Foto: Dior
No es la primera vez que hablamos en estas páginas de bolsos icónicos. Hoy ponemos el foco en una de las piezas más emblemáticas del lujo internacional y un auténtico mito de la maison francesa, Dior. Desde su lanzamiento en 1996, el Lady Dior se reedita cada temporada transformándose sin perder un ápice de identidad. Entre sus versiones más especiales se encuentran las de la iniciativa #LadyDiorArt, una propuesta creativa en la que personalidades relacionadas con el arte ilustran a su antojo esta mítico accesorio atemporal.
Este año se celebra la quinta edición de este proyecto en el que un total de diez artistas reconocidos internacionalmente han creado sus versiones más íntimas y personales del Lady Dior. Desde Judy Chicago a Claire Tabouret pasando por Song Dong, Gisela Colon o Bharti Kher, los bolsos se convierten en obras de arte con un importante código personal.
El Lady Dior, tal y como explican desde la firma «encierra todos los códigos de la marroquinería Dior«. De forma cuadrada con dos reconocibles asas redondeadas, está elaborado en napa de cordero pespunteada con el emblemático motivo ‘cannage‘. Se trata de un estampado inspirado en las sillas Luis XV que se utilizaban en los desfiles de Christian Dior en 1947. Las letras de la marca Dior cuelgan de uno de sus laterales, pudiendo incluir una bandolera ancha que le ofrece un estilo más moderno a quien lo lleva.
Su historia está íntimamente relacionada con su nombre, ya que se debe a una de las personalidades que lo convirtieron en leyenda: Lady Di. La entonces princesa de Gales acudió en septiembre de 1995 a una exposición de Paul Cezanne en el Grand Palais de París que patrocinaban conjuntamente LVMH y Christian Dior.
Como reconocimiento a su asistencia, la esposa del presidente francés, Bernadette Chirac, obsequió a Diana con un bolso especialmente reeditado para ella por la maison francesa. Una pieza de mano elaborada en piel con el clásico entramado de rejilla (cannage) y unos elegantes charms que colgaban de una de sus asas con las letras de la firma.
Lady Di no solo quedó encantada con el regalo, sino que lo lució en varias ocasiones, convirtiéndolo en mito. Por ejemplo, la princesa lo llevó en su visita a un hospital infantil en Birmingham y a su llegada a Argentina en un viaje oficial ese mismo año, entre otros. No obstante, la pieza no llegó a las tiendas hasta el año siguiente, en 1996, cuando la maison pidió expreso permiso a la princesa de Gales para bautizarlo oficialmente como ‘Lady Dior’.
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