Los seis mejores libros sobre flores

En el último año han entrado en mi biblioteca 11 kilos y 1.500 páginas de textos y fotografías sobre mi pasión, las flores.

Fue hace casi un año cuando publiqué en The Luxonomist las ‘Maravillas Encuadernadas’, un artículo sobre los libros que habían ‘brotado’ en mi apartamento de Nueva York. Después de un período de templanza caí nuevamente en la seducción que para mí ejercen las flores.

Sylvia 1
Los diseños de la australiana Saskia Havekes se debaten entre lo grotesco y la elegancia. (Fotografías: Nicholas Watt)

Flower Addict de Saskia Havekes.
“Sin barro no crece el loto”, dice esta diseñadora australiana dueña de Grandiflora para explicar su trabajo como florista. Durante más de 20 años se ha dedicado a plasmar los deseos y sueños de sus clientes. Desde un ‘bouquet’ para el hombre que busca ser perdonado, hasta un producto para una empresa que quiere dejar impresionados a sus invitados en un lanzamiento comercial, las creaciones de Saskia serán a veces grotescas, salvajes y audaces pero nunca perderán un ápice de elegancia.

Sylvia 2
Ariella Chezar, un referente amaricano en la floristería, revela sus secretos en este manual. (Fotografías: Erin Kunkel)

The Flower Workshop de Ariella Chezar.
‘Best seller’ número uno en las listas de Amazon, el libro es un manual. La admirada diseñadora americana cuenta aquí todos sus secretos: Su obsesión por los arreglos bajo la filosofía del tono sobre tono, la elección de una flor como punto focal y la importancia de las texturas. Con enredaderas que cortaba a hurtadillas en su vecindario, el uso del follaje, las frutas y bayas, reinstaló el gusto por los arreglos inspirados en un jardín y reprodujo los bodegones de los maestros holandeses del Siglo de Oro.

Sylvia 3
Clinton Smith cura las mejores páginas florales de la revista Veranda. (Fotografías: Erika LaPresto)

Veranda The Romance of Flowers de Clinton Smith.
La revista Veranda publica desde 1987 jardines y casas de gusto refinado y sin pretensiones. El editor, un amante de las flores, recoge en este libro páginas emblemáticas de la publicación con arreglos de diseñadores, en su mayoría neoyorquinos. Con prólogo de Aerin Lauder, es la prueba magistral de cómo las flores con su noble presencia dan vida y carácter a un espacio.

Sylvia 4
Lewis Miller asegura que compra todas sus flores en el mercado de Nueva York. (Fotografías: Don Freeman)

Styling Nature de Lewis Miller
Nativo de California pero afincado en Nueva York, Lewis es unos de los míticos diseñadores de la Gran Manzana. La exquisitez de sus diseños lo hacen ser el favorito para celebrar una cena en la intimidad en Park Avenue o una gala en el Metropolitan Museum. Audaz, con sus arreglos ‘negros’, goza oponiendo elementos para crear. Unas veces puede ser monacal, otras cae en la opulencia. En todo caso, resulta divino.

Sylvia 5
La doctora Lisa Cooper ha ganado multitud de premios con su trabajo. Éste es su primer libro. (Fotografías de Harold David)

The Flowers de la doctora Lisa Cooper 
Otra florista de Australia, pero esta vez con el subrayado de ser ‘doctora de Filosofía en Finas Artes’. Por ello este libro exige tiempo de lectura para seguir las historias y el análisis que la florista plantea. Ascética en estado puro, presenta a los floricultores que la surten, las flores que la apasionan y sus creaciones. Está convencida de que para trabajar hay que tener un conocimiento íntimo de las flores y reverenciarlas.

Sylvia 6
El arte floral contemporáneo recogido en este magnífico libro de Sixtine Dubly. (Fotografías: Giles Bensimon)

Flowers. Art & Bouquets por Sixtine Dubly
La actual editora de estilo de Paris Match publica con Assouline, un libro donde la pintura y la escultura sirven de inspiración para el ensamblaje de una obra floral. Salpica las páginas con frases como “siempre me fijo en las flores” de Andy Warhol o “si nunca has oído a las rosas hablar, siento pena por ti” de George Sand. Las flores son naturales, de seda, pintadas, bordadas o pegadas, para ser llevadas a un lienzo, vestido, jarrón, bolsa plástica o pedazo de hielo. Porque los floristas de hoy, también son artistas.

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