No hay duda de que las formas de ocio han cambiado en los últimos años. La irrupción de Internet y el desarrollo de las nuevas tecnologías han provocado un crecimiento de los videojuegos que no parece tener fin. Y no solo hablamos de los juegos que se disfrutan en soledad, sino también de los que se practican online con gamers de cualquier parte del mundo. Una tendencia que gana adeptos y que, con moderación, según los expertos, también tiene beneficios.
Según el Anuario del Videojuego en España 2021 elaborado por la Asociación Española de Videojuegos, el que nos ocupa es un mercado especialmente suculento. El motivo es que cada vez son más las personas que se decantan por este tipo de ocio, alcanzando en 2021 los 18 millones de jugadores en nuestro país.
Sin duda un número llamativo en el que cada vez van tomando más peso las mujeres. Según el informe Global Quick View de Kantar las españolas encabezan el ranking de usuarias de videojuegos en Europa con dos de cada tres usuarias.
A la vista de los datos no es descabellado pensar que la pandemia tuvo mucho que ver en el aumento del uso de los juegos de navegador. Una época que disparó el número de personas que se animaron a tener contacto activo con otras a través del entretenimiento. Los móviles, las tabletas, los ordenadores o las consolas sirven en este caso para jugar online con cualquier persona del mundo.
Así, sabemos que el uso de los juegos online es cada vez más popular siendo tema de debate sus beneficios o desventajas. En el lado negativo de la balanza situaríamos un consumo excesivo de los mismos y su consecuente riesgo de adicción; mientras que en el lado positivo pondríamos la mejora de ciertas habilidades físicas y mentales.
En estas últimas se incluyen, por ejemplo, el desarrollo de habilidades como la atención, la capacidad de respuesta, la memoria, el dominio de los idiomas, la creatividad o incluso el trabajo en equipo. También pueden resultar beneficiosos para personas especialmente tímidas por el hecho de compartir con amigos tiempo de ocio, dando lugar a conversaciones sobre el propio juego u otros temas comunes de los que hablar.
No obstante, para que todos estos beneficios resulten de verdad reales los usuarios deberán hacer un uso óptimo de los juegos online. En el caso de los menores el tiempo de juego deberá ser supervisado por adultos, verificando también que el tipo de juego en cuestión (por su temática o complicación) es adecuado para su edad.
Asimismo es importante matizar que en ningún caso los videojuegos pueden sustituir a la interacción social ni sacrificar otras áreas básicas o cotidianas de la vida como el estudio en el caso de los menores o el trabajo en los adultos. También es fundamentar completar y alternar este tipo de ocio con otras actividades no sedentarias que puedan disfrutarse al aire libre y con otros compañeros.
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