El poder de los Cristos
A la Virgen y a los Santos se les pueden pedir favores pero con los Cristos hay que tener cuidado.
Como anunciando la entrada del otoño se celebran por toda España -en torno al 14 de septiembre- numerosas fiestas con Cristos que despiertan grandes devociones y que suelen ser protectores contra tormentas, tan frecuentes por estas épocas. Hay una especie de miedo a dirigirse directamente al Crucificado y siempre se pide antes a la Virgen o a los Santos. Cuando se acude a rezarle es ya en última instancia.
El problema es que su poder no se controla y la tormenta a veces ha sido tal que no ha vuelto a salir de la iglesia. Hay ejemplos como el Cristo de la Expiración de Brozas que lo sacaron allá por mediados del siglo XX para que remediase una sequía y se desató una tormenta que arrasó medio pueblo. Una lápida en la muralla recuerda el hecho. En varios lugares como Arnedillo en La Rioja o Quintanilla de Somoza en León tampoco se atreven a sacarlos. Al Cristo se le tiene más respeto y por esos sus fiestas suelen estar cargadas de mayor religiosidad popular.
Cientos de ellos se celebran estos días, algunos muy milagrosos y de muy curiosos nombres… sobre todo en la provincia de Cáceres como el de la Salud de Hervás, de la Sangre de Ahillones, el famoso «Cristu Benditu» de la ermita de Guijo de Granadilla, de las Aguas en Guareña o del Perdón en Tornavacas. Curioso es el de la Reja de Segura de León, que se dice que echó un capote en una corrida para salvar a un torero. El de la Viga en Valencia de las Torres tiene este nombre porque se tuvo que utilizar una para sacarlo de un hoyo donde había caído el carro que lo transportaba y como no se pudo, el Cristo se quedó en dicho pueblo.
Y luego están los manchegos como el de la Columna en Bolaños, el de la Humildad en Moral de Calatrava, el de Villajos en Campo de Criptana (de los que más se puja por el honor de llevarle), del Consuelo en Torralba, de la Expiración en Montiel…
En Toledo se celebran el del Prado en Madrilejos, el de la Vera Cruz en Mora, el de la Fe en Burguillos, el de la Piedad en Guadamur, el del Amparo en Casasbuenas, el de la Misericordia en Bargas… De los que más devoción despiertan es el del Buen Camino en Hontanar, donde la imagen recorre el pueblo entre cohetes y luego la gente se le acerca subidos unos encima de otros, formando torres humanas y con el dinero en los labios, dejándolo caer desde lo alto en la canastilla.
Y quedan muchos de gran devoción como el de Candás (Asturias), de los Milagros en Binefar (Huesca), del Caloco en El Espinar (Segovia), de la Buena Muerte en Olite (Navarra), de la Esperanza en Villafranca del Bierzo (León), de la Luz en Dalias (Almería) muy espectacular entre cientos de cohetes, del Humilladero en Cadalso de los Vidrios (Madrid), del Milagro en Villaviciosa de Odón (Madrid) al anochecer con los niños nacidos en el año sobre las andas… La lista es larguísima y todos con curiosas leyendas.