En la carrera de crear el portátil más potente y eficiente del mercado, Apple cogió velocidad en 2020 con sus propios procesadores. Pero en la carrera de la versatilidad, el iPad Pro no ha conseguido el objetivo esperado: sencillamente, no puede sustituir a un Mac. Y ahí es donde entra en juego Microsoft y su familia Surface, que demuestra con mucho acierto que la versatilidad de un tablet-convertible es posible.
He probado la recién anunciada onceava generación del Surface Pro: un equipo continuista, pero con una experiencia muy sólida y atractiva que ofrece exactamente todo lo esperable. Es el PC con Windows más potente e inteligente hasta la fecha, y a pesar de mi declarado amor por el mundo manzanero ha conseguido hacerse un hueco en mi día a día estas últimas semanas. Esto es todo lo que tienes que saber.
El nuevo convertible de Microsoft objetiva eso de “si algo funciona, no lo toques”. Es un dispositivo esencialmente continuista, pero que año a año asegura sus puntos fuertes y trata de mejorar las sombras. Su diseño en formato tableta ultra-portable es espectacular en portabilidad y calidad de construcción.
El teclado acoplable, hecho de tejido Alcántara, es muy bueno tanto al escribir como al propio tacto, aunque se echa de menos un trackpad ligeramente más grande. La colección incluye cuatro colores: plata, negro, azul y este dorado arena que he probado.
Tras la portabilidad de este equipo está el ingenioso pie plegable Kickstand, que Microsoft sigue puliendo y ahora permite hasta 165º de amplitud. Trabajar en una mesa es ideal, aunque quizá no tanto hacerlo sobre las piernas por la poca estabilidad que ofrece. Es el peaje que pagar por un producto tan versátil como éste.
El peaje que desde luego no se paga es el de las prestaciones y la potencia. Su pantalla de 13 pulgadas es espectacular. Un panel OLED con alto rango dinámico y alto refresco (120Hz) que hace las delicias de usarlo casi para cualquier tarea. Lo único reprochable que tiene es el brillo cuando se utiliza bajo luz solar directa.
Los altavoces, los micrófonos y las cámaras también son de lo mejor de su segmento. Por dentro, los nuevos procesadores de Qualcomm aportan fluidez y potencia a raudales, sin general calor y sin drenar la batería. Es el mejor Surface hasta la fecha, y en estos días para mi uso personal y de trabajo lo ha demostrado.
Déjame hacer fácil lo complicado. Tras cada ordenador existen millones de procesos ocurriendo en su chip y memorias, y estos lo hacen en base a una arquitectura. La de Intel, la más popular en las últimas dos décadas, ya ha quedado atrás. Es la arquitectura ARM, similar a la que utilizan los móviles de última generación, la que ha permitido a los portátiles ser más potentes, eficientes y estar mejor integrados.
Microsoft ha hecho muchas pruebas de esto en los últimos años, desde el primer Surface RT hasta modelos más recientes como el Surface Pro X. Pero ninguno llegó a calar por el problema de las aplicaciones. Y es que un cambio de arquitectura requiere que los desarrolladores vuelvan a escribir el código de sus apps para poder utilizarlas.
Todo un reto que se ha acelerado enormemente desde que Apple anunciase el salto de sus Mac a ARM hace ya cuatro años, y que la industria ha aprovechado para evolucionar sus dispositivos.
¡Esta es la buena! Microsoft ya tiene su tablet-convertible insignia funcionando bajo ARM y es una historia de superación y satisfacción. El paquete general da una sensación de confianza y robustez que ningún otro equipo de la marca había ofrecido hasta la fecha. Me ha gustado muchísimo.
En conjunto es similar a utilizar un Mac de última generación: ágil y fluido y con batería casi inagotable. La transición en Windows ya es una realidad y se pueden utilizar todas las apps sin limitación. Solo se debería revisar si algunas muy específicas del entorno empresarial son compatibles, pero el usuario común no encontrará problema alguno.
La conversación alrededor de la inteligencia artificial es el orden del día, y Microsoft no ha querido quedarse atrás. Su ya conocido Copilot es un asistente que ayuda en la experiencia general del dispositivo, sin ser intrusivo ni molesto. Las funciones que ha elegido la marca para integrar en el Surface Pro no son demasiadas, pero si resultan útiles en ciertos flujos de trabajo. La IA de Copilot no me parece un punto diferencial de compra, pero desde luego un añadido relevante a la experiencia y un inicio bueno de la integración de la IA en el día a día.
A nivel de dispositivo, el nuevo chip de Qualcomm integra una unidad de procesamiento neuronal (NPU) que gestiona todas estas exigentes funciones sin drenar la potencia general del equipo. La tecla de Copilot en el teclado permite un acceso rápido a su interfaz para buscar información, pedir que genere imágenes o revise textos. Quizá la integración es más interesante a la hora de hacer videollamadas, donde la NPU genera subtítulos en tiempo real de la conversación y gestiona los efectos de la cámara. Entre ellos, uno que finge mantener en todo momento el contacto visual.
Pero la mención especial la tiene el Cocreador integrado en el mítico Paint. La última actualización del programa permite dibujar utilizando el Surface Slim Pen, un lápiz capacitivo que incluye el teclado, y después utiliza la IA para participar y ayudar a crear un diseño original a partir del dibujo.
En nuestra prueba, dibujamos una carretera con un coche y le pedimos a Copilot que diseñase un coche de carreras. El resultado se puede ver en estas fotos. Animé a mi prima de 10 años a escribir un pequeño cuento a ilustrarlo con la ayuda de Copilot, y fue una tarde divertida imaginando princesas y flores.
Cuando Apple lanzó su primer iPad con teclado todos pensamos que la versatilidad del Mac había llegado a un formato aún más portable. Era mentira: aunque cumple con la mayoría de las tareas sencillas, el sistema operativo del iPad no suple al de un ordenador completo. Que este Surface sí lo haga y sea una alternativa totalmente real y probada es una declaración de intenciones claras por parte de Microsoft. Y abre el melón de que el iPad debería llevar macOS algún día.
La combinación de este Surface Pro y Windows es ideal. Ya no solo porque la firma americana diseñe ambos, sino porque es esencialmente natural e intuitivo y cumple con todo lo que se espera de él. Ha sido una agradable sorpresa que quien la sigue la consigue. Microsoft ya había soñado con el portátil ARM hace muchos años, pero hace necesitado el empujón de Apple para terminar de arrancar. El resultado es soberanamente bueno.
El nuevo Surface Pro arranca en 1199€, aunque varía en función de la configuración y accesorios elegidos. Nuestro conjunto de pruebas llega hasta los 2.109€. Y es que, amigos, nadie dijo que la portabilidad y versatilidad fuesen baratas.
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