Acostumbrados a vivir la mayoría de nosotros bajo un cielo tirando a gris en el que resulta difícil ver una simple estrella, tener la oportunidad de admirar un fenómeno que dejaba sin palabras a navegantes y exploradores y que ha suscitado creencias mágicas y místicas en todos los pueblos que lo han contemplado, puede considerarse un privilegio.
Pues bien, el momento es ahora. Las auroras boreales son un fenómeno nocturno que se produce en zonas cercanas al Círculo Polar Ártico como Canadá, Alaska, Siberia, Groenlandia, países escandinavos e incluso parte de Escocia. Puede contemplarse con mayor probabilidad de octubre a marzo, cuando el número de horas de oscuridad en esta latitud es mayor.
Las luces del norte siguen ejerciendo hoy en día el mismo magnetismo sobre nosotros que el que han tenido durante toda su historia y precisamente en el magnetismo está la explicación de su origen. El Sol emite partículas cargadas, también llamadas viento solar, que llegan a la Tierra después de dos días de viaje por el espacio y, siguiendo el campo magnético del planeta, son desviadas hacia las zonas polares. Allí producen el fenómeno de las auroras polares cuando chocan con átomos y moléculas de oxígeno y nitrógeno presentes en la atmósfera, que aumentan su energía y después vuelven a su estado anterior emitiendo luz.
Para no perder detalle de este espectáculo de luz y color y sacarle el máximo partido, se han diseñado en varios países alojamientos impresionantes donde grandes estructuras de cristal permiten disfrutar de la aurora desde la comodidad de su interior.
En el sitio web oficial de Turismo de Finlandia se recogen varias opciones interesantes, entre las que destaca la de Levin Iglut, que ofrece iglús de cristal con cuarto de baño, cocina y calefacción en un entorno natural salvaje a 10 km de Levi y su estación de esquí.
Uno de los hoteles más populares en el Círculo Polar Ártico es Kakslauttanen Arctic Resort en la estación de esquí de Saariselka, a 30 km del aeropuerto de Ivalo (Finlandia). También cuenta con iglús de cristal donde se pueden contemplar las auroras sin moverse de la cama y cabañas con sauna y chimenea.
En Islandia, a menos de una hora de Reikiavic, está el ION Adventure Hotel, de construcción y diseño sostenible y en un entorno natural único que cuenta con habitaciones de grandes ventanales. Y en Suecia, en el pequeño pueblo de Harads, está Treehotel con cabañas de original arquitectura en lo alto de los árboles y que se mimetizan con la naturaleza.
Aunque nuestro alojamiento sea impecable, como pasa con todos los acontecimientos astronómicos, vamos a necesitar un poco de suerte para disfrutarlo porque si el cielo está nublado, nos perderemos el espectáculo. Pero para aumentar las probabilidades de verlo, existen predicciones del fenómeno en varias webs y aplicaciones móviles basadas en la actividad solar y la meteorología de la zona, por ejemplo en la página del Icelandic Met Office o en la web Norway lights.
También será necesario armarse de paciencia, siempre útil en la observación de la naturaleza, contar con ropa de abrigo si nos aventuramos al exterior, encontrar un sitio alejado de la contaminación lumínica de las ciudades y carreteras para sacarle el máximo partido al evento y esperar esa noche despejada que nos permita cumplir nuestro objetivo. Nadie nos asegura el éxito en la búsqueda pero seguramente, cuanto más nos cueste encontrar nuestra aurora, más la disfrutaremos.
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