Los diamantes sintéticos, ¿riesgo u ocasión?
El precio de un diamante artificial puede alcanzar los 5.000 euros.
Para un químico, un diamante es un compuesto de carbono, para la mayoría de nosotros es un bien muy preciado símbolo de estatus y lujo. Cuando una persona compra un diamante no sólo adquiere un objeto valioso sino un bien lleno de historia. Una historia que comenzó en lo más profundo de la Tierra (se forman entre 120-200 kms o 75-120 millas debajo de su superficie) y hace miles de millones de años (la primera entrega de diamantes fue en alguna parte hace alrededor 2.5 mil millones años y el más reciente fue hace 45 millones de años).
El comercio en torno a los diamantes no siempre es un proceso legal. Todos hemos oído hablar de los “diamantes de sangre” y es que los diamantes cada vez más son un objeto de lujo escaso. Actualmente nos encontramos ante una situación complicada, las minas de diamantes están bajo mínimos y la demanda de diamantes como valor alternativo frente a otras inversiones ha crecido significativamente.
Todo este escenario no ha hecho sino disparar la producción de diamantes sintéticos que se comercializan actualmente en el mercado. La estimación de producción de diamantes artificiales en un año es de más de 3.000 millones de quilates, es decir se fabrican 600 toneladas de diamantes artificiales. Esta producción es superior a las 26 toneladas de diamantes naturales que se extraen anualmente de los yacimientos mineros. Y esto no ha hecho más que empezar.
La idea de reproducir diamantes surge a finales del siglo XIX que es cuando comienzan las primeras pruebas químicas para lograr imitar la forma cristalina del diamante pero no fue hasta el año 1953 cuando se logró la primera sintetización artificial del diamante por parte de Baltzar Von Platen, un inventor sueco y Anders Kämpe, un ingeniero civil. En los años 90, el diamante artificial se introdujo en el sector de la joyería y ahora parecen estar en todas partes.
Marcas tan conocidas como Cartier, Bulgari, Chopard, Tiffany & Co. … están al acecho para tratar de evitar la confusión de las piedras. Y es que aunque aparentemente las piedras del diamante sintético son mucho más pequeñas que las del natural, y muestran ligeras imperfecciones que limitan las propiedades de estos diamantes, la perfección en el proceso de fabricación de los sintéticos es cada vez mayor y parece que actualmente sólo pueden distinguirse con sofisticados equipos.
La mayor compañía de diamantes del mundo, De Beers ha sido el primero en ver en esta amenaza una oportunidad y se ha metido en el negocio de los diamantes sintéticos. Las ventajas del diamante sintético son fundamentalmente económicas, mientras que el valor de un diamante artificial puede alcanzar los 5.000€, una piedra preciosa de excepcional calidad puede superar los 60 millones de euros.Los diamante sintéticos son también más ecológicos y menos agresivos contra la naturaleza, y además se pueden fabricar sin límite lo que podría por otro lado restar valor.
La discusión está en el aire, ¿amenaza u oportunidad? La propia belleza del diamante y su historia hace que cada pieza sea única e irrepetible y eso será difícil de reproducir.
