¿A quién no le ha pasado alguna vez encontrar alguna imagen ofensiva al estar realizando una búsqueda inocente en Google? Si nos ha pasado a nosotros como adultos y nos ha tocado la fibra sensible provocándonos repulsión o rechazo, imaginemos si esa imagen o vídeo la viera un niño. Uno de los peligros potenciales de Internet es el acceso a contenidos inapropiados y que puedan dañar su sensibilidad: visionar imágenes para las que no están preparados o leer cosas que puedan asustarlos o sugestionarlos ideológicamente son apenas unos ejemplos de lo que se pueden encontrar. Son muchas las amenazas existentes, pero que pueden controlarse en cierto modo tomando precauciones.
Dentro de los contenidos potencialmente dañinos para el niño, además de las imágenes pornográficas, encontramos otras fotografías o textos que pueden tener una carga ideológica inapropiada, como la xenofobia, el racismo y un largo etcétera de temáticas vinculadas a las conductas violentas.
Los niños comienzan a familiarizarse con el entorno de Internet a partir de los dos años y lo hacen generalmente a través de la tablet o del smartphone con el que su progenitor les permite jugar un poco y distraerse. Esta es una práctica natural que forma parte de su “evolución digital” y que debemos fomentar. Sin embargo, debemos procurar una evolución acorde a su experiencia de uso e intereses, ya que no es lo mismo el conocimiento de un niño de cuatro años que el de diez. En este sentido, los niños más mayores controlan cada vez mejor el manejo de Internet y por esta misma razón aumenta el riesgo de exposición a los peligros de Internet.
Sus primeros contactos con la Red necesitan una guía clara con explicaciones que incluyan un diálogo abierto sobre lo que es Internet. Habrá que contestar a todas sus preguntas y plantearle dificultades que le puedan surgir, dándole herramientas para resolverlas. Podremos ayudarle con estos consejos:
En estas edades Internet es para ellos una forma de juego muy motivante y estimuladora que podemos utilizar para negociar buenas conductas:
Cada padre debe poner sus propias normas de utilización y ser estricto. Asimismo se puede prohibir el acceso a Internet como medida de castigo a un mal comportamiento, siempre siguiendo las normas sanas para su aplicación: que el castigo sea contingente a la mala conducta, explicado y definido en su forma y duración. En cualquier caso sabiendo siempre que funciona mejor el premiar los buenos comportamientos que el sancionar los malos.
En este rango de edad los niños ya se encuentran plenamente familiarizados con el manejo de Internet. Si bien continúa siendo necesaria una supervisión, siendo realistas, esta dejará de ser tan presencial como antes, porque nos será imposible de controlarlos en todo momento. Tendremos que recurrir a alguna herramienta de seguridad con un nivel de protección intermedio y creando algunas restricciones de contenido y actividades permitidas. Podremos conseguirlo siguiendo estas pautas de control:
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