Montpellier, la vanguardia francesa

El centro histórico quita el hipo por sus callejuelas medievales en forma de laberinto, en las que conviven firmas de lujo y anticuarios, y los palacetes particulares. Una herencia que en este siglo XXI se le saca partido y continúa siendo fascinante.

Uno de los sitios más interesantes y que no hay que dejar de visitar es el Museo Fabre, que ha permanecido cuatro años cerrado por obras de rehabilitación. Una cita con el arte contemporáneo gracias a la donación de 32 piezas de Pierre Soulages, el pintor contemporáneo francés más conocido en el mundo. Además de una colección moderna, sus paredes también muestran cuadros de maestros flamencos del siglo XVI francés e italiano.

Pero visitar esta localidad gala también es hacerlo al viñedo. Su denominación contempla vinos tintos color rubí profundo gracias a las cepas antiguas de garnacha negra, syrah y mourvèdre. Caldos presentes en las mesas de distinguidos restaurantes como Le Jardin des Sens, con una estrella Michelin, hasta Tamarillos centrado en una cocina donde las frutas y las flores son las protagonistas.

Las esculturas, desde las clásicas a las más modernas salpican la ciudad que disfruta de zonas arboladas. Y es que caminar por Montpellier es pasear por las creaciones de los grandes arquitectos: El nuevo ayuntamiento ha sido diseñado por Jean Nouvel, las líneas 3 y 4 de la red de tranvía las ha realizado Christian Lacroix, a la vez que Zaha Hadid también ha participado en el diseño de Pierre Vives, sede del archivo histórico municipal y de la biblioteca multimedia de la ciudad.

A 10 kilómetros de Montpellier se ubica la tranquila Villeneuve-lès-Maguelone que ofrece a los apasionados del aire libre 3.000 hectáreas de naturaleza con bosque de robles de entre 150 y 300 años de edad, estanques, playas… a las que se  accede cómodamente a pie o en bicicleta. Tampoco se debe dejar de visitar los «Folies»,  impresionantes palacios que se encuentran a las puertas de Montpellier y que fueron construidos por la élite de la ciudad desde el siglo XXVII.

Pero no sólo se visita la localidad con fines turísticos, también para aprender el idioma (se le considera la segunda ciudad francesa del aprendizaje del francés) que aprenden cada año 10.000 estudiantes. Motivos por los que el New York Times le ha calificado como la ciudad más vanguardista de Francia. Acercarse a ella es sencillo y económico gracias a la campaña de Renfe «Escápate a Francia a toda velocidad». Desde Madrid el billete cuesta a partir de 89 € y desde Barcelona a partir de 49 €.