Acaba un año que ya ha recibido muchos calificativos, casi todos tristes y peyorativos. Algunos, los más optimistas, mantienen el concepto de «año diferente» del que hemos aprendido mucho. Otros lo califican de «extraño». A unos les ha hecho mejores personas y a otros aún peores de lo que eran. Me quedo con que ha sido un año muy duro, y cada cual que saque sus propias conclusiones y aprendizajes.
Hoy, en este mi querido ‘Rincón de Carla’ quiero aprovechar la energía de la Navidad y el inminente punto final del 2020, para desearos todo lo mejor en el nuevo año. Ojalá en los próximos meses seamos capaces de canalizar de la mejor forma posible todo lo acontecido. Es evidente que hemos cambiado, ahora toca reflexionar y analizar todas esas cosas que creemos urgente cambiar y luchar para cambiarlas.
Sería aún peor que la pandemia, que nos sucediera como a esa ranita que tan feliz nadaba en el agua tibia. Un agua que poco a poco se iba calentando, lentamente, hasta que la rana murió escaldada. Mis amigos indígenas de la selva amazónica me contaron la fábula del mono que, al ver al pez bajo el agua del río, quiso salvarle de morir ahogado. Por su seguridad lo sacó a la orilla y ya os imagináis cual fue el fin del pez.
Todos sabemos qué es lo mejor para nuestras familias y amigos, no necesitamos aguas calentitas, ni monos ni ranas para ponernos las pilas y actuar en consecuencia. Quizá hayamos estado aletargados, viviendo muy cómodos en nuestro estado de bienestar. Pero lo mejor del 2020 ha sido que muchas ranas han saltado al ver cómo el agua se calentaba más de la cuenta. O que algunos pececillos han visto a tiempo las manos del mono intentando atraparle, por su seguridad.
Si esto es así, bien hallado 2020. Si a pesar del duro golpe que todos hemos recibido este año de muertes, paro y sacrificios, no hemos sentido hervir nuestra sangre, no hemos visto las orejas al lobo, ni vaticinado el final de una de las etapas más prósperas de la historia moderna de España, entonces este 2020 habrá sido el año que asentará tiempos de deriva.
Convencida de la importancia de premiar la excelencia y el trabajo bien hecho, de premiar también el ahorro y la productividad. Convencida de la importancia que tiene favorecer la igualdad de oportunidades para que todos nos igualemos por arriba, no dejo de pensar cómo los ciudadanos podremos conseguirlo. Pero seguro que el 2020 nos ha abierto los ojos y las ganas de mantener todo lo hasta ahora conseguido.
En los últimos días muchos me estáis escribiendo al conocer la noticia del cierre de Carla Bulgaria Roses Beauty. Os agradezco vuestras palabras de ánimo y apoyo. Fue una decisión difícil pero necesaria, ahora con más tiempo y calma podré canalizar mi trabajo de manera más eficaz y ojalá pueda en un futuro próximo poder volver a dar trabajo a más personas. El cierre de mi empresa ha supuesto un dolor muy grande de corazón, pero al menos puedo hacerlo sin deber nada a nadie.
Hay millones de personas que lo han perdido todo y están sumidas en la ruina más absoluta. Es por ellas por las que debemos preocuparnos y a las que debemos enviar nuestro apoyo, con palabras y con hechos. También hay miles de seres queridos que han perdido la vida y millones de personas sufriendo su falta. Por todos ellos no podemos permitir que el 2020 se olvide. Les debemos honrar con nuestro esfuerzo y si de verdad creemos que algo hay que cambiar, hagámoslo. Feliz Navidad.
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