Portofino se sitúa a unos 36 kilómetros de Génova, en la Riviera Italiana. La historia de este pueblo pesquero comienza en la época anterior al Imperio Romano, cuando era conocida como Portus Delphini. Siglos más tarde, la villa pesquera va adquiriendo notoriedad y se convierte incluso en el refugio de la marina genovesa.
Con la llegada del siglo XX y tras la II Guerra Mundial, su población comenzó a sentir el auge del turismo. Con poco más de medio millar de habitantes censados, Portofino vivió su época dorada entre 1960 y 1990.
Al igual que otros destinos del Mediterráneo que se pusieron de moda por entonces, los más adinerados escogían sus costas para pasar allí gran parte del periodo estival. Las clases altas lo escogían por su clima y ubicación, pero sobre todo por su tranquilidad y discreción. Las cenas en el puerto solían proseguir en los yates hasta altas horas de la madrugada.
Se dice que el término paparazzi se acuñó en Portofino. María Callas y Aristóteles Onassis se dejaban ver por el puerto y de cena en la pequeña Piazzetta. Lugar de visita obligada en una localidad donde su calle más concurrida es Vía Roma, repleta de tiendas de lujo, cafés y heladerías.
Aunque el lugar predilecto para todos sus visitantes es la coqueta playa de Paraggi. Una pequeña cala de agua cristalina llena de tumbonas y a la que se accede por unos senderos en plena naturaleza.
Portofino es el destino de muchas de las reuniones automovilísticas más importantes del mundo. Varios clubs coches deportivos de alta gama eligen esta localidad para hacer sus citas anuales. Y ello a pesar de que precisamente el aparcamiento no es lo más abundante en la zona. Si no se reserva con antelación, es prácticamente imposible estacionar.
En lo alto de una colina con vistas al puerto se encuentra el Belmond Hotel Splendido, uno de los mejores del mundo. La noche en una habitación con vistas al puerto cuesta unos 3.500 euros.
Quizá por la presión mediática, la búsqueda de nuevos destinos o por el fallecimiento de aquellos que la hicieron grande, la localidad vivió con el cambio de siglo una pequeña decadencia. Saint-Tropez cogió el testigo como destino predilecto de los famosos.
Sin embargo, Portofino nunca ha perdido su encanto y hay grandes fortunas y famosos que siguen pasando sus vacaciones en ella. Por ejemplo, Brooklyn Beckham y su esposa Nicola Peltz son asiduos a este lugar de descanso; y fue el lugar elegido por Kourtney Kardashian y Travis Baker para celebrar su tercera y multitudinaria boda.
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