La festividad de Halloween ha dejado de ser patrimonio de los americanos para formar parte de las celebraciones de muchos otros países del mundo. En España lo celebramos desde hace ya muchos años, y además hemos importado todos los elementos que caracterizan a tan singular fiesta, siempre basada en el miedo.
Entre ellos no podían faltar las películas de terror, un clásico de Halloween que conquista a todo un público de forofos que cada año celebrará con gusto una buena novedad. El género de terror en nuestros días se encuentra muy presente también en las plataformas de contenidos, y por tanto se ha trasladado a las series. Esto las convierte en algo muy accesible para cualquier tipo de público. Por ello, como adultos y, sobre todo como padres, nos deberíamos cuestionar lo siguiente: ¿qué sucede si nuestros hijos ven películas de miedo?, ¿cómo les afectan las películas de terror a los niños?
El cine de terror ha existido desde siempre. Lo que ha ido variando ha sido la temática, que es muy amplia, y que lógicamente ha estado influida tanto por las modas como por las posibilidades técnicas de los efectos especiales.
Siendo su primer y más obvio objetivo el causar miedo y sentimientos de incomodidad u horror, la evolución del cine de terror como género ha ido al paso de las demandas de un público cada vez más exigente. Así, lo que en un inicio pudo causar el espanto social de la época, hoy en día podría considerarse un género casi cómico y que se puede parodiar fácilmente.
En este sentido, y como tantas otras cosas, el miedo y el temor tienen mucho de sentimientos subjetivos. A cada cuál le atemorizarán ciertas cosas, mientras que otras le dejarán indiferente. Traspolado a los niños, estos vivirán el miedo en función de su edad, y por tanto, el que las imágenes sean o no terroríficas tendrá mucho que ver con el modo en que sepan interpretarlas y separarlas de la realidad, sabiendo que, en el caso del cine, se trata de ficción.
Al margen de la temática, como género cinematográfico, todas las películas de miedo siempre tienen como característica común el buscar una respuesta emocional en la audiencia. Esta será siempre de carácter negativo: terror, pánico, ansiedad y cualquier sentimiento de enorme desasosiego e incomodidad en el espectador.
Los sentimientos de miedo y suspense pueden surgir de temas tan diversos como los mostrados a lo largo de toda la historia del cine de terror:
De todos estos subgéneros, el que más ha calado ha sido el conocido como el “Slasher”. Nacido en los años 80, marcó un antes y un después en la historia del cine de terror. Dentro de este tipo se encuentran las películas más icónicas de miedo como Pesadilla en Elm Street, Halloween o Viernes 13, y todas ellas comparten la trama del asesino de identidad desconocida que mata a un grupo de adolescentes.
Cuando son muy pequeños, los niños no entenderán las imágenes, sean del género que sean, y aunque puedan sentir miedo, este no tendrá que ver con personajes o con historias como las tramadas en las películas o en los dibujos animados. Hasta los tres años, su miedo estará más relacionado con estar solos, a los ruidos fuertes, o a las personas extrañas.
El miedo tal y como lo conocemos, ese que nos hace sentirnos amenazados en nuestra integridad física por terceras personas o por agentes externos a nosotros, no surgirá hasta los 4 ó 5 años, momento en que los pequeños podrán tener miedo a los animales, por ejemplo. A estos miedos se irán incorporando otros, como a los seres sobrenaturales o las fuerzas de la naturaleza.
A partir de los 7 u 8 años, sin embargo, los niños ya comprenden algunas cosas y podrán, por tanto, sentirse atemorizados viendo una película, al hacer su propia lectura de lo que vean en ella, sea o no realmente de miedo.
En resumen. La respuesta del miedo se podrá despertar en los niños incluso visionando películas o series “normales”, siempre que aparezca una imagen que a ellos les asuste. Esto da una idea de lo sensibles que son a lo que ven, y cómo pueden reaccionar ante una película de terror.
Exponer a los niños a las películas de terror que los adultos disfrutamos de ver en Halloween, por ejemplo, es una mala idea que puede tener consecuencias nefastas para él a corto y medio plazo.
Tengamos en cuenta que el miedo es una respuesta básica que tiene que ver con el instinto de supervivencia. En un pequeño ésta podría dispararse de forma incontrolada ante imágenes violentas que no sepa interpretar. Si en el adulto la respuesta ante la amenaza es de ataque, huida o paralización, en el niño también podría suceder cualquiera de las tres. Sin embargo, en ellos, esta imagen podría quedar estancada en su memoria, haciéndoles padecer un miedo patológico que se podría generalizar a distintas situaciones.
Como consecuencia de ver películas de terror el niño podría comenzar a padecer sintomatología ansiosa de distintas y variadas formas:
Si por casualidad tu hijo ha visto una película de miedo que le ha dejado aterrorizado y empieza a acusar síntomas, será muy importante hablar con él de lo que le está pasando.
Lo primero que debemos hacer como adultos es intentar calmarlo y hacerle sentir seguro y a salvo con nosotros. En el caso de los niños, el contacto físico de un abrazo, cogerles la mano o en nuestro regazo funcionará muy bien para tranquilizarlos.
A continuación, y siempre validando su miedo, que no deja de ser una emoción, deberemos hablar de ello con él, e ir poco a poco racionalizando lo que siente en relación a lo que ha visto y entendido de la película.
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