El mundo de la moda en el año 2022 ha vivido relevantes cambios ligados a nombres propios de excepción. Pero ha sido también un ejercicio en el que algunas de las casas más relevantes del planeta y grupos textiles han tenido que adaptarse a unos tiempos convulsos. Situaciones inesperadas, agotamiento de modelos, compra de negocios e incluso severas polémicas.
En estos doce meses, personalidades del mundo de la moda como Alessandro Michele, Marta Ortega, Demna Gvasalia, Antoine Arnault, Tom Ford, Virgil Abloh y Kanye West han sido noticia por motivos bien diferentes.
El creativo Alessandro Michele hizo historia en Gucci hasta finales del pasado noviembre. Ocho años al frente de la filial de Kering que llegaron a su fin al no alcanzar los objetivos económicos previstos y por desavenencias con la dirección.
El italiano reconocía en su despedida ese legado y por supuesto la tristeza que le provocaba su marcha de Gucci. «Una empresa a la que he dedicado incansablemente todo mi amor y pasión creativa».
La hija de Amancio Ortega asumió el pasado abril la presidencia no ejecutiva de Inditex tras la salida de Pablo Isla. Marta Ortega se ponía al frente de la mayor empresa de España y uno de los principales grupos de distribución de moda del planeta.
Ha asumido el reto con ilusión y responsabilidad, como bien comunicaba a todos los trabajadores de la empresa a través de una carta. Desde entonces, trimestre a trimestre, Inditex ha encajado el golpe de la guerra de Ucrania y las derivadas de la crisis económica con unas cuentas históricas.
A principios de enero, en la Semana de la Moda de París, Louis Vuitton presentó la última colección de Virgil Abloh, fallecido un par de meses antes. Un desfile que supuso una fusión entre alta costura y streetwear.
Pero que sobre todo demostró que el legado creativo de este genio de la costura se recordará durante mucho tiempo. A pesar de su ausencia, su espíritu estuvo presente en cada uno de los diseños que dejó preparados antes de su marcha, víctima de un cáncer a los 41 años.
Estée Lauder completaba hace unas semanas su llegada al mundo de la moda de lujo con la compra de Tom Ford. Una operación que, más allá de las cifras, es un aviso muy relevante para los grandes conglomerados de firmas de lujo. La esencia de Estée Lauder es la cosmética, pero ahora también la moda premium.
El acuerdo de compra valoraba la totalidad de la empresa en 2.800 millones de dólares, aunque el monto a pagar por Estée Lauder es de aproximadamente 2.300 millones. Tom Ford, fundador y director ejecutivo de la empresa, continuará sirviendo como el visionario creativo de la marca al menos hasta finales de 2023.
Christian Dior nombraba a Antoine Arnault como CEO dentro del plan de LVMH para gestionar una transición tranquila del legado de Bernard Arnault. A sus 45 años, el hijo del presidente del grupo asume nuevas competencias dentro del plan marcado en LVMH para que los hijos de éste asuman la dirección plena del grupo y sus filiales.
La intención de Bernard Arnault, que ahora tiene 73 años, es ir cediendo la dirección de las marcas y el grupo a sus cinco hijos: Delphine, Antoine, Alexandre, Frédéric y Jean.
Los comentarios racistas y antisemitas de Kanye West provocaron una desbandada generalizada de las marcas de moda que le apoyaban desde hace años. Balenciaga fue la primera empresa en no tolerar sus declaraciones, a pesar de trabajar estrechamente con él e incluso hacerle desfilar en París tras el verano.Gap o adidas siguieron el ejemplo dejando muy tocadas las finanzas del artista y por los suelos su cuestionado talento creativo. Sólo para adidas, el daño ronda los 250 millones de euros en el resultado neto de la compañía en 2022.
Balenciaga traspasó todas las líneas rojas con su última campaña publicitaria. Unas instantáneas que formban parte de la colección primavera/verano 2023 en las que se mezclaban menores con elementos sadomasoquistas y pornografía infantil. Un grave error que desde la marca trataron de rectificar pidiendo perdón públicamente y retirando la campaña.
Formaba parte del proyecto Toy Stories de Balenciaga. Una campaña fotografiada por Gabriele Galimberti, que pretendía promocionar una serie de objetos de la firma para el hogar. Así, fotografiaron a varios niños sosteniendo muñecos de peluche y vestidos con prendas y accesorios asociados al sadomasoquismo.
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