eventos. El primero fue una Venta de Navidad a principios de diciembre y como faltarían manos, siete floristas de Chapel Designers llegamos a ayudar.

Holly y las floristas de Chapel Designers en pleno. Foto de Kathy Lynn
Holly y las floristas de Chapel Designers en pleno. Foto de Kathy Lynn

La semana fue intensa. El desayuno incluía salchichas, huevos, pan, cereal, jugo de naranja y café. Sí, créalo, ser florista implica un desgaste físico tal que si no se incluyen proteínas al desayuno y comidas abundantes, sencillamente ¡no se rinde durante el día!

Nuestro cometido fue hacer adornos navideños. Desde las tradicionales coronas de Navidad, centros de mesa, ‘kissing balls’ (una pelotas que se cuelgan en los portales o debajo de la lámpara del comedor), una muralla verde y decorar varios árboles de Navidad.

Las 'kissing balls', perfectas para colgar de la lámpara del comedor
Las ‘kissing balls’, perfectas para colgar de la lámpara del comedor

El primer día fui con Holly, Evan y Abby, uno de sus siete hijos, al granero donde se exhibirían los productos. Como no se decidían sobre qué poner dónde, agarré la escoba y empecé a barrer. Cuando descubrí un escobillón, el trabajo se me hizo más fácil. (Tengo que confesar que soy maniática de la limpieza y cada vez que entro al metro en Nueva York me dan ganas de tomar una fregona y dejar eso reluciente. Para desgracia de los parroquianos, ¡no lo he podido hacer!).

Cada producto era de factura artesanal
Cada producto era de factura artesanal. Derecha: Corona de Navidad de Holly, Abby y Carol. Foto de Sylvia Bustamante

Al segundo día, llegó un camión con el árbol y entre cuatro hombres después de varios jaleos, lo pudieron instalar en el centro del granero. “Este árbol es más grande de los que ponen en la Casa Blanca, dijo Holly (y sabía de lo que hablaba). Evan salió de abajo, empapado, casi sin aliento y cubierto de ramitas de pino. Ese día vi una foto de la pareja de joven: ella una muñeca rubia con una sonrisa encantadora y él con abundante cabellera y una semi sonrisa de quien no se cree la suerte que le ha tocado. Aunque las cosas no son siempre color de rosa, aquí en el fondo sólo hay, aunque suene cursi escribirlo, amor. Y yo, de vuelta a tomar el escobillón y a barrer la estela del desastre que dejó el arribo de tamaño pino.

Coronas de Navidad de Holly, Abby y Carol. Foto de Sylvia Bustamante 1
Coronas de Navidad de Holly, Abby y Carol. Foto de Sylvia Bustamante

Carol Mann fue la segunda florista en arribar. Aunque la verdad es que ella, además, es dueña de una finca en Conneticut donde cultiva flores y florista especializada en bodas, tiene un pasado como científica experta en análisis neuronales para niños con problemas psíquicos. Su última afición es la caligrafía, actividad que realizó en las mañanas haciendo tiempo para que yo, dormilona, estuviera lista. La descripción que puede sonar pomposa, no lo es en lo más mínimo. Carol habla lenta y delicadamente. Nació con una deficiencia verbal que le impidió comunicarse hasta pasados los 12 años. (No sería mala idea escribir un libro sobre qué hacían los floristas antes de dedicarse a su pasión).

Carol y Abby son insuperables para hacer coronas de Navidad. Teníamos las mismas ramas, hojas, pinos, plumas, adornos y cintas; pero al terminar sólo podía constatar que los años de oficio pesan. Aprendí a hacer lazos voluminosos (el secreto es que la cinta tenga hilos de alambre), usar cera caliente para pegar adornos (ideal si uno está contra el tiempo) y enamorarme del juniper (el enebro y sus bayas azules).

Las campanas con suculentas causaron sensación. Foto de Kathy Lynn
Las campanas con suculentas causaron sensación. Foto de Kathy Lynn

Cuando Terry Wood llegó de Tennessee vino pertrechada con bandejas de rollos de canela. Andrea Grist viajó desde Misuri, Amy McManus se puso al volante desde Baltimore y Lisa McPherson y Meg Sarah Dodini desde Washington DC. El sábado 5 y el domingo 6 las luces del granero se encendieron, 200 autos desfilaron por Hope y dos carretas de caballos distrajeron a los niños mientras los grandes compraban adornos, cerámicas, vinos, quesos, velas, lociones y papelería.

El periódico local publicó una entrevista a Holly y una empresa la contactó para que fuera a dar una charla motivacional a sus empleados. Durante los últimos tres años, Holly pasó estas fechas decorando la Casa Blanca. El 2015 marca el inicio de una nueva etapa para la familia Chapple, con finca y árbol de Navidad propios.

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