Prepara a tu perro para el frío
Los abrigos son imprescindibles para proteger a los perros de las inclemencias del tiempo.
A pesar de que, por los complejos factores meteorológicos, disfrutemos unas temperaturas primaverales, no nos puede sorprender que de repente cambie el tiempo y nos pillen las primeras nevadas invernales. Al fin y al cabo, ¡estamos en noviembre! así que hoy quiero centrarme en las prendas de abrigo para nuestras queridas mascotas.
Sobre el tema de vestir a los perros con abrigos para protegerlos del frío, hay opiniones encontradas. Hay quienes opinan que los animales no los necesitan puesto que la naturaleza ya los ha dotado de su propio pelaje, recubierto de un aceite especial frente a la humedad de la lluvia o la nieve. Alezandra Horowitc, científica cognitiva especializada en comportamiento animal, tampoco es partidaria de estas prendas porque, según ella, los animales lo entienden como un signo de dominación poniendo como referencia el comportamiento de los lobos para entender el de los perros domésticos.
En absoluto estoy de acuerdo con este grupo. Independientemente de que la naturaleza está para cuidarla y mejorarla (si no, no habríamos salido de las cuevas), los perros a los que me refiero en mis artículos, animales de compañía -aunque estén en casas de campo- están lejísimos de los lobos en su vida diaria.
En su mayoría, los perros necesitan protección extra frente al frío puesto que ayuda a reducir la pérdida de energía y evita que se mojen por la lluvia y la nieve. Yo creo que si se los ponemos evitamos que no tengan sus paseos diarios, muy necesarios, por culpa de no estar preparados para las inclemencias del tiempo. Especialmente en las mañanas y noches de invierno es fundamental abrigar a los perros puesto que las temperaturas suelen descender bastante y la sensación térmica suele ser muy fría a este lado del ecuador.
Los cachorros, especialmente los de pelo corto, pierden rápidamente su calor corporal y los perros ancianos soportan peor las bajas temperaturas y pueden enfriarse afectando así a una posible delicada salud.Un perro anciano no regula su temperatura corporal igual que un perro joven, y es indudable que las razas de perros de pelo corto no están protegidas contra el frío como las razas de pelo largo.
En el caso de un perro anciano al que saquemos a pasear por la mañana o por la noche a un lugar donde la temperatura sea bastante fría y exista mucha humedad, es aconsejable abrigarle para evitar que pueda contraer catarros o enfermedades más graves como la traqueítis. Es muy desagradable -incluso para el perro- llegar a casa con el pelo mojado o con barro, algo que evitarás con algunos modelos de abrigos como los monos acolchados completos. Con un abrigo evitarás estos inconvenientes y además tu perro irá a la moda cuando pasee por la calle.
Otra de las razones por las que algunos como Horowitz no son partidarios de los abrigos es que, según ellos, oprimen aunque sea levemente la espalda, el cuello y la cabeza de los perros y esto, en la naturaleza, sólo ocurre cuando un animal impone su dominación sobre otro. «El abrigo reproduce esa sensación, así que la principal experiencia que obtiene el perro al llevarlo no es la protección ante el tiempo, sino la desconcertante sensación de que otro ejemplar de mayor rango está cerca».
Como ya os he comentado en otros artículos, no hay ningún problema en que el perro reconozca que por encima de él estamos nosotros, que somos quienes lo dominamos y dominamos la situación. Como te dirán los mejores entrenadores de perros, «siempre deben saber que tú eres el dueño».Para evitar los problemas de ajustes lo ideal es optar por las mejores marcas y la talla adecuada. Las marcas especializadas en ropa canina tienen fantásticos patrones, muchas de ellas incluso colaboran en sus diseños con especialistas para evitar cualquier tipo de molestia al animal.
El que realmente tiene la «última palabra» es cada perro en particular ya que hay perros a los que les encanta que les mimen y se dejan vestir, otros a los que no les gusta nada al principio pero acaban «aceptándolo» y otros que no lo aceptan de ninguna manera. Los primeros interesados en que el abrigo no impida la movilidad del animal somos nosotros puesto que lo queremos y queremos su bienestar.
Si el perro se siente molesto no disfrutará del paseo y no obtendrá sus beneficios, se sentirá aún peor y no querrá salir de casa. Por ello, si rechaza de plano el abrigo, es mejor no ponérselo y si le gusta, debemos asegurarnos de que elegimos la talla y el modelo más adecuado para sus características.