Un gran aficionado al mundo del motor tiene desde el pasado miércoles el honor de poseer en propiedad uno de los coches de carreras más míticos de la historia. Se trata de uno de los modelos Ferrari que Michael Schumacher condujo durante el primer Campeonato Mundial de Fórmula 1 que ganó con la escudería italiana.
En la temporada que culminó en el año 2000, el piloto alemán terminó con una sequía de títulos que duraba 20 años para la casa de Maranello. Sería el primero de los cuatro títulos mundiales que Schumacher ganó de forma consecutiva.
RM Sotheby’s ha sido la encargada de gestionar esta exclusiva subasta privada, que al final se ha cerrado de forma exitosa por una millonaria cifra que sin embargo no ha sido revelada. La casa estimaba obtener por él entre 7,5 y 9,5 millones de dólares por el bólido, confirmando así el enorme interés que este mercado de coches de carreras despierta entre los adinerados coleccionistas de automóviles.
Lo reconoce así Andrew Olson, especialista de RM Sotheby’s, en declaraciones a Bloomberg. Estima el especialista que “estos coches solían ser realmente difíciles de vender y la gente se asustaba con ellos. Ahora, la gente está reconociendo su importancia histórica y su historial de carreras, y finalmente se está apreciando su importancia”.
Su aspecto histórico prima sin duda sobre la practicidad o utilidad de los mismos. Son coches con un costoso mantenimiento que se estima entre los 250.000 y 500.000 dólares. Rara vez se pueden conducir y lo normal es que acaben como piezas de museo.
En todo caso, la historia detrás de este auto ha influido seguro en la obtención de un elevado precio por él. Este chasis 198 del modelo F1-2000 llegó a los circuitos como coche de sustitución y acabó siendo vital para el éxito de Michael Schumacher aquella temporada.
El piloto alemán tuvo que recurrir a él cuando en la calificación del Gran Premio de Brasil acabó dañando la dirección de su primer coche. Salió tercero en la parrilla y acabó ganando la carrera.
A la carrera siguiente, en Barcelona, se volvió a subir en él para conseguir el mejor tiempo en la calificación. Un pinchazo a pocas vueltas del final le relegó hasta la quinta plaza en la carrera del domingo, después de liderar la prueba con total claridad. Obtuvo unos puntos que serían decisivos al final del campeonato.
Posteriormente, en el mítico Mónaco, Michael Schumacher conseguiría con este chasis 198 su última pole position en suelo monegasco con un Ferrari. Lideró la prueba hasta que se vio obligado a retirarse en la vuelta 55 al romper una barra de la dirección.
La última carrera del chasis 198 con Schumacher tuvo lugar unas cinco semanas después, en Austria. El alemán salió cuarto y apenas rodó unos metros porque Ricardo Zonta, en su BAR-Honda, golpeó a Schumacher por detrás obligando a ambos a retirarse de la carrera. Ferrari reparó el coche y lo llevó a todas las carreras de ese campeonato, aunque no hizo falta volver a usarlo. Terminado el campeonato, el vehículo regresó a Maranello, donde se reconstruyó por completo.
El coche fue adquirido un año después por un coleccionista de Reino Unido. Se convirtió en el primer Ferrari de Fórmula 1 de la era moderna en pasar a manos privadas. El auto cambió de dueño un par de veces desde entonces, pero todos ellos lo han cuidado y mantenido en funcionamiento en eventos de exhibición. La última vez que se le vio en público fue en 2020 y su motor V-10 sigue a pleno rendimiento.
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