¿Por qué sale fuera la ropa interior?
Es mejor ser reconocido por lo que llevas en el alma que por lo que llevas en el cuerpo (Kennet Cool).
Muchas cosas se podrían decir sobre el tema que me voy a ocupar hoy, pero solo me detendré en algunas. Es curioso, grandes hitos de la historia han quedado marcados por el símbolo de ropa interior que sale al exterior. Por ejemplo, la Revolución Francesa es identificada por los sans-culottes, maestros y artesanos que despojados de las calzas pretendían imponer ceñidos pantalones largos.
Como consecuencia, las doncellas de aire aristocrático, principales protagonistas de sus persecuciones callejeras, también se vieron obligadas a alargar sus camisas y buscar pantalones protectores atados con ligas para defenderse de las palizas de los sans-coulottes. Los pantalones fueron muy útiles en los primeros años de la Revolución Francesa, el pánico de las damas dio lugar a una floreciente industria de calzones y pololos (Gavarrón, 1997).
Otra gran revolución, mayo del 68 ha quedado simbolizada por la minifalda. Courrèges y Mary Quant crearon una prenda imagen de desenvoltura, desfachatez, ligereza, comodidad y sobre todo ruptura con el orden cultural establecido hasta el momento.
En España tenemos el caso de como el corsé salvó la vida de Isabel II en un atentado. En la imagen podemos ver el corsé que llevaba la Reina el 2 de febrero de 1852 en el que se aprecian los restos de sangre del atentado que sufrió cuando el cura Martín Merino intentó clavarle un estilete. Las ballenas delcorséprotegieron a Isabel II.
En último término la ropa nos define -interior o exterior- nos hace visibles y transmisores de ideas. En cierta ocasión leí que “El estilo es el modo de decir quién eres sin tener que hablar”. Miguel Ángel Abad en su artículo titulado “Sin identidad, no hay eficacia” describe algunos indicadores del valor identitario de las marcas y sus consecuencias económicas. Yo me aventuro a decir algo más, sin identidad no hay supervivencia. Sin una identidad clara, llega la muerte. La ropa transmite una identidad, permite expresar lo que somos y en lo que creemos.
Recientemente, Pilar García de la Granja comentaba -en otro artículo en The Luxonomist– que las marcas apuestan por la sensualidad como clave del éxito. Bajo mi punto de vista, esto muestra otra revolución, la revolución del consumo, donde ya no se consumen productos, sino experiencias.
Por su parte, Dori Toribio escribió sobre una genial frase de Kennet Cool:Es mejor ser reconocido por lo que llevas en el alma que por lo que llevas en el cuerpo. ¡Genial! ¿no? Y yo pregunto ¿Dónde está nuestra identidad? ¿En la ropa interior? ¿Son las marcas, el soporte de las ideas y las nuevas filosofías?
Lo que sí está claro es que el desarrollo de la industria textil en España, como en tiempos de la Revolución Francesa está teniendo protagonismo en el crecimiento nacional. Los datos ofrecidos por el Ministerio de Industria, Energía y Turismo en abril de 2016, indican que está por encima de la media nacional de producción, y las exportaciones e importaciones ocupan el sexto y quinto lugar respectivamente. Siendo España el tercer país a nivel mundial en el ranking de marcas en el exterior.
Personalmente, no pierdo la esperanza de llenar de contenido el consumo de la moda y estilo de vida. Y me uno al mensaje de Kennet Cool, es mejor ser reconocido por lo que llevas en el alma que por lo que llevas en el cuerpo.
¿Por qué sale fuera la ropa interior?
Porque escasea la vida interior y la vida intelectual, y en consecuencia lo único interior que ha quedado para mostrar es la ropa y la sensualidad que la ropa representa.
Referencias:
– Gavarrón, L. (1997). Piel de ángel (Tercera). Barcelona: Tusquets Editores.