Cuando uno piensa en las vacaciones con niños es posible que haya destinos que borre del mapa. Pero sólo hay que saber encontrar el hotel y la isla en este caso que nos ofrece lo que buscamos. Hemos elegido Formentera por ser no sólo un paraíso en el Mediterráneo, sino también por su apuesta por la sostenibilidad y porque en las zonas más de moda también se encuentran hoteles de lujo donde los niños, de casi todas las edades, disfrutarán a lo grande. Viaja en avión a Ibiza, ferry a la isla de Formentera en menos de 30 minutos, y allí te recogen en un coche eléctrico, el coche oficial de la isla de hecho, ya que son varios con los que cuenta Gecko Hotel & Beach Club, un hotel de lujo que lleva de verdad la sostenibilidad como bandera en cada detalle.
No es un hotel gigantesco, está todo muy medido y personalizado para que la experiencia sea exclusiva, para que tu descanso esté medido y puedas hacer ya sea cuidar más tu alimentación, disfrutar de sesiones de yoga, ejercicio en el mar, paseos en la playa… o no salir de la piscina y la sombrilla. Cuando os hablo de que se puede ir con niños es que tiene espacios que a simple vista no te darás cuenta, pero el hecho de que haya varias suites con una piscina íntima en su propia terraza te servirá muchísimo si viajas con bebés. Con sombra, intimidad, agua fresca y limpia y con salida a una zona ajardinada maravillosa y de gran espacio para que justo eso no sea un problema.
Porque ya sabemos que los bebés son especiales, llevan ritmos propios y si eres madre o padre primerizo tener espacio para intentar averiguar qué hacer será lo más necesario. Por eso esta pequeña piscina privada será tu bien más preciado. De hecho, estas suites que cuentan con el acceso mencionado al jardín están en la planta baja, tras la recepción, por lo que siempre habrá alguien dispuesto a ayudarte en cada momento sea lo que sea que necesites.
Si tus niños son mayores, a partir de los 3 años y lo que buscan es correr y cansarse y saltar a la piscina, por supuesto es posible. Hay espacio de sobra para correr, esconderse, jugar… ellos sólo quieren espacio, y no sentirás que molestas en ningún momento a nadie. Eso sí, las clases de yoga son a las 9 de la mañana frente al mar, intenta no estar por ahí a esa hora con los niños, y perfecto.
Cuando hablamos que la sostenibilidad es la clave hablamos de no desperdiciar producto. Por ejemplo el desayuno. Todo lo que quieras se hace al momento, no está preparado para no tirar comida. El agua del hotel es propia, utilizan un sistema de filtrado para aprovechar el agua de la zona sin perjuicio para el medio ambiente. En las duchas encontrarás jabones y geles de altísima calidad pero no en botes pequeños que te puedas llevar, o perder, o tirar, o utilizar demasiado, sino como están haciendo en los grandes hoteles de todo el mundo, en dispensadores sencillos para que utilices lo que quieras y nada se tire sin sentido.
El tema del plástico es un proyecto especial del hotel. Han eliminado más del 80 % en todos los departamentos y trabajan para que esta lacra esté 100 % fuera de su hotel. Difícil, pero el equipo que gestiona Marugal lo va a conseguir. Por eso forman parte de la protección a la poseidonia local, clave en el mar Mediterráneo.
Cada día encontrarás una noche temática ya sea de pescado, de marisco… pero puedes personalizar todo lo que quieras y con productos de la zona, de temporada, comprados directamente por el chef mallorquín Juan Diego Craywinckel. Disfrutar de sus creaciones cada día frente a la Playa de Migjorn, en Ca Marí, será el escenario perfecto para tus vacaciones. Si apuestas además por sus retiros de yoga que hacen cuando la temporada de verano acaba, tendrás menús especiales y dietas bajas en calorías y grasas para que la experiencia de bienestar sea completa. Qué niño no querría purés de temporada recién hechos, o pescado del día con aceite de oliva virgen extra como único complemento. Los niños aprenden de nosotros, y la gastronomía es el primer paso.
Gecko Hotel & Beach Club es un pequeño paraíso en la isla que llaman Riviera Balear. Es ese lujo experiencial y tranquilo. Sus 30 habitaciones hacen que sea un lugar para disfrutar del verano, del deporte, que apenas 10 metros te separen del mar. Es disfrutar de música en directo por la noche mientras ves atardecer y cenas. El trato es tan cercano que sentirás que llevas allí toda la vida. Si buscas hacer deporte, paddle surf, buceo, snorkel, probar las bicicletas eléctricas o hacer un recorrido en busca de otras calas es posible.
Por supuesto el yoga, una de las grandes apuestas de este hotel y cuyo profesor es una auténtica maravilla. Te hará conocerte mejor y sentirás que necesitas más clases. Por cierto, la piscina con vistas al mar, pero perfectamente alejada de miradas indiscretas de la playa, es un remanso de paz. Su zona de escaleras te permitirá disfrutar de sus cócteles mientras escuchas la música de la media tarde sin miedo a que se caiga nada al agua. ¡Nos vemos en Formentera!
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