Sinestesia Balear y una oda a la amistad (Dedicado a Isabel y David)

Yo pensaba que era “disfrutona” y resulta que después de tres días en Pollença me doy cuenta que lo que soy es sinestésica perdida.

Carla Royo-Villanova. 04/08/2015
Carla y paisajes de Ibiza
Carla y paisajes de Ibiza
Carla y paisajes de Ibiza

Mezclar sensaciones de los diferentes sentidos para unirlos en una única percepción. Yo pensaba que era “disfrutona” y resulta que después de tres días en Pollença me doy cuenta que lo que soy es sinestésica perdida. Ahora entiendo por qué asocio permanentemente olores a lugares o colores o por qué la risa me “sabe” bien. Ahora entiendo por qué disfruto tanto con un momento que seguramente sea breve. Ese momento despierta mi olfato, me sabe rico y siempre tiene una buena música de fondo. Ese momento tan escueto puede llegar a ser inolvidable, más aún si lo compartes con alguien especial.

Las Islas Baleares son una de las joyitas de nuestro país. Si bien no las conozco en profundidad ya que apenas las visito una vez al año y siempre por poco tiempo, pero de ellas regreso cada vez con la sinestesia a flor de piel.

Faro de Formentera
Faro de Formentera

Ibiza me huele a sándalo y a orquídea. Tan salvaje y temeraria como blanca y tranquila. Ese lugar único en el Mediterráneo donde tan fácil es encontrar la guerra como disfrutar la paz. La isla donde siempre amanece muy deprisa y el atardecer huele a Café del Mar. De fiesta permanente, cuna AdLib y bellos pueblos llenos de historia y tradición. Ibiza, pasarela de sensaciones, la pequeña bipolar.

Apenas 19 millas la separan de Formentera, donde arena, mar y aire se funden en una misma pincelada. Turquesa es su color y salino su sabor. La última joya del Mare Nostrum que se recorre en bicicleta. Patrimonio de la Humanidad y hogar de posidonia.

Menorca
Menorca

Menorca, la marinera. Blanca, roja y azul. Menorca la calmada, donde el tiempo va más lento, la naturaleza suena a silencio mientras su luz se clava intensa. Paraíso del artista, creativa y natural. Reserva de la Biosfera señalada por sus faros que la decoran de día para iluminarla cuando el sol se va. La oriental que huele a queso y sabe a mejillón.

Mallorca, la hermana mayor, elegante y cosmopolita que guarda para sí su Tramuntana. Mallorca la de las bellas vistas, acantilados y esa hermosa Valdemosa. Mallorca la de las grandes bahías, la verde y azul. El calor que huele a caldereta, el viento que suena a mar. Pollença y Formentor paraíso del amor.

Rincones de Menorca
Rincones de Menorca

Este año tocó el turno a Pollença. Regreso con mi piel dorada que sin embargo no deja de pensar en Berria, la playa que me vio crecer y Dios quiera me vea envejecer. Otro mar y mucha tierra de por medio. Mientras llega ese esperado momento en el que un año más me reencuentre con mi infancia, escribo para el rincón aturdida aún por las sensaciones baleares. Intento ordenar en mi cabeza la sinestesia balear. Es cierto que la clave para disfrutar es la buena compañía. Cierto es también que Dios los crea y ellos solos se juntan y cualquier lugar es mágico si mago es quien te rodea. Porque la magia existe pero hay que saber verla.

Pollença by Carla
Pollença by Carla

Tres días en la costa norte de Mallorca y al volver, pasando las fotografías a mi ordenador, lo que más aprecio es la amistad. Vuelvo a ver los rincones que fotografié y la imagen que más llama mi atención es aquella que hice a nuestras sombras: Un amigo repartía sus brazos entre su mujer y yo para que no tropezáramos bajando las empedradas y oscuras escaleras de Pollença. Una imagen que simboliza la amistad. Repaso las fotografías, una a una, y además de ver increíbles acantilados, faros en lugares imposibles, pequeñas calas, gaviotas que hacen padel surf y un mar limpio y transparente, veo sonrisas, abrazos, cariño y complicidad.

Pollença by Carla
Pollença by Carla

Recuerdo los aperitivos, los almuerzos y las cenas. Sabores autóctonos, sobrasada al mismo borde del mar. Un chin-chin con margaritas mientras el sol se deja llevar por la luna y nosotras repasamos los malos momentos del año. Esos días que los hubo de lágrimas enjuagadas en el hombro de una amiga.

Siempre hay que brindar por ello. Las desgracias nos hacen fuertes y nos descubren a quien siempre estuvo ahí, el mejor amigo. Continuo repasando fotografías, ahora veo música mientras reciclo botellas de cristal. La sinestesia balear está haciendo estragos en mi imaginación. Es la amistad la que huele a turquesa, la que sabe a risas, la que aún en las siestas o en el sueño más profundo siempre está despierta.

carlavaldemosa
Valdemosa

Es la amistad la que te abre los ojos, te aviva el corazón y te descubre las cosas más insospechadas, como que una langosta puede estar bien informada… Sigo viendo fotos de lugares únicos a los que llegué gracias a vosotros, pero sobre todo veo generosidad. Sospecho que no me quiero desvincular de vuestra amistad. Gracias por dejarme ser parte de vuestros recuerdos como vosotros lo sois de los míos. *Fotografías: Carla Royo-Villanova.

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