Los mejores carnavales rurales

Repasamos los carnavales más tradicionales que llevan siglos celebrándose en algunos de los pueblos españoles.

César Justel. 10/02/2016

El Carnaval hoy día es universal pero, al igual que pasa con otras cosas, los festejos más interesantes no son los que más se conocen. Al norte de la península, olvidados en zonas montañosas, se conservan algunos que sorprenden por su carácter ritual donde aún pueden verse ritos de fertilidad, el despertar de la naturaleza y personajes con cencerros recorriendo los campos para espantar a los espíritus. En contraste con los carnavales urbanos, los rurales han mantenido sin grandes cambios las antiguas tradiciones de los rituales de invierno que, la iglesia primero y los gobernantes después, se empeñaron en prohibir -sin conseguirlo- a lo largo de los siglos.

Carnaval de los Boteiros en Ourense
Carnaval de los Boteiros en Ourense

VILARIÑO DE CONSO (Ourense). Boteiros.
Si hacemos un recorrido por los carnavales rurales, destaca Galicia y, sobre todo, la provincia de Ourense. Allí quedan numerosos personajes como peliqueiros, cigarrones o pantallas que salen portando vistosas máscaras e imponiendo, lo mismo que antaño, el desorden mientras persiguen a la gente armados con látigos, calabazas o vejigas de animales. Uno de los lugares con más tradición es Vilariño do Conso, donde las máscaras reciben el nombre de boteiros y van dando enormes saltos valiéndose de pértigas. Llegan de todos los pueblos de alrededor. Aquí se ven personajes de pequeños lugares como Castiñeira, Mormentelos, Pixeiros, Sabuguido, San Cristóbal, Pradoalbal…

Madamas y Galanes de la Comarca de Cobres (Pontevedra) Madamas y Galans
Madamas y Galanes de la Comarca de Cobres (Pontevedra)

COMARCA DE COBRES (Pontevedra). Madamas y Galanes.
En la provincia pontevedresa surgen cargados de ruralidad los de la comarca de Cobres. Su antroido (carnaval) es tradición familiar y muy popular, que tiene lugar en el concejo de Vilaboa, en las parroquias de San Adrián, Cardiña y Santa Cristina. Cuatro madamas (mujeres jóvenes) y cuatro galanes (mozos), con la cara descubierta y con grandes sombreros llenos de cintas, espejos, joyas y símbolos florales (auténticas obras de arte), forman el grupo. El vestido de ellas queda casi tapado por los mantones de manila. Recorren el concejo bailando ante las puertas de viviendas perdidas en los valles.

Madamas y Guirrios en Llamas de la Ribera
Madamas y Guirrios en Llamas de la Ribera

LLAMAS DE LA RIBERA (León). Madamas y Guirrios.
Extraños personajes –guirrios– cubiertos con gorros de colores que van haciendo sonar los campanos sujetos al cinto. Recorren el pueblo saltando, con espectaculares máscaras de tres grandes abanicos que se abren y cierrran. Van vestidos de blanco, con vejigas en las manos, cencerros a la cintura y una especie de celosia que vela la cara de que la lleva y lo hace casi irreconocible. A su lado, las madamas, vestidas con trajes regionales, hacen curioso contraste. Se trata de una especie de rito de fertilidad, pues el guirrio a quien ataca preferentemente es a las mujeres.

Miel Otxin en Lanz (Navarra)
Miel Otxin en Lanz (Navarra)

LANZ (Navarra). Miel Otxin
Julio y Pio Caro Baroja consiguieron recuperar en 1964 este carnaval rural. La figura central es el Miel Otxin, sonriente y enorme muñeco de tres metros cuya cabeza lleva un gran gorro cónico, forrado con papeles de colores. Viste camisa roja y floreada y junto a él desfila el ziripot, personaje relleno de heno y forrado con tela de arpilllera que rueda por los suelos ante las embestidas del zaldiko (con armazón de madera en forma de caballo). Acompañándolos, los txatxos disfrazados con trajes de colores, con escobas y el rostro cubierto. El martes por la tarde Miel Otxin es ‘muerto’ de dos disparos y sus restos son quemados.

Las trangas de Bielsa (Huesca)
Las trangas de Bielsa (Huesca)

BIELSA (Huesca). LAS TRANGAS
Personajes cubiertos de pieles, con la cara tiznada de negro, faldas de cuadros, cencerros a la espalda y largas varas en las manos con las que golpean el suelo. Hacen fuerte contraste con las madamas, vestidas de corto y de color blanco, que representan la pureza y van adornadas con sombreros de encaje y cintas. Las acompañan otros personajes pirenaicos, como los osos o personajes dobles como el caballet (hombre que simula ir a caballo) o el viejo y la vieja (el amontato), que parecen dos personas.

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