80 años rehabilitando alcohólicos dentro y fuera de las pantallas
El programa de Alcohólicos Anónimos, que este mes cumple 80 años, es utilizado por más del 90% de los centros de rehabilitación del mundo entero.
El alcoholismo es una enfermedad reconocida por la OMS cuya recuperación es posible pero conlleva una altísima dosis de esfuerzo y voluntad. El programa de Alcohólicos Anónimos, que este mes cumple 80 años, es utilizado por más del 90% de los centros de rehabilitación del mundo entero.
Hace 80 años un corredor de bolsa de Nueva York y un cirujano de Ohio se reunían en Akron (Ohio) con poco más en común que su condición de adictos al alcohol. Mientras que el primero llevaba 6 meses sobrio, para el segundo ese 10 de junio de 1935 se convertiría, como pudo saber más adelante, en el día en el que tomaría su última gota de alcohol. En tan solo 6 meses de abstinencia el neoyorkino había apreciado cómo sus deseos de beber eran menos intensos cuando se proponía la tarea de ayudar a otros adictos a mantenerse alejados del alcohol.
Se fundaba así el primer grupo de la comunidad de Alcohólicos Anónimos que a día de hoy cuenta con 115.326 grupos (más de 2 millones de miembros) arraigados en 175 países alrededor del mundo y que, celebrando sus 80 años de existencia este mes, sigue fiel a su filosofía programática: mantener la abstinencia del alcohol en personas para quienes el consumo había vuelto sus vidas ingobernables y ayudar a otros alcohólicos a alcanzarla. La Organización Mundial de la Salud calcula que cada año se producen más de 3,3 millones muertes asociadas al alcohol, lo que representa casi el 6% del total de fallecimientos en el mundo y apoya la visión del alcoholismo como enfermedad física y mental.
Normalmente, hasta llegar a Alcohólicos Anónimos una persona ha necesitado tocar fondo, ha sufrido intensamente y ha trucando sus expectativas de vida. Sólo en ese momento, después de años de angustias y pérdidas, uno consigue reunir las pruebas de realidad definitivas como para convencerse de los efectos perniciosos que para él conlleva el alcohol y la la fuerza de voluntad suficiente como para dejar de beber. En Alcohólicos Anónimos se valora la familia y se valora al tejido de apoyo social que rodea a la persona pero depositan sobre ello ninguna responsabilidad pues saben bien que el alcohólico se rehabilita gracias a sí mismo en exclusiva y que con todo lo demás no siempre se puede ni se debe contar.
Cuando llegan a los grupos de Alcohólicos Anónimos, hay personas que ya lo han perdido ya todo. Por eso el mensaje que ellos propongan es claro: todo el mundo puede recuperarse con esfuerzo diario y fuerza de voluntad. En Alcohólicos Anónimos se mira hacia el pasado para aprender de él, para compartir esas experiencias que hacen que uno tenga muy claro qué es aquello por lo que no quiere volver a pasar; y se mira al pasado como referencia para cumplir años de abstinencia. Pero el objetivo está aquí y ahora, el objetivo inmediato es el día a día: “hoy no voy a beber”. Uno no puedo proyectarse sobre el futuro a largo plazo porque resulta tan abrumador como incapacitante. Las 24 horas sin tomar la primera copa son precisamente las que te protegen de la segunda, y de la tercera, y de todas las torturas que las acompañan irremediablemente.
De origen cristiano, Alcohólicos Anónimos se ha desmarcado siempre de cualquier otro posible grupo ideológico, entidad u organización y enfatizan siempre su carácter auto mantenido. Tanto en su narrativa como en su filosofía los 12 Pasos originales de Alcohólicos Anónimos vienen muy impregnados de la moral cristina en la que surgen pero, analizados de cerca, representan un aprendizaje universal para la vida. Una vez superado el primero de los pasos y reconocido el poderoso lugar que el alcohol ocupaba en la vida de la persona, el resto de pasos promueven la asunción madura de responsabilidades, la coherencia en la ejecución de las mismas, el auto conocimiento, la consideración del otro, el respeto de los límites que toda vida social implica, la toma de decisiones guiada a conciencia y, en consecuencia, el seguimiento de un proyecto de vida coherente con el descubrimiento de todos estos principios.
