¿Influir es sinónimo de éxito?
Los influencers se creen con la verdad absoluta, pero deben mirarse y preguntarse: ¿Soy capaz de identificar la verdad, la belleza y la bondad?
Capacidad de influir no es sinónimo de auténtico éxito. La influencia logra modificar comportamientos, pero esto no significa que estos sean verdaderos, buenos y bellos. Podemos ser muy virales tanto online como offline, pero ese éxito puede ser un verdadero fracaso.
Hace tiempo dediqué un post a la paradoja de cómo fracasar de éxito en la moda. Realidad mucho más frecuente de lo que nos imaginamos. Es más, me atrevo a afirmar que nos encontramos en una espiral de vacío intelectual tan grande que no somos conscientes de ello.
Esta semana, la autora del blog Con M de Moda me pedía opinión sobre la propuesta de un conocido blogger en un programa televisivo de éxito. Le respondí lo que pensaba, que habitualmente los revueltos estéticos son fruto del revuelto de ideas que tenemos en la cabeza.
Yo solamente tengo un objetivo en la moda: llenarla de ideas. Llenar de ideas las cabeza de los que diseñan, de los que la visten y la comunican. Porque creo en la belleza, en sus efectos benéficos para nuestra vida y que estamos llamados a ella.
De todos es conocida la frase “el contenido es el rey”, pues hemos de lograr que también sea una realidad en la moda. El consumidor es cada vez más selecto, más inteligente. Ha cultivado un olfato que le hace descubrir rápidamente lo que huele a ‘tomadura de pelo’. Y nosotros, los medios, también es hora de que nos decidamos a romper el saque.
Nada de buscar el éxito en ‘profecías autocumplidas’ para hacer triunfar las tendencias sólo por el hecho de afirmar que lo han sido y lo son. Esta realidad ha sido muy bien descrita por Barthes (1967): “Confusión audaz entre el pasado y el futuro, entre lo que se decidió y lo que está por llegar: una moda se registra en el momento mismo en que se anuncia, en el momento mismo en que se dicta”.
Por su parte, Erner (2010) afirma que “en esta materia también, las pruebas reducen la importancia de la verdad: las tendencias no requieren demostración alguna, sino maestros y maestras”. Este autor avala las ideas que he descrito el principio: la influencia logra modificar comportamientos, pero esto no significa que estos sean verdaderos, buenos y bellos.
Los influencers, a los que me he referido en post anteriores, son los ‘maestros y maestras’, como los denomina Erner, que asumen el papel de árbitros de la verdad, así como el poder para decidir la belleza, la bondad de las creaciones y el tiempo que estarán vigentes.
Conclusión: Como colofón quiero recordar a los ‘maestros y maestras’ de las tendencias -entre los que podemos definir a los bloggers, celebrities, estilistas, diseñadores, creativos-, que estar en lo más alto no les da derecho a todo. Por el simple hecho de ocupar una posición que les permite difundir tendencias, no son los amos de la verdad, ni de la belleza, ni de lo bueno. Por eso, cada uno de estos maestros ha de mirar dentro de sí y preguntarse: ¿Soy capaz de identificar la verdad, la belleza y la bondad? Porque nadie da lo que no tiene.
* Refenrencias:
- Barthes, R. (2003). ‘El sistema de la moda’. Barcelona: Paidós.
- Erner, G. (2010). ‘Sociología de las tendencias’. Barcelona: Gustavo Gili.