Amor al colchón

Existe una clara preocupación por el descanso en la habitación. Es incomprensible que la estructura típica en forma de L no haya cambiado un ápice desde que César Ritz introdujo el cuarto de baño en los dormitorios. También que el mobiliario siga igual de funcional que durante todo el siglo XX, el siglo de la explosión hotelera en el mundo. O que muchos establecimientos se resistan a ofrecer gratis el acceso wifi a Internet. O que la diatriba ducha-bañera continúe sin resolverse del todo en los cuartos de baño.

Lo que sí ha progresado mucho, fruto del interés por el análisis del sueño y la investigación sobre los modos del dormir, es el confort del lecho y la conceptualización del colchón. Todas las cadenas hoteleras, grandes y pequeñas, han estudiado en algún momento este mueble tan importante para el descanso del huésped. Una cadena española Palafox Hoteles lo ha hecho público consciente de la importancia de este elemento entre los usuarios de sus hoteles. ¡Espaldas sanas, corazones alegres!

El análisis arranca con las denominadas heavenly beds o camas celestiales del grupo norteamericano Starwood, que las ofrece en sus hoteles de la marca Westin, cuyo proveedor es el fabricante francés Simmons. Se definen por el protagonismo de sus colchones de 90 cilindros de látex con tres fundas diferentes en función del clima: cálido, frío y húmedo. Su precio oscila entre los 2.000 y los 3.000 euros.

El grupo francés Accor ha adoptado para su marca Sofitel las camas “My Bed”, que fabrica el proveedor Épéda, hoy propiedad de Pikolín, con almohadas de la marca francesa Dumas. Sus colchones de muelles reforzado, muy gruesos, levantan casi al durmiente con sus edredones de Teflón. Por su lado, Sol-Meliá encarga su equipo de descanso a la marca española Flex. Kol es su proveedor de almohadas, y Resuinsa, el de lencería. Sus colchones son de doble muelle, con cubrecoclchón de hallofin.

El estudio se orientó a diferentes grupos que infieren en la decisión final: los proveedores, la competencia entre hoteles y los viajeros, sus clientes. Las conclusiones obtenidas en la evaluación de estos productos fueron las siguientes:

• Existe en el mercado una preocupación tanto por parte de fabricantes de equipos de descanso como por parte de la competencia de analizar y desarrollar nuevos equipos que se adapten a las necesidades de los clientes. El objetivo prioritario en este empeño es “vender sueño”, aunque parezca una obviedad. Ejemplos de ello son los proyectos Dreamax, Heavenly Bed, My Bed, etc., desarrollados conjuntamente entre fabricantes y cadenas hoteleras.
• Tendencia a utilizar equipos de descanso cada vez más altos. Las propuestas que aconsejan los fabricantes superan los 60 cm de altura.

• Existe una mayor preocupación entre los fabricantes españoles por la seguridad y el confort, lo cual promueve el desarrollo y uso de elevadores, lo que resta grosor al colchón. En el contexto internacional no se utilizan elevadores en los equipos de descanso, ya que se implementa por lo general una base de canapé en la que no se puede integrar el elevador.
• El concepto de descanso es diferente entre los fabricantes españoles y los internacionales. Éstos, Treca y Simmons, asemejan el confort en el descanso al efecto de flotabilidad. Su producto es un colchón sobre canapé con muelles que incluye en algunos casos una colchoneta adicional o top sobre el colchón. Entre los nacionales, como Flex y Pikolín, la confortabilidad se equipara a firmeza. La flotabilidad se sustituye así con una base más firme proporcionada por un colchón con doble carcasa de muelles. Todos los fabricantes coinciden en sustituir el top por una base de látex.
• Los fabricantes parecen todos puestos de acuerdo en aconsejar el colchón mixto compuesto por muelles y látex o viscoelástica. 
• El desarrollo futuro de los equipos de descanso orbitará en torno a la instalación o no de un elevador.