¿Quieres ser diseñador de flores?
FlowerSchool New York es 'EL' centro de enseñanza para quien desee adentrarse en el mundo de la flores.
FlowerSchool New York es ‘EL’ centro de enseñanza para quien desee adentrarse en el mundo de la flores. Con destacados maestros y clases para principiantes y avanzados, se anticipó a un movimiento que hoy discurre por todo Estados Unidos: el aprecio de las flores como un arte. El 3 de octubre del 2002 Eileen Johnson abrió el New York Times y encontró el artículo titulado “Viaje a París y aprenda el arte francés del diseño de flores”. Gran anfitriona, con clases en el Cordon Bleu en el cuerpo, pensó que ahora era el turno de las flores. Pidió permiso por unos días en su trabajo, el Children Schoolarship Fund, y partió a la Ciudad de la Luz donde había vivido en su juventud.
Christian Tortu, considerado hasta hoy uno de los mejores diseñadores de flores, fue uno de sus profesores. La experiencia resultó magnífica, pero también le sirvió para preguntarse por qué no abrir un colegio en Nueva York si tenían numerosos diseñadores talentosos. En Junio de 2003 renunció a su trabajo, hizo un business plan, invirtió $75 mil, buscó un abogado, arrendó una floristería, hizo una página web y siete meses después abrió el FlowerSchool New York. “Mis motivaciones fueron dos: no hay que viajar a París para aprender de flores y elevar su diseño a un nivel profesional”, cuenta Eileen desde la sede ubicada en el distrito de Chelsea.
Invitó a los mejores diseñadores (americanos y extranjeros) a dar clases magistrales y hoy tiene una plantilla de 14 Master Florists. En febrero Christian Tortu dictó un seminario sobre bodas. Sullivan Owen, graduada del FSNY y elegida la mejor florista de Philadelfia un año después de abrir su estudio, dictará este mes una clase sobre follaje de verano. Y para septiembre espera lanzar “Artist Eye” bajo la curatoría de Bella Meyer, nieta de Marc Chagall. Un programa donde los Master Florists invitados recrearán una obra o se inspirarán en una corriente artística para diseñar.
Muy poco tiempo después de inaugurar el colegio, Eileen se dio cuenta que era necesario incluir clases básicas donde se enseñara a cortar con cuchillo, limpiar y preservar las flores y técnicas esenciales como el rose twist. Así nacieron los seminarios intensivos, donde se enseña desde armar un bouquet, pasando por un centro de mesa y terminando con un arreglo de grandes proporciones.
Sus primeras alumnas fueron señoras que venían por las tardes a aprender de flores y tomar té (algunas de ellas mandaron a sus amas de llaves). Hasta que poco a poco el FSNY se fue dando a conocer y el espectro de alumnos se amplió. Con la crisis económica de 2008 se inscribieron abogados y brókers que buscaban reinventarse. Y, desde 2010, cuatro veces al año, imparten el Professional Program: un mes de clases con 50 horas de práctica asegurada en una tienda o estudio de flores. Al graduarse los alumnos reciben un certificado emitido por el Departamento de Educación de Nueva York, muy apreciado por los alumnos extranjeros tanto como locales (un documento de peso si se quiere pedir un préstamo a un banco para iniciar un negocio).
Eileen tiende a pensar que el FSNY, junto a otras instituciones similares, se anticipó a un movimiento que ahora ve en franco desarrollo en Estados Unidos: el incorporar las flores al diario vivir de ciudadano medio americano. “En Holanda no se concibe la llegar de visita sin un ramo de flores para los anfitriones, así sea la abuela. Los franceses cuando van a comprar un pan baguette, también traen a casa un bouquet. Hoy día en Nueva York casi todos los delis tienen un buen surtido de flores”.
El colegio cuenta con un excelente equipo de profesionales, pero Eileen está siempre presente. Pequeña, menuda, discreta, se pasea por los mesones chequeando el progreso de las alumnas, señalando detalles a pulir o derechamente felicitando. “La belleza en todas sus manifestaciones me emociona. Cuando el diseño floral roza niveles extraordinarios y se convierte en arte, me brotan las lágrimas”.
Eran los años 60’ cuando pasó una mañana con su novio al ayuntamiento. No querían organizar un matrimonio y se casaron sin decirle a nadie. Por la tarde avisó a su madre, quien no quedó muy contenta. “Poco después me envió un bouquet, que recuerdo por lo precioso, pero también porque cuando uno es joven no recibe ese tipo de regalos”. Ese es su primer recuerdo concerniente a las flores.
Adora las amapolas, guisantes de olor, jazmín y lirios del valle. En un arreglo prefiere colores dramáticos, oscuros. “Si esto fuera una pastelería y tuviera una fiesta en mi casa, sacaría los dulces del mostrador. Aquí, voy al congelador y, con las flores que haya, Beth (profesora) me hace un arreglo. Otras veces es Lewis Miller quien me despacha uno de sus diseños”, cuenta.
Dejo FSNY cuando reciben una llamada del estudio de Carolina Herrera solicitando una clase privada. Eileen me comenta que varias empresas, entre ellas la revista Vogue, solicitan este servicio para su personal o clientes importantes. “En vez de salir a comer, vienen acá, aprenden a diseñar con flores y brindan con champagne”.
FlowerSchool New York. 213 West 14th Street, New York, NY 10011. Telf. 212.661.8074