El súmmum del lujo

Cuál es mi sorpresa cuando al encender la radio escucho que uno de los eventos más lujosos de la historia iba a tener lugar en la Capilla Sixtina. Un concierto exclusivo para unos cuantos privilegiados que tendrían la oportunidad de disfrutar de los frescos mientras escuchaban un concierto un solo día.

Cuarenta personas habrían tenido acceso a un concierto de lo más exclusivo en la capilla más conocida de las dependencias de El Vaticano. He podido leer numerosas publicaciones en periódicos y medios de comunicación. Si bien es verdad que no han transcendido fotos ni publicaciones del interior del evento en el que la multinacional habría alquilado la famosa capilla de la iglesia donde se eligen los papas en cónclaves secretos para un ‘concierto privado’ – evento corporativo.

Los invitados después de escuchar un concierto de música clásica, habrían degustado una cena en el Museo Vaticano. Cada uno de los participantes debería pagar casi 6.500 dólares (5.000 euros) por el acceso al exclusivo evento, eso sí, todos los fondos recaudados estarían destinados a financiar obras caritativas.

Esto ocurre la misma semana que El Vaticano informa de la decisión de restringir el número de visitantes a la Capilla Sixtina a seis millones por año para proteger los delicados frescos pintados por Miguel Ángel. Los visitantes a la capilla pueden alcanzar los 20.000 en un día de verano, con hasta 2.000 personas dentro del recinto al mismo tiempo.

Ya se han celebrado conciertos antes en la Capilla Sixtina, pero siempre para actividades relacionadas con la iglesia. Si se comienzan a hacer este tipo de actividades puede que sea el comienzo de una nueva administración de los bienes eclesiásticos en la que se saca rédito a los tesoros de la iglesia para favorecer a las personas que más lo necesitan. ¿Es buena idea ponerle precio a un espacio sagrado aunque sea con fines benéficos?