La dinámica no tiene más secretos que los se despiertan en los intercambios empáticos que el propio grupo genera. “Mi nombre es Doug y soy un alcohólico”. Así se presenta el personaje de ‘House of Card’s’ en una de estas reuniones. Unas cuantas vidas anónimas se encuentran regularmente para compartir sus experiencias, expresar sus emociones y relatar sus logros.
Si bien la ayuda terapéutica profesional suele ser esencial y suele llevarse a cabo en paralelo en el proceso de rehabilitación, en los grupos de Alcohólicos Anónimos se prioriza el encuentro entre iguales y se considera igual a todo el que comparte la lacra de esta enfermedad. Además del grupo, cada miembro cuenta con un sponsor o padrino a quien recurrir en cualquier momento del día o de la noche en caso de sentirse vulnerablemente expuesto a la adicción. El padrino no es responsable de lo que a su apadrinado le ocurra pero siempre está disponible para empoderarle cuando las fuerzas flojean y para transmitirle la seguridad necesaria para resistir, 24 horas más, a esa primera copa.
Numerosísimas películas y series de televisión han retratado de manera bien fidedigna el desarrollo de una reunión prototípica de un grupo de Alcohólicos Anónimos. Desde la cómica ‘Malcom in the middle’ (Fox) hasta la icónica ‘The West Wing’ (NBC) pasando por series tan reconocidas como ‘The Soprano’ (HBO), la premiadísima y recientemente finalizada ‘Mad Men’ (AMC) en la que la problemática de la adicción al alcohol se expone con crudeza o, actualmente en emisión, la exitosa serie de Netflix ‘House of Cards’. Los miembros de Alcohólicos Anónimos agradecen muy a menudo públicamente el esfuerzo de los medios de comunicación en la difusión de su filosofía y de sus éxitos en la rehabilitación de la adicción al alcohol.
Pese a su carácter anónimo, son muchos los famosos que han confesado su adicción al alcohol y se han rehabilitado o siguen tratando de hacerlo en programas como el de Alcohólicos Anónimos o como el 90% de programas de rehabilitación en todo el mundo que coinciden en articular su intervención de acuerdo a los 12 pasos de Alcohólicos Anónimos: Charlie Sheen, Drew Barrimore, Lindsay Lohan, Robert Downey Jr., Mel Gibson y David Hasselhoff son algunos de los casos más sonados y personalmente reconocidos.
Y, como aprendizaje de vida, el proceso es continuo y nunca se alcanza un punto y final. La rehabilitación es un estilo de vida, un pulso continuo a lo largo de toda una trayectoria vital en la que un ciclo de 24 horas le cede naturalmente el testigo al siguiente. Un día más. Un éxito más en la lucha contra la enfermedad del alcoholismo.
Según la organización de Alcohólicos Anónimos afirma en su web: “Rara vez se ha visto fracasar a una persona que haya seguido cuidadosamente el Programa de Recuperación de Alcohólicos Anónimos. Los que no se recuperan son aquellas personas que no pueden o no quieren entregarse totalmente a este sencillo Programa”. Por su carácter de eterna continuidad, por su visión unitaria del alcoholismo y por su rigidez en el seguimiento de un único camino posible para la rehabilitación, a Alcohólicos Anónimos no le faltan detractores.
Existen, además pocos datos estadístico fiables acerca de la eficacia de este y otros programas terapéuticos para la rehabilitación del alcohol y otras adicciones. No soy yo partidaria de desterrar con argumentos igualmente rígidos un recurso terapéutico de cuya eficacia he podido ser testigo, si bien es cierto que tampoco es justa la censura de otros métodos que también han demostrado ser eficaces en un porcentaje de casos significativos, por el mero hecho de seguir una filosofía y un método distintos al de los 12 Pasos.