Fin de semana en Boston

Llega el verano y en la Costa Este de Estados Unidos, como en todas partes, las familias tienden a huir del calor de las grandes ciudades. El turismo de fin de semana es una solución para huir de la rutina y aprovechar el buen tiempo. Boston es una de esas ciudades que bien merece la pena.

Mi viaje fue de fin de semana, con niños y en coche. Desde Nueva York a Boston son aproximadamente 4 horas de viaje (aunque, como siempre, depende del atasco que te encuentres saliendo de la ciudad). Recomendación: seguir siempre las instrucciones de google maps – que al estar conectado a la red cuenta con actualizaciones cada minuto – y olvidarse del tomtom). Teniendo en cuenta que se sale de Nueva York, conviene salir pronto, a primera hora de la tarde, así sólo te garantizas el atasco de entrada a Boston.

La gasolina en Estados Unidos es muy barata si la comparamos con Europa y los viajes en tren son relativamente caros – por no hablar del avión. La solución es buscar la carretera adecuada, ir atrincherado de agua en el coche y buscar sitios donde parar para estirar las piernas.

Primera parada del viaje de ida: Frank Pepe Napolitano Pizza. 99 años a sus espaldas tiene esta tradicional pizzería (sólo pizza) de New Haven. Parada obligatoria para hacer la merienda-cena si tienes suerte de encontrar mesa – no se reserva y las colas a cualquier hora suelen de ser de unos 50 minutos-  o para comprar la pizza (s) en cuestión y comerla en el coche. Se trata de la pizzería más famosa de la Costa Este, más antigua y para muchos, la mejor, que compite con la de Da-Legna, restaurante del que hablaremos un poco más tarde. New Heaven está a mitad de camino entre NY y Boston y cuenta con el campus de la Universidad de Yale, una de las más prestigiosas de la Costa Este y perteneciente a la YVI League.

Llegar a Boston y tener un sitio razonable de precio donde dormir no es fácil. Pero hay un hotelito estupendo, limpio y en el centro antiguo de la ciudad que hará las delicias de los visitantes: el Boston Millenial. Situado frente al mercado de Quincy – la cuarta zona turística más visitada de Estados Unidos, por delante de Disney en Orlando-, cuenta con inmejorables vistas a la ciudad revolucionaria por excelencia de Estados Unidos.

En Boston, en 1776 comenzaron las protestas por los impuestos que imponía la corona británica a la importación del Té. De ahí el nacimiento del Tea Party – contra la subida de Impuestos ordenada por el Rey Jorge de Inglaterra y que derivó en los disturbios – masacre de Boston, y el inicio de la Guerra de la Independencia en América. El Boston Millenial cuenta con habitaciones con balcones – todas ellas con geranios rojos en flor- e incluye desayuno. En Estados Unidos, en general no se paga por persona, sino por habitación, con lo que en una habitación normalmente se pueden alojar hasta cuatro personas – las camas son gigantes-. El hotel cuenta con servicio de parking para el coche a 50 dólares la noche.

Los viernes y los sábados, justo a la vuelta de la esquina del hotel, hay mercadillo de frutas y verduras de la huerta local, con lo que merece la pena hacer ya la compra para la semana. 8 albaricoques por un dólar, 4 mangos por un dólar, los tomates a 50 centavos cada 4 unidades, calabacines (4 por un dólar) y así todo lo que está de temporada.

En Boston, lo normal es moverse a pie. Lo más divertido para jóvenes y mayores – y lo más instructivo- es seguir dando un paseo el denominado «Freedom Trial» el camino de la libertad. Se trata de un paseo de 5 millas señalado en el suelo con unas baldosas de color que recorren los lugares más emblemáticos de Boston, desde el puerto donde comenzó todo, hasta las viviendas de los ilustres revolucionarios, edificios históricos e iglesias de la época. Merece la pena.

Para los menos andarines siempre está la posibilidad de apuntarse al bus turístico. Hay hasta cinco compañías diferentes que recorren la ciudad durante mas o menos una hora, mostrando desde el Rose Kennedy Garden, hasta el USSConstelation, el primer barco de guerra moderno  de la armada estadounidense que se conserva en la Bahía  de Boston.

Comer en Boston es barato. En realidad, cualquier cosa comparada con Nueva York, y sobre todo Manhattan, puede ser considerada «barata». Muchos sitios donde comer bien, pero como ciudad costera y abierta al mar, los pescados y las otras son el must de la ciudad. En el propio mercado de Quincy hay varios restaurantes para comer, desde el Hard Rock café de la ciudad hasta restaurantes antiguos de época especializados en pescados. Para los fans de Cheers, la célebre serie de televisión, el restaurante que la inspiró se encuentra muy cerca – a pie- del Parlamento de Massachusetts. El mismo día no hacen reservas, es recomendable reservar antes de ir. Las hamburguesas son su plato estrella.

El domingo por la mañana, merece la pena la visita a Harvard, el campus de la Universidad es maravilloso, y el pueblecito construido en torno a él, aún más. La Plaza Harvard, con el buen tiempo, se llena de músicos callejeros que cantan en directo – con voces impresionantes en muchas ocasiones. Un buen momento para tomarse un helado antes de iniciar el regreso a Nueva York.

Normalmente la salida de Boston no está atascada, pero sí la entrada a Nueva York. Parada de nuevo en Hew Haven. Esta vez reportamos fuerza en Da Legna, la pizzería – y más- que está revolucionando la pasta de pizza en la zona. Seis amigos montaron el restaurante hace dos años y su especialidad es la masa hecha en casa de forma tradicional, horno de leña e ingredientes orgánicos. También conviene reservar. El restaurante, en medio del barrio italiano de New Haven está limpio, es acogedor y tiene menú de niños. Los postres caseros son un pecado, entre ellos el postre de galleta casera horneada en horno de leña con chocolate y helado de vainilla y marsh mellows calientes. (Todas las fotografías: Pilar García de la Granja).