El emblema de Jaguar nació para evitar la simbología nazi

William Lyons era un entusiasta de los automóviles de principios de siglo XX. En 1922, cuando contaba con 21 años, decidió fundar su propia marca de coches con su amigo William Walmsley. Le dieron el nombre de Swallow Sidecar Company y con ella crearon automóviles hasta el inicio de la II Guerra Mundial.

El comienzo de Jaguar Cars

En plena contienda tuvieron que emprender el cambio de la denominación social, al tiempo que dedicaban buena parte de sus esfuerzos a la fabricación de equipo militar. Las iniciales SS no invitaban al optimismo precisamente. Fue entonces cuando nació Jaguar Cars, empresa que Lyons dirigió hasta su jubilación en 1972.

El primer logotipo de la empresa se inspiraba en dos alas doradas y sobre ellas el nombre de la compañía. Así que cuando Jaguar comenzó a usarse como marca comercial, lo único que heredó de Swallow Sidecar Company fueron las alas. Le duraron hasta que en 1945 las alas desaparecen y se sustituyen por la imagen del Jaguar que llega hasta nuestros días.

El emblema de Jaguar sufrió varias modificaciones

Lo más llamativo de este primer cambio, a parte de la adopción del Jaguar como animal emblemático para la marca, fue la apuesta por el verde oscuro para el nombre. Un color que poco o nada tenía que ver con el mundo de los deportivos, pero que a Jaguar le fue bien.

Una tonalidad que el grupo adoptó como propia y que hoy en día se relaciona perfectamente con ella. El emblema del Jaguar es conocido como «Leaper» y simboliza a ese mítico animal en una veloz carrera.

Ha sufrido varios cambios a lo largo de los años y se ha estilizado su figura hasta la actualidad. Siempre se le ha relacionado con el poder, la belleza, la velocidad y la ambición.

Con el tiempo, la marca adoptó una versión del mismo, situando en el frontal de los coches un emblema con la cabeza del animal sobre un círculo rojo. Emblema que coloca en la parrilla del radiador de los coches.