Nadar es uno de los ejercicios más saludables para el cuerpo humano. Es muy sencillo de llevar a cabo, cada persona puede hacerlo al ritmo que más le convenga y el número de aspectos beneficiosos para nuestra salud es realmente alto.
El rato en el agua es un rato agradable aunque todos los nadadores coinciden en que al llegar a un determinado número de largos es fácil perder la cuenta. Es complicado vencer a la pereza para seguir surcando el agua. Muchos querrían nadar y escuchar música a la vez.
Así que hemos puesto a prueba un aparato diminuto que, sin tener nada que ver con el ejercicio físico, nos ha ayudado a afrontar el rato de piscina con mucha más alegría. Nos lo hemos puesto y hemos batido nuestro mejor tiempo nadando ¿Casualidad? No lo creo.
SONR es un dispositivo que nos permite escuchar nuestra música favorita mientras estamos nadando. Aunque el entorno no parezca el más idóneo para escuchar una melodía SONR funciona y funciona muy bien. Entre el sonido de burbujas, zambullidas, brazadas y batidas de pies hay espacio para que nadar sea mucho más agradable para nuestros oídos.
El sonido llega a nuestro cerebro a través de conducción ósea. No necesitamos ningún tipo de molesto auricular, ni depositar nada sobre nuestros pabellones auditivos. Escuchamos nuestra música de forma clara y con un buen volumen.
Evidentemente el sonido no tiene la pulcritud que Karajan o Leonard Bernstein aprobarían para una de sus grabaciones. Este no es el entorno para eso ni es el objetivo de este dispositivo. El objetivo es escuchar música que nos acompañe mientras nadamos. Y ese objetivo lo cumple con creces.
SONR se puede colocar de la manera que más nos convenga, debajo del gorro o sujetándolo con las gomas de las gafas. Podemos elegir el método que más cómodo nos resulte. El sonido se transmite del mismo modo, sin cables ni auriculares, mientras nos centramos en la actividad que nos ocupa, nadar.
Dicha actividad mejora notablemente cuando nuestro cuerpo se centra en surcar el agua mientras nuestros sentidos se alimentan de la música que más nos gusta, o inspira, para el deporte. Si preferimos podcast o audiolibros también podemos escucharlos.
El método es muy sencillo, basta con pasar el archivo correspondiente a nuestro SONR. Una vez en la piscina un solo botón es todo lo que necesitamos para comenzar a disfrutar. No puede ser más sencillo. Es resistente al agua hasta dos metros de profundidad y durante dos horas seguidas.
En tan solo un par de zambullidas en la piscina SONR se ha convertido en un elemento esencial en nuestra rutina deportiva. Se trata de un dispositivo muy pequeño, pesa sólo 35 gramos. Su tiempo de carga apenas llega a la hora y media.
Es compatible con la inmensa mayoría de archivos de audio que existen, desde mp3, wav o incluso flac. También podemos conectarlo vía Bluetooth con nuestro móvil para acceder a plataformas como Spotify.
La tecnología ha avanzado tanto para que un aparato con tanto potencial y con esa calidad sonora cueste ahora mismo tan solo 79 dólares en su página web. Lo podemos adquirir en cuatro colores diferentes.
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