A priori podemos pensar que los diamantes son un bien suntuario, de lujo; algo que no necesitamos para vivir y que por tanto podrían verse negativamente afectados por una crisis pandémica o mundial. Pues bien, las circunstancias nos han demostrado que estas piedras preciosas son una de las mejores inversiones posibles.
Durante los peores meses del confinamiento, las subastas de diamantes a nivel mundial crecieron estableciendo récords nunca vistos. Todo comenzó cuando las personas más ricas del mundo empezaron a invertir desde sus casas en diamantes y alta joyería, adquiriendo todo lo que pudieron en dichas subastas. Después, quizás por el ya denominado “revenge shopping” o consumo a modo de revancha (por el que los consumidores buscan productos de lujo que puedan usar, que no pierdan su valor y que pasen de generación en generación), la demanda de diamantes se ha mantenido boyante. Y con ella, por supuesto, las ventas de grandes empresas nacionales e internacionales, como Nicols o Tiffany respectivamente. Éstas han convertido a esta piedra preciosa en una excepción en el mercado del lujo.
Por todo ello, el año 2020 fue mucho mejor de lo esperado. Y según Antwerp World Diamond Center (AWDC), la organización que agrupa a los profesionales del diamante en Amberes (Bélgica), la tendencia parece que ha llegado para quedarse. De hecho, afirman que el valor de los diamantes no solo crecerá por una mayor demanda; sino también porque los tiempos de procesamiento de los diamantes en bruto se han alargado.
A este fértil caldo de cultivo se le añade una importante subida de los precios para los próximos años. Así lo asegura la empresa minera pública rusa Alrosa, debido a factores como «el fuerte impulso en la demanda de joyería con diamantes a nivel internacional» y el déficit en la oferta de piedras en bruto.
En los primeros nueve meses de 2021 los precios de los diamantes pulidos ya se ha elevado en más del 10%. Entre otras cosas, porque las empresas mineras redujeron la oferta de diamantes en bruto en más de un 20% durante el año pasado; debido a los cierres de minas y en especial a la australiana de Argyle, cuyos diamantes representan el 10% de la producción mundial.
Siempre se ha dicho que invertir en joyas y piedras preciosas es una gran inversión, pero es ahora lo es más que nunca. Y es que las ventas mundiales de joyas de diamantes para 2021 podrían aumentar hasta un 23% interanual, superando potencialmente los 90.000 millones de dólares.
La demanda de joyería en EE.UU (que representa el 45% de las ventas a nivel mundial), aumentó un 50% en los primeros nueve meses de 2021 con respecto a 2019. En China, que consume el 20% de las ventas globales, la demanda creció un 10%; consolidando a la joyería de diamantes como uno de los bienes con mayor capacidad de crecimiento entre la clase media para los próximos años. Además, según las previsiones de Alrosa: “La demanda seguirá superando la oferta incluso en la segunda mitad de la década de 2030”. Por lo que estamos en el momento perfecto para invertir y disfrutar de los diamantes y la joyería.
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