Hoteles de campeonato

Con el río Tajo enmarcado en las ventanas, una terraza más que bonita, una piscina de fondo rojo y vistas despejadas a los tejados de la ciudad se presenta la última estrella del firmamento hotelero lisboeta, ansiosa por conquistar al amante tradicional de Alfama. El hotel Memmo Alfama (www.memmoalfama.com) es la segunda aventura del joven hotelero Rodrigo Machaz tras el éxito de su Memmo Baleeira, en el Algarve. Mimetizado entre las viviendas típicas de este barrio bohemio, exhibe en una de las fachadas blancas laterales un mural del artista callejero Alexandre Farto, alias Vhils. Dentro se sienten las texturas orgánicas y los tonos cálidos diseñados por el arquitecto Samuel Torres de Carvalho. Acogedor y relajante, contemporáneo pero nada estridente. El personal del hotel instruye a la clientela en el programa Living Alfama, un conjunto de sugerencias para perderse y no perderse nada del barrio.

Terraza del hotel Memmo Alfama, Lisboa

Subimos ahora hacia el Barrio Alto donde el poeta Luis de Camões tiene una estatua que el turisteo internacional adora. Ahí cerca nos encontramos con una joya de valor incalculable, tallada con el nombre del lugar que lo acoge, el hotel Bairro Alto (www.bairroaltohotel.com). Se parapeta detrás de la fachada de un imponente edificio señorial de tonos crema, clásico y a la vez contemporáneo. Establecido en dos escalones de tres niveles: en el de abajo, el Iglú Lounge, ideal para fiestas privadas; arriba, The Mezzanine, un local de ambiente chispeante con murales de colores, juegos de iluminación, pantalla de plasma, mesas chinas lacadas… Y diseños superlativos de Ralph Lauren, suelos de madera brasileña, lámparas británicas de porcelana, cuartos de baño en mármol veteado… Un faro en la noche lisboeta.

Suite del Bairro Alto Hotel, Lisboa

Varios artistas locales fueron contratados para decorar las habitaciones del LX Boutique Hotel (www.lxboutiquehotel.com), como un homenaje sincero a la cultura lusa con la tímbrica propia de la ciudad. Cada planta está dedicada a un personaje o un elemento cultural portugués, como la que lleva el nombre de Fernando Pessoa, quizá la más evocadora de saudades. Unas habitaciones miran al barrio circundante de Baixa y otras a las orillas del Tajo. Por eso sorprende que el restaurante Confraria Sushi, eso, confiera al lugar toques imprevistos del Sol Naciente. Aquí el sol se acuesta… ¡y vaya manera de dormir que tiene!

La oferta lisboeta de hoteles boutique no cesa de aumentar, especialmente por la zona de calles estrechas y tranquilas donde se inauguró el primero de ellos, hace ya casi treinta años. El hotel As Janelas Verdes se sitúa en un palacete romántico de finales de 1.700, muy cerca del Museo de Arte Nacional, en el cual se dice que Eça de Queirós halló la inspiración necesaria para escribir alguno de sus libros. De esta época habla la biblioteca, forrada en madera, abierta a una terraza ajedrezada que mira al Tajo.

Biblioteca de As Janelas Verdes, Lisboa

No muy lejos de estas ventanas se alza otro palacio del siglo XVIII cotizado por sus azulejos de girasoles y la docena de habitaciones que marcan la diferencia por sus enormes ventanas soleadas: Capilla, Chimenea, Cocina, Ático y suite Ramalhete, entre las más representativas de la época. En noches de verano, el patio puede ser el lugar donde las almas solitarias se encuentren con el regalo de una luna acaramelada. No se diga más. Estamos hablando del Palacio Ramalhete (www.palacio-ramalhete.com), en la misma calle de nuestras Janelas Verdes.

Un poco más allá salta a la vista otro palacio de mayor fuste que durante años era la expresión solitaria en Lisboa de los hoteles más bellos del mundo: Olissippo Lapa Palace (www.olissippohotels.com). Aquí sí que impera el lujo, el esplendor, la suma de estilos exclusivos que distinguen a los dormitorios, unos art decó, otros neoclásicos, manuelinos y orientalistas, todos enjaezados de muselinas doradas y cabeceros tallados a mano. Como opulentos son también sus salones y refinado, de aires venecianos, es su restaurante. El servicio del hotel es aplaudido en casi todos los foros por su sencillez y entrega personal con cada uno de los huéspedes.

Fachada principal del Olissippo Lapa Palace, Lisboa

Seguimos de palacio en palacio, éste perteneciente a la cadena más importante de Portugal: Pestana Palace (www.pestana.com). Fruto de la recuperación del antiguo Palácio Valle Flôr, la suntuosidad hace acto de presencia nada más enfilar el vestíbulo, tras haber atravesado los jardines, adornados por especies subtropicales y admirado la vistosa fachada amarilla. Dos señoriales escaleras a ambos lados aprovechan la luz tamizada de las vidrieras para conducir la curiosidad hasta las alcobas. Las suites y las suites reales confirman los presagios: paredes blancas estilo imperio, clasicismo a discreción y cierto toque colonial. Candelabros y lámparas de dorados tentáculos evocan las opulentas penumbras de otros tiempos. La mañana recupera para los clientes la silueta majestuosa del Tajo.

Allí, a pie de río, o de mar, como se le conoce al Mar de la Paja, salta a la vista por su minimalismo arquitectónico el hotel Altis Belem (www.altishotels.com), perteneciente a una pequeña cadena con seis hoteles en la ciudad. Es un buque geométrico, de un blanco purísimo, que asemeja estar varado en la costa. Sus artífices merecen ser citados por su talento: Manuel Salgado, João Almeida y Tomás Salgado, de la firma Risco Arquitectos. Todas las habitaciones se proyectan en largas terrazas orientadas al muelle. Y tras un estimulante circuito en el spa es inexcusable sentarse en la terraza apical a ver la puesta de sol.

Para ese entonces, las gradas del estadio estarán llenas a reventar de españoles. Sea quien gane, la noche invita a recordar quién es quién en Lisboa.