La presencia de los drones en la vida cotidiana no deja de ser algo testimonial en la actualidad. Pero las aplicaciones que tendrán en el futuro lo convertirán en algo más que un juguete para pasar un rato divertido. En la actualidad existen en el mercado equipos cuyo precio supera los miles de euros, centrados en su gran mayoría a la grabación de imágenes. La calidad de los mismos viene dada por los componentes que integran y el objetivo que se persigue con su uso.
Según nos cuentan desde Juguetrónica “el número de motores (normalmente cuatro) y los sensores que posea son el punto de partida para establecer la calidad del dron”. Desde ahí, la tecnología que integren es casi infinita y su precio, también. Se puede agregar toda una serie de características técnicas que hacen del dron un auténtico lujo, como nos cuenta el equipo que dirige Daniel Bayón, CEO de esta compañía especializada en regalos tecnológicos. En todo caso, los expertos en este incipiente mundo nos comentan que existen unas reglas básicas que los usuarios deben poner en práctica siempre que quieran utilizar un dron, ya sea el más básico o el más lujoso. Normas que en su gran mayoría desconocen y que inciden en el correcto uso de este tipo de aeronaves.
Es uno de los elementos más importantes en este tipo de aparatos y su cuidado es vital para que el tiempo de vuelo sea el mayor posible. Son muy potentes y capaces de aportar mucha energía en un breve espacio de tiempo, así que lo recomendable es cuidarlas desde los primeros ciclos de carga. Al menos durante sus primeras cinco recargas, se recomienda no agotar las baterías completamente.
También es positivo dejar que se enfríen antes de conectarlas al dron y comenzar a volar con él. Y si se va a estar un tiempo sin usar el dron, se recomienda no guardarlas al 100 % de su capacidad. Se estima que una batería bien cuidada en este tipo de aparatos suele alcanzar los 300 ciclos de carga y 50 si se somete a esfuerzos innecesarios.
Para evitar posibles incidencias durante el vuelo, siempre es recomendable inspeccionar con cuidado el estado del dron. Limpiar las palas, eliminar cualquier elemento extraño que se sitúe en los rotores y en el resto de los componentes. Algunos drones pueden superar los dos kilos de peso, pero aún así sus componentes suelen ser frágiles y pueden sufrir desperfectos al chocar contra cualquier superficie.
Una simple pelusa enredada en una hélice puede variar el comportamiento del dron en vuelo y afectar negativamente a su estabilidad. Lo mismo sucede si algún componente se encuentra doblado o roto a causa de algún golpe. Unos segundos de revisión pueden alargar la vida del dron y evitar males mayores.
La legislación al respecto de este tipo de aeronaves ha quedado bastante definida desde 2017 y se basa principalmente en el tamaño del dron y en el uso que se le quiera dar al mismo. De este modo y siempre que nos dediquemos al uso recreativo de estos dispositivos, tendremos en cuenta que:
Para todos aquellos que tengan curiosidad por este mundo y deseen ampliar conocimientos al respecto, Juguetrónica ha puesto en marcha sus talleres de drones, en los que resuelven las dudas técnicas y legislativas que se tengan al respecto.
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