El grupo británico Rolls Royce registró un beneficio neto de 1.229 millones de libras (1.424 millones de euros) en la primera mitad del año. Así que deja atrás los números rojos que cosechó en el mismo periodo del ejercicio previo, cuando registró unas pérdidas de 1.554 millones (1.800 millones de euros).
La razón se debe a un aumento de los ingresos de la división aeroespacial civil y de defensa de la compañía. Estas incrementaron sus ingresos subyacentes, respectivamente, en un 39% y un 18%. De forma que la empresa aumentó sus ingresos en el semestre en operaciones continuadas en un 34%, hasta situarlos en los 7.523 millones de libras (8.717 millones de euros).
De esta forma, el beneficio operativo en el semestre se triplicó con creces. Se situó en 797 millones de libras (923 millones de euros) respecto a los 223 millones (258 millones de euros) en los que quedó en la primera mitad de 2022.
Además, la deuda neta de la compañía se situó en la primera mitad de este año en 2.845 millones de libras (3.299 millones de euros), lo que supone también una reducción del 12% respecto al dato de cierre de 2022.
Estos buenos resultados del conglomerado británico han permitido una subida de la cotización en la bolsa de Londres un 1,6% en el tramo medio de la negociación de este jueves, a 186,8 libras la acción (215 euros). Si bien ya subieron con fuerza, un 21%, el pasado 26 de julio, cuando la compañía comunicó que esperaba mejorar sus cuentas respecto a lo que pronosticaban los analistas. Por todo ello, en lo que va de año, la cotizada británica duplica su valor en bolsa.
Además, las buenas cifras semestrales permiten vaticinar un año excelente para la firma. Por eso el pasado 26 de julio revisó al alza sus previsiones. De hecho, espera obtener en 2023 un beneficio operativo de entre 1.200 y 1.400 millones de libras (1.391-1.623 millones de euros).
Sin embargo, hay que recordar que Rolls-Royce ya no se encarga de la fabricación de los coches de lujo. La compañía fue nacionalizada y en 1973 dividida en dos empresas independientes. La división automovilística se convirtió en Rolls-Royce Motors, mientras que la de aeronáutica mantuvo la razón social original. Ambas fueron a parar después a manos privadas.
De hecho, la división fue vendida en 1980 a Vickers plc. y en 1985 cambió su nombre a Rolls-Royce Motors Cars, que en la actualidad es una subsidiaria de propiedad total del grupo BMW.
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