The Thief un hotel de lujo ultrasecreto y palpitante

Un lujoso hotel en Oslo que marca la diferencia buscando inspirar y sorprender a huéspedes adinerados que quieren pasar desapercibidos.

Isabel Chuecos-Ruiz. 02/03/2023
Foto cortesía de The Thief

No hace mucho, en Oslo caminando al azar por el barrio de Tjuvholmen, me topé con un extravagante hotel, uno de esos lugares que gozan de prestigio y que en ocasiones te dejan sin palabras. Soplaba un poco de viento y hacía mucho frío (-12ºC) y una luz atrayente iluminaba las calles peatonales entre los canales. Y allí, en medio de aquel escenario, The Thief apareció como lo que es, la joya de la corona de los hoteles boutique noruegos. Lo hizo proyectándose en el fiordo el reflejo de la fachada de vidrio, translúcida y hermética a la vez, que permitía adivinar lo que allí podía esconderse.

Sobre la fachada golpeaba tímidamente un sol como gastado que atravesaba las ventanas y se colaba en las habitaciones haciendo círculos de luz en todas direcciones. A paso lento entré en el hall y durante medio minuto más o menos di una vuelta 360 grados sobre mí misma para ubicarme. Un silencio inesperado me dejó perpleja por la singularidad del lugar. Allí todo era vidrio, granito y oro,  y todo parecía estar en su lugar. Tuve la impresión de estar en una sala de arte.

Ultrasecreto y palpitante son las dos palabras que han quedado resonando extrañamente en mi mente tras la visita a The Thief, un fascinante escondite que te ofrece algo más que un espacio donde evadirte de la rutina. The Thief es un hotel con alma, íntimo, vanguardista y elegante cuya exclusividad lo ha convertido en refugio de muchos famosos que buscan confort, discreción y lujo en equilibrio perfecto.

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Foto cortesía de The Thief

Una ubicación perfecta

El barrio de Tjuvholmen (traducido como “isla de los ladrones”) era en el siglo XVIII un enclave especial. Allí se escondían los criminales y contrabandistas que frecuentaban el paseo marítimo de Aker Brygge, uno de los distritos más populares del Nuevo Oslo. Un barrio de edificios modernos donde The Thief encaja armoniosamente.

De hecho, el distrito es conocido por su galerías de arte y museos como el Astrup Fearnley diseñado por el arquitecto Renzo Piano. Destacable también su estratégica ubicación, a tan solo 10 minutos del centro neurálgico y a 5 minutos del muelle Radhusbrygga de donde salen los ferrys.

Un hotel de lujo muy especial

En The Thief entras en un universo de buen gusto, meticuloso hasta en el último detalle y alejado de lo superfluo. Y es que cumple con todos los requisitos de un hotel de lujo con un concepto distinto que Robert Hollan, General Manager nos explica muy bien. La conversación va de cómo entiende él la constante evolución del concepto lujo, tan vinculada a lo exclusivo y alejado del populus, y cómo consiguen que este hotel sea tan especial. 

Robert Hollan, un gentleman por los cuatro costados, tomó el relevo de Dominic Gorham, ex gerente del hotel (ahora en Sommerro). Un hombre culto y de modales exquisitos al frente de la dirección de un hotel único y exclusivo. Le pregunto famosos que suelen visitar el hotel y a juzgar por su ex­presión, no puede darme nombres.

Innovación y creatividad

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Foto cortesía de The Thief

Inaugurado en 2013, desde entonces se ha ganado una reputación intachable por su innovación y creatividad. Recoge una colección de arte moderno original ​​que se encargó de seleccionar personalmente Sune Nordgren, ex-directora del Museo Nacional de Arte de Noruega. En ella se incluyen obras de artistas como Cindy Sherman y Andy Warhol que presiden varias de las salas; o Richard Prince, cuya pieza ‘El ladrón de caballos’ preside el hall.

También hay videoarte de Julian Opie en el ascensor y las 116 habitaciones tienen obras de Richard Prince, Tony Craig o Albert Merz, por citar algunos de los autores más destacables. Además, el ático de 160 metros cuadrados cuenta con obras de arte originales del artista pop británico Peter Blake. 

La decoración se funde con el arte en The Thief

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Foto cortesía de The Thief

El hotel es un proyecto estudiado por el galardonado estudio Mellbye Architects. Las habitaciones se distribuyen en nueve plantas con 116 elegantes habitaciones y 6 suites premium con impresionantes vistas sobre el fiordo.

Diseño y detalles interminables fluyen por todo el hotel destacando un lujo refinado sin estridencias que no trata de impresionar sino de hacerte sentir. Así, todos los muebles de las habitaciones han sido cuidadosamente seleccionados y son de diseñadores nacionales o internacionales. Sus texturas, formas geométricas y una paleta de tonos tierra con toques de color intenso aportan cierta complejidad a los espacios.

De hecho, el juego de contrastes de la célebre diseñadora de interiores Anemone Wille Våge propone una combinación sofisticada de muebles con obras de arte. Por ejemplo, una pintura de Damien Hirst da la bienvenida a los invitados en el Foodbar, mientras que las fotos de la Reina de Noruega cuelgan junto a las obras de Sir Peter Blake, Jeff Koons y Richard Price. 

Obras artísticas que superan los 3 millones de euros

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Foto cortesía de The Thief

The Thief es un hotel de Nordic Choice Hotel una de las cadenas hoteleras más grandes de Escandinavia cuyo propietario es Petter Stordalen multimillonario y promotor inmobiliario “con mentalidad filantrópica”. Él es dueño de 170 hoteles que han redefinido la escena hotelera de lujo en la capital noruega. Con este hotel quería hacer “algo realmente diferente en Oslo”, un lugar perfecto para los amantes del arte y la cultura. Se estima que el valor de las piezas de arte en el hotel es de más de 3 millones de euros.

Petter A Stordalen es además un apasionado activista medioambiental por lo que desde la apertura en 2013 su obsesión fue plantear soluciones energéticamente eficientes para reducir el consumo de energía y de agua. Los cimientos del hotel se construyeron sobre arrecifes artificiales centrándose en mejorar la calidad del agua del fiordo.

Un hotel incomparable

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Foto cortesía de The Thief

Cuando entras en The Thief el mundo exterior deja de existir y una energía caprichosa, una especie de invisibilidad que “sin querer” te envuelve en un lujo efervescente. Un punto privilegiado de observación desde cualquiera de sus ventanas con perspectivas sobre el fiordo.

No cabe duda de que este hotel, alejado de miradas indiscretas, consigue un efecto fulminante en tus sentidos. Un hotel inesperado, caprichoso donde descifrar o imaginar. Un hotel soñado, virtual e inexistente para los mortales. La magia no parecía estar muy lejos. No hay, hasta ahora, ningún hotel comparable a este. Ninguno.

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