Los Iceberg del Mediterráneo

Cualquier idea para fomentar el arte, la expresión plástica, la literatura y la ciencia, será siempre bienvenida para quienes creemos que la creatividad y la cultura son fundamentales para el desarrollo del ser humano.

Este verano se fundaba en Cabo de Palos, Murcia, la “Mediterranean Iceberg Association”, una asociación sin ánimo de lucro para la observación de icebergs en el Mediterráneo. No, no estamos locos, o quizá sí. Eso qué importa. Lo que de verdad importa es que surjan ideas y movimientos que nos hagan poner a trabajar nuestra fantasía y creatividad. Mejor aún si es en alas de la cultura y la ciencia. Esta es la base con la que Jorge Fin, pintor e ilustrador madrileño, decidió emprender la búsqueda de icebergs en el Mediterráneo.

El pasado 4 de noviembre, Matadero Madrid era testigo de la primera exposición sobre el avistamiento de icebergs en el Mediterráneo: “Iceberg Watchers”.  Todos los allí presentes hemos visto icebergs en el Mediterráneo. Pero creo importante destacar el Manifiesto que Jorge Fin nos regala a todos los que luchamos por hacer de nuestra realidad un sueño, por aprender sin pausa a través de la fantasía.

“Los miembros de la Mediterranean Iceberg Association disfrutamos de la contemplación sosegada del mar a la espera improbable de que aparezca frente a nuestra playa mediterránea el iceberg perfecto. Nuestros miembros de territorios con más posibilidades de éxito en semejante observación, como pueden ser Canadá, Groenlandia, Islandia, Chile, Argentina o Australia, son para los demás una fuente de testimonios y documentos que confirman la existencia de esos colosos helados, lo que nos llena de esperanza, que es lo último que debemos perder.

La Mediterranean Iceberg Association es un espacio de creación artística, histórica, científica e interdisciplinar que reúne colaboradores de distintos países en torno al iceberg real, posible y probable, así como al iceberg improbable y fantástico, comprendiendo como tal las siguientes dos acepciones que aparecen en el Diccionario de la Real Academia Española: “Fantasía: Facultad que tiene el ánimo de reproducir por medio de imágenes las cosas pasadas o lejanas, de representar las ideales en forma sensible o de idealizar las reales». Y esta otra: «Fantasía: Grado superior de la imaginación; la imaginación en cuanto inventa o produce».

El propio artista reconoce que hay que tener tesón y mucha fe. Pero él no lo aplica sólo a su capacidad artística, sino como estilo de vida y forma de trabajo.

Nuestro protagonista de hoy es referente en el mundo de las nubes. Durante años las ha pintado en cuadros pero también en grandes murales, como el de Los Llanos de Aridane en la isla de La Palma. 55 metros cuadrados dan una vuelta de rosca a la nunca vista Isla de San Borondón. “Todos ven La Palma. Desde La Palma nadie ve San Borondón. Quien mira mucho, ve poco. Quien ve mucho, mira poco”.

Seguramente fue la leyenda de San Borondón la que llevó a Fin desde las nubes hasta los icebergs. Quien comenzara pintando nubes como forma para abstraerse del trabajo cotidiano y el estrés de las exposiciones, pintando nubes como relajación personal, acabó siendo uno de los maestros nacionales en retratarlas. Quizá fue el propio San Borondón quien le llevó también de forma casual a pasar del silencio y la lentitud de las nubes al silencio y lentitud de los icebergs.

Ahora este movimiento reivindica la fantasía. Nos anima a observar y a disfrutar de la búsqueda del iceberg perfecto. No hay prisa, ya aparecerán, insiste el artista. “Lo importante en este viaje a Ítaca no es alcanzar el destino, sino el propio viaje. Buscamos el iceberg mediterráneo con la convicción con la que Alonso Quijano veía gigantes, aunque algunos descreídos pensasen que eran molinos, allá ellos… Y una vez más nos dejamos mecer por la poesía”.

Conversar con Jorge Fin es la mejor manera de recuperar ilusiones. He tenido ese privilegio que hoy comparto en El Rincón de Carla. Porque en este mundo que vivimos apresuradamente hay personas que consiguen hacernos reflexionar. En este mundo en el que a veces incluso el arte se vende al mejor postor y se mueve por las últimas tendencias, hay quienes con él buscan otras cosas. Quizá inmateriales, pero seguramente más importantes. Jorge fin es el pintor de lo intemporal. No va a la moda, prefiere dejar las vanguardias para otros que mejor las sepan disfrutar. Él es retaguardia.

Esa retaguardia que le hace estar siempre ojo avizor, no se puede escapar nada, y mucho menos el iceberg que siempre encuentra, porque busca. Es libre y disfruta sencillamente pintando. Pintar  nubes y ahora “icebers probables e improbables” le ha hecho comprender que la naturaleza supera cualquier otra creación. Se rinde ante ella porque supera al arte.

Habla con humildad, es uno de los grandes y sin embargo se ve pequeño ante la belleza de la madre naturaleza. Insiste en que cualquier trabajo de un artista siempre se quedará en un pequeño intento por imitarla.

Sus avistamientos de icebergs en el Mediterráneo comenzaron de manera casual y como un juego. Los primeros fueron islotes reales transformados bajo una capa de hielo. El Islote de Cabo Roig, el de Benidorm, la Isla Grosa de Cabo de Palos, las Hormigas… Pero la imaginación  no tiene límites y ahora guarda en su archivo miles de icebergs que, quien sabe, quizá algún día también nosotros avistemos.

Ese día la humanidad habrá cambiado, cambiado para bien. El día en que nos demos cuenta de que la fantasía tiene que estar al mismo nivel de importancia que la realidad. Desde aquí os invito a participar en el avistamiento. Sin prisa, con paciencia, porque la magia existe, solo hay que saber verla.  “Es mejor tener el iceberg que el barco”, Elizabeth Bishop.