Hace cinco años salía a la luz el secreto mejor guardado de Meghan Markle: su vestido de novia. La duquesa de Sussex se daba el «sí quiero» con el príncipe Harry enfundada en un sencillo y elegante diseño de Givenchy. Aunque en todo este tiempo se ha hablado largo y tendido sobre el diseño, todavía existen algunos secretos que su diseñara se ha guardado, hasta ahora.
En una entrevista para Vanity Fair, Clare Waight Keller ha recordado cómo fue su trabajo para Meghan Markle. En aquel entonces la diseñadora era directora creativa de Givenchy y la duquesa de Sussex la escogió para crear su vestido de novia.
En total fueron cinco meses de comunicación en secreto y 3.900 horas de trabajo que dieron como resultado uno de los vestidos de novia más recordados. Un vestido que, según ha revelado la diseñadora, estaba inspirada en el Hollywood clásico y, en concreto, en el vestido de novia de Givenchy que aparece en la película Funny Face de 1957 . «Ella siempre había amado a Audrey Hepburn», cuenta Clare Waight Keller.
El resultado fue un elegante vestido de escote barco y manga francesa, confeccionado en seda cady de acabado mate, que terminaba con una cola en triple capa de seda de organza. Un diseño que, además, guardaba un secreto en su interior. Y es que Meghan Markle no quiso olvidar la tradición de llevar algo azul en su boda, y Clare Waight Keller le hizo un recuerdo especial que enamoró a los Sussex.
“Básicamente lo cosimos en el dobladillo del vestido de novia, así que ella era la única que sabía que estaba allí. Era un pequeño retal de cuadros azules”. Sin embargo, no se trataba de un retal cualquiera, sino un recorte del vestido que Meghan Markle lució en su primera cita con el príncipe Harry. «Era el recuerdo personal perfecto que estaba escondido en secreto dentro del vestido», cuenta.
Sin embargo, no solo Meghan y Harry se quedaron impresionados con el acabado del vestido. Y es que según cuenta la diseñadora, Carlos III le felicitó personalmente por el trabajo y el velo que había diseñado para la novia, inspirado en los países de la Commonwealth.
«El rey Carlos estaba simplemente asombrado por el vestido y el bordado del velo. Me preguntó sobre ello mientras esperábamos dentro de la nave», dice Waight Keller. «De hecho, estaba muy interesado en los diferentes motivos y representaciones florales».
